Capítulo 27: ¡Te extrañé mucho!

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"Así que aquí estas en pedazos, tratando de demostrarnos que es real, la suavidad de tu sonrisa y las mentiras que quieres sentir. Las escalas por debajo de la piel se están mostrando hoy".

  —Brand New Eyes, Paramore.

Me desperté sobresaltada y miré hacía mis lados

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Me desperté sobresaltada y miré hacía mis lados.

Aún seguía en la habitación, todo seguía igual. La puerta del baño abierta, el bolso contra el espaldar de la cama y el espejo hecho pedazos en el suelo, miré sorprendida el espejo y luego miré hacía mi mano, la cual solo vendé. Con mí otra mano sostenía la foto que estaba un poco mojada, supongo que por mis lágrimas.

Dejé la foto sobre mi almohada y luego me senté en mi cama, me pasé una mano por debajo de mis ojos para secar mis lágrimas y luego me puse una mano en la boca al sentir que iba a soltar un bostezo. Miré la habitación con recelo; hecha un desastre, pude notar que había pequeñas gotas de sangre en la alfombra y en el suelo, me pase dos dedos por debajo de la nariz para saber si aún seguía sangrando mi nariz, y por lo visto dejó de sangrar.  

Intenté levantarme mientras me apoyaba de la mesa de noche, en un desequilibrio sin querer tiré la lámpara al suelo y esta al caer al suelo se escuchó como se rompía el bombillo, apreté los dientes y cerré mis ojos fuertemente rezando que nadie haya escuchado eso o estaré muerta.

Me quedé con los ojos cerrados unos segundos, cuando no escuché ni un sonido, abrí un ojo poco a poco y luego el otro.

Bien.

Caminé hasta el baño mientras cojeaba un poco, cuando llegué al frente del espejo me miré de nuevos los moretones notables, por el cuello, por la cara, por la clavícula y hasta por los brazos. Me subí la camiseta y me paré en puntillas para ver los moretones cerca de mis costillas, me toqué un moretón y luego me mordí el labio para no soltar un quejido de dolor. Después de que se me pasara el dolor me bajé la camiseta y caminé hacía mi armario, tomé una camiseta azul marino y un pantalón holgado.

Quería quitarme esta sucia ropa y esconderla en algún lugar donde no la vería nunca más, o esconderla hasta que tenga la oportunidad de quemarla.

Dejé la ropa sobre la cama y me puse el atuendo que elegí, cuando termine de ponerme la ropa, tomé la que estaba en la cama y la puse debajo del armario para que nadie pudiera verla o si acaso tomarla.

Cuando la dejé allí me levanté de mi posición en cuclillas y en ese preciso momento sonó como daban pequeños toques a la madera de la puerta, se me erizó la piel al darme cuenta de que podría ser mi madre. Comencé a temblar un poco, me crucé de brazos y me abracé a mí misma esperando que no fuera mi madre. Aún seguían tocando la puerta, con miedo y a la vez con ganas de llorar, decidí probar si era mi madre.

—¿Qui-quién es? — pregunté balbuceando.

—Le traje desayuno y vine a buscar su ropa. — respondió una voz chillona y joven, de una chica, aparentemente. Su voz es diferente a la de mi madre, diferente a la de Lya.

AbbeyWhere stories live. Discover now