Capítulo 7

1.3K 38 5
                                    


Otra vez habían vuelto al colegio Stridona y otra vez estaba vacío, como llevaba ocurriendo los seis días que habían ido allí a entrenar. Calebud les explicó que allí no había empezado aun el curso, lo que provocó que Christopher maldijera al Mundo Elemental de nuevo por no dejarle estudiar ahí.

Habían entrenado bastante bien durante una hora, sin percances, hasta que llegó Christopher: el chico estaba practicando con sus poderes de tierra cuando al arrojar unas rocas le dio a Kristen en la cara. Por fortuna no ocurrió nada, pero se llevó una buena bronca por parte de Calebud. Este era más duro con él que con los demás.

Por lo demás no hubo más incidentes: Catelyn iba dominando sus poderes de viento –pudo crear un tornado-, pero los de planta se le resistían un poco; Tara dominaba el fuego como si lo hubiera usado desde que era pequeña: podía crear llamas en las puntas de sus dedos que lanzaba como si fueran dardos, además de provocar pequeños incendios, aunque el poder del rayo lo tenía muy en desuso; Marie, sin embargo, controlaba medianamente bien sus dos poderes: provocaba sus propios fuegos que luego apagaba con lluvia que ella misma creaba; luego estaban las hermanas Palmer que eran las mejores del grupo: conseguían hacer muchísimos hechizos principiantes, aunque algunos avanzados se les resistían; Mark solo conseguía hacer pequeños hilillos de agua, aunque el hielo lo dominaba a la perfección.

Los chicos solo practicaban sus poderes elementales porque Calebud les aconsejó que sería lo mejor, puesto que con los No Elementales se cansarían mucho, y lo que necesitaban ahora era fortalecerse.

-¡Chicos, descanso! –gritó Calebud con las manos ahuecadas en torno a la boca.

-¡Ya era hora! –exclamó Tara y se tiró al suelo.

Calebud se fue acercando mientras, uno a uno, se iban sentando en el suelo, acalorados. En Elementum el tiempo corría por su cuenta: tan pronto graniza como a los dos minutos hace sol. Y en esos momentos hacía un sol abrasador.

-Bueno, chicos –dijo el profesor sentándose junto a ellos-. Habéis estado entrenando duro y es hora de que hablemos de todo esto.

-¿De la misión, profesor? –preguntó Anne sin aliento.

-Por supuesto. Tenéis que estar preparados y no podéis hacer locuras. –Les iba mirando uno a uno-. Aquí se termina vuestro entrenamiento, sé que ha sido corto, pero es lo que hay.

-¿Corto? –Preguntó Marie- Si no hemos entrenado ni una semana.

Habían pasado cinco días desde el cumple de Mark y no habían descansado ninguna tarde. Calebud les había absuelto de todos los deberes que les mandaba, «¿de qué os iban a servir?» decía este. Les había tenido entrenando de sol a sol todos los días, no querían perder ni un solo minuto.

-Ya sé que ha sido muy poco, Marie, pero estoy muy orgullosos de vosotros, en serio. La mayoría no controláis el poder secundario muy bien, pero el primario lo tenéis dominado y eso es lo que importa. El secundario y el no elemental los iréis entrenando por el camino.

Además, en Elementum, vuestros poderes son más fuertes que en la Tierra. –Calebud hizo una pausa para ver si lo habían entendido y siguió hablando-: Ahora os hablaré de la misión: ya sabéis que el objetivo es capturar a Nigrum, no matarlo. Cuando llegue el momento se os ofrecerá una esfera en la que tendréis que introducirlo...

-¿Y para eso nos necesitáis? –preguntó Christopher enfadado-. ¿Solo para eso? Podríais usar a cualquier otro...

-Ninguno más puede usar esa esfera, Christopher. Fue creada por los dioses y como tal, solo puede ser usada por ellos. Que en este caso sois vosotros. Tendréis que usarla todos juntos, en el momento que uno no introduzca su poder en la esfera, Nigrum no será capturado en su totalidad. ¿Lo habéis entendido? –Calebud les miró esperando una respuesta, algunas cabezas se movían de lado a lado negativamente-. A ver... Cuando hayáis debilitado lo suficiente a Nigrum, sacáis la esfera, la tocáis, recitáis el hechizo que se os dirá más tarde porque yo no lo sé, y Nigrum será capturado. No es tan difícil, chicos...

Los ElementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora