Capítulo 17.

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-Así que tú eres Lexie, ¿no? –Dijo Tara acercándose a la chica nueva, que estaba situada entre los escombros-. Encantada. –Tara sonrió y le ofreció la mano.

La nueva, con su permanente sonrisa, le estrechó la mano.

-¿Vosotros no os presentáis o qué? –Inquirió a los demás Elementales.

Uno a uno, fueron presentándose a Lexie, estrechándole la mano o dándole dos besos, como hizo Anne. Cuando hubieron terminado, Lexie se acercó a Catelyn, que estaba apoyada en una de las paredes de piedra, descansando. La chica se acuclilló delante de Catelyn.

-Perdona que no me levante –empezó Catelyn-, pero es que siento como si no tuviera huesos dentro de mí.

-No pasa nada, tonta. –Lexie sonrió y dio dos besos a Catelyn-. Soy Lexie, por si no lo sabías.

-Yo soy Catelyn –respondió ésta con una sonrisa.

-Lo sé. –Lexie se incorporó, no sin antes guiñarle uno de sus brillantes ojos verdes a Catelyn, y se volvió con el grupo.

Mark se acercó a Catelyn, que intentaba levantarse para ir con los demás Elementales. El chico la cogió y la llevó apoyada en el hombro.

-Mark, tenemos que hablar de la nueva...

-Ahora creo que no...

Lexie se acercó a Mark y Catelyn.

-¿Necesitas ayuda? –preguntó al chico.

-No me vendría mal...

Lexie se puso al lado de Catelyn y la hizo apoyarse también en su hombro. En el momento en que Lexie le hizo apoyarse en ella, Catelyn se había puesto roja. Y Mark estaba empezando a deducir qué era lo que Catelyn quería hablar con él sobre Lexie. Llegaron con el grupo y soltaron a Catelyn, que decía poder mantenerse en pie.

-Tenemos que hacer algo con esas chicas... -dijo Lexie nada más llegar.

-Lo sabemos. De eso estábamos hablando –dijo Christopher-. Vamos a llevarlas con nuestro entrenador elemental, Calebud, no sé si lo conocerás. –Lexie negó la cabeza-. Bueno, no importa. El caso es que mientras yo las llevo y los demás me cubren, tú, Lexie, tienes que llevar a Catelyn a casa. Lo sentimos, pero es que eres la más rápida, y Catelyn necesita algo de ayuda urgente. No te importa, ¿no?

-¿Importarme? Esto es perfecto –Lexie esbozó una ligera sonrisa.

Christopher cogió a las cuatro chicas como si cogiese un par de plumas y, rodeado de los demás Elementales, se dirigió al instituto. Mientras, Mark le daba indicaciones a Lexie de cómo llegar hasta casa de Catelyn.

-Ten cuidado, por favor –le pidió Mark-. Y quédate con ella hasta que volvamos, le gustará.

-No te preocupes, está en buenas manos.

Mark salió corriendo con los demás Elementales, mientras Lexie cogía a Catelyn a duras penas y se llevaba a toda velocidad hasta su casa.



Lexie llamó al timbre de la casa de Catelyn. Habían tardado como dos segundos en llegar, así que Catelyn seguía igual de mal. Cuando su madre abrió la puerta, pegó un grito y se llevó a su hija adentro, sin reparar siquiera en Lexie.

La chica entró dubitativa a casa de la chica. Estaba nerviosa por una vez en su vida. Siempre había sido el tipo de chica a la que no le importaba nada y que iba siempre orgullosa y decidida de lo que hacía. Sus padres, Fiorella y Enzo, eran muy estrictos, y querían que todo saliera perfecto. Por eso Lexie era la oveja negra, sus camisetas y pantalones raídos no pegaban con la estética de sus padres: siempre correctos y bien vestidos. Además, Lexie es ese tipo de chica que toda familia ortodoxa odia.

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