Catelyn terminó de hacerle el nudo de la corbata a su amigo. El chico murmuró un gracias y se giró para verse en el espejo de su habitación. Mark llevaba un traje, con pantalón, americana y chaleco interior de azul oscuro no muy fuerte, una camisa blanca, la corbata azul claro que le acababa de abrochar su amiga y un pañuelo plateado en el bolsillo de la chaqueta. -Entonces, ¿qué vas hacer? –le preguntó su amiga sentándose en la cama.
La chica llevaba un vestido verde claro de palabra de honor con falda de gasa a medio muslo con pedrería salpicada en él. Los tacones blancos que acompañaban el vestido estaban tirados por el suelo de la habitación. El traje de Mark y el vestido de Catelyn, al igual que el sus compañeros, eran todos cortesía de Candidus.
-Supongo que hablaré con ella esta noche, tengo que decírselo todo –respondió Mark sentándose a su lado.
-Ese es mi chico. –Sonrió.
-¿Y tú con Lexie? O me vas a decir que la pediste quedarse en tu casa a causa de la famosa bondad de Catelyn Syddle –dijo Mark entre risas.
Su amiga le dio un puñetazo en el brazo.
-Puede que no fuera solo por mi famosa bondad, puede que estuviese enamorada...
¿Qué? –exclamó Mark poniendo cara de sorpresa-. No, imposible, ¿tú enamorada? Si apenas se te notaba.
-Eres tontísimo, en serio –la chica rió-. ¿Crees que debería hacer algo?
-Debes. Regálale tú una pulsera que signifique "te quiero, pero me da tanta vergüenza decírtelo que mejor te regalo una flor de plástico." ¿No va de eso vuestro rollo? –Mark rió y su amiga le echó una mirada asesina-. No, en serio, habla con ella, díselo.
-¿Estás seguro?
-Esta va a ser nuestra noche, Catelyn.
Llegaron al instituto, donde estaban las demás chicas, vestidas cada una con su respectivo vestido del color que más les representa: Tara llevaba un vestido rojo liso con una falda de capa por debajo de la rodilla, un cinturón de pedrería a la altura de la cintura y un escote de palabra de honor cogido al cuello con un collar plateado, acompañado de unos tacones negros y un collar con una pequeña piedra roja; Marie iba con un vestido morado de coctel en tonos morados con falda evasé y cuerpo transparente con forro blanco y escote corazón decorado con pequeñas flores plateadas, con tacones blancos bajos; Kristen llevaba un vestido verde con distintos largos, con el cuerpo drapeado y un solo tirante a la derecha, con tacones de pedrería plateada; Lexie iba vestida con un vestido marrón chocolate de palabra de honor, con la parte del pecho de color pastel al igual que sus tacones; y Anne llevaba un vestido con mini falda, manga larga, escote de nube y cogido a la cintura con un cinturón plateado y tacones cerrados negros. El plata era el color que se les había otorgado a los Elementales Divinos, estando el oro utilizado por Candidus y los demás Elementales Superiores; por eso Lexie no llevaba nada plateado.
Estaban hablando con Calebud, que iba ataviado con un traje negro liso, una camisa blanca y una corbata negra. El profesor les guió por el instituto, con los tacones de las chicas repiqueteando por el los pasillos vacíos hasta su despacho.
-Resérvame un baile -dijo Tara al oído de Mark, con los tacones era casi tan alta como él-, tengo que hablar contigo.
Los chicos entraron en el despacho, Calebud cerró la puerta y repitieron el mismo ritual de siempre: mano izquierda en el hombro del compañero y Esfera de Poder, que llevaban las chicas en sus diminutos bolsos de fiesta -Mark en el de Catelyn- en la mano derecha. Calebud repitió el conjuro que les llevó a Elementum.
ESTÁS LEYENDO
Los Elementales
ФэнтезиSe acerca el demisexto cumpleaños de Mark, un chico aparentemente normal con unos ojos azules que no solo le hacen una cara bonita sino que le convierten en alguien muy especial. Días antes de su cumpleaños descubre que algunos de sus compañeros de...