Capítulo 12

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-Pasadme eso –dijo Catelyn a nadie en concreto mientras señalaba un plato de lechuga.

Tara cogió el plato y se lo tendió a su amiga por encima de otros platos de comida. Estaban en casa de Grey, cenando a la luz de las velas porque no había electricidad, los siete Elementales Divinos y él. No había nadie más en la casa pues, según les había contado el sanador, su padre murió hace tiempo y su madre había desaparecido poco después. La cena consistía en unos platos de ensalada con trozos de manzana. Y de postre una especie de tarta hecha con trozos de fruta que no le había salido muy bien a Grey.

La casa en sí era una gran habitación de madera con una cama, un fogón y una mesa con cuatro sillas por lo que habían tenido que cenar en el suelo. El techo era de paja y parecía que iba a derrumbarse en cualquier momento.

Grey les contó en la cena que se había sorprendido mucho al verles durmiendo en el suelo, tan tranquilos, porque no venía mucha gente a este lugar ya que tenían miedo de desaparecer, como había empezado a ocurrir hacía unas semanas y por lo que toda la gente de la zona se había marchado.

-Las autoridades lo achacan a Nigrum, pero yo no creo que haya vuelto –comentó Grey mientras miraba a los demás chicos de reojo.

Mark terminó de cenar y se echó un poco para atrás para poder estirar las piernas y mirar a todos sus compañeros, que no levantaban la vista de sus platos.

-Oh, venga, vamos, sé que no habéis venido a analizar plantas –dijo Grey dejando los cubiertos en el suelo.

Kristen le miró atentamente y Tara dejó caer el tenedor al suelo, que repiqueteó hasta que todo volvió a quedarse en silencio.

-¿Cómo lo sabes? –preguntó Marie cogiendo el tenedor mientras le escrutaba el rostro con la mirada. Pero otra vez volvió a desistir: seguía sin poder leerle la mente. Le devolvió el tenedor a Tara

-Me lo contó... -hizo una pausa-, me lo contó Kristen.

Todos miraron a Kristen con ojos acusadores. Había contado la misión a Grey sin pensar en el grupo, en lo que les pudiera pasar. Todos habían creído que Kristen era la más sensata del grupo, pero las apariencias engañan.

-Oh, vamos... Es un sanador –se excusó Kristen-. ¿Qué puede haber de malo en ellos? Sin ánimo de ofender, claro -Miró a Grey con una sonrisa.

-No pasa nada –dijo Grey sonriendo-. Bueno, a lo que iba: puedo ayudaros contra Nigrum. Soy sanador, si os pasa algo puedo curarlo así que siempre estaréis en forma.

Grey se calló y les miró a todos, expectante. Quería que le dejasen ir con ellos, pero ni ellos sabían a dónde ir, ni qué hacer ni si podían confiar en él.

-¿Y bien? –preguntó Grey impaciente.

-No sabemos, Grey. ¿Cómo podemos fiarnos de ti? –preguntó Anne.

-Bueno, no sé, acabo de curar a vuestra amiga de una muerte segura. Los mordiscos de pincerros son letales si no se curan a tiempo.

-Tiene razón, chicos –dijo Kristen-. ¿Y si votamos? Venga, votos a favor de que Grey venga con nosotros.

Mark levantó la mano condicionado porque Grey hubiese salvado a Catelyn, su mejor amiga. Catelyn también la levantó, junto con Kristen y Tara.

-Tara... -masculló Marie.

-¿Qué? Me parece un buen aliado, puede servirnos de mucha ayuda, ya ves lo que ha hecho –respondió Tara susurrando.

-Pues ya está. A partir de mañana Grey vendrá con nosotros, ahora a dormir –dijo Kristen con una sonrisa en la cara.

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