34. Los cuatro

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Llego a mi casa y dejo el auto para salir de nuevo, entro subiendo las escaleras y quitándome el uniforme deprisa, dejo mi mochila en mi cama y tomé otra vacía, meto todo mi dinero, mi celular, cargador, audífonos, un libro. Me pongo short de jean claro con unas sandalias, una franela manga larga rosada y dejo mi cabello suelto, no tengo ninguna gota de maquillaje y tampoco planeo ponerme, tomo mi cartera y bajo las escaleras con las llaves en mi mano, una vez en la cocina busco dulces pero la  alacena esta vacía salvo por dos latas de atún. Solo tomo una botella de agua y por fin salgo, es cierto, en casa no hay nada, vamos llegando de Australia hace un día.

Estaciono en una gasolinera y entro en la tienda, compro muchos chocolates, papitas, dos botellas de refresco, unas mentas, muchos dulces en resumen, tengo un antojo, mucho antojo. Y estoy furiosa.

Vuelvo a estacionar cuando por fin llego a mi destino, ese viejo puente donde ya nadie viene, estaciono el auto y le doy la espalda al mundo, porque el mundo me esta dando la espalda a mi. Abro el paquete de oreos y las lleno de mantequilla de mani, simplemente delicioso.

No puedo creer como Michael fue capaz de hacer aquello, si él esta enojado conmigo simplemente tiene que hacérmelo saber, no hacer todo un drama por eso, a todas estas yo ni siquiera se que demonios le sucede al chico, esta loco, lo juro.

A veces solo quieres estar con esa persona que conoce todos tus secretos pero no si esa persona es la que ocasiona todo tu daño, necesito tanto a Michael pero en estos momentos estoy completamente anonadada, se que no puedo esperar que nada cambie porque nada es para siempre y Holly es mi perfecto ejemplo de eso pero en realidad nunca pensé en perder a Michael, tal vez pensé en todos los demás pero no él, no mi mejor amigo.

Mi teléfono suena y el nombre de Luke aparece en la pantalla, cuelgo la llamada enojada y sigo comiendo mis oreos, me bajo del auto con los dulces en mi mochila y atravieso el viejo puente de cuerda, me siento en la mitad dejando las piernas colgadas, abro mi refresco.

Quizás piensen, o está loca sentada en un viejo puente que se puede caer, pero en realidad debajo solo hay agua salada, ya hemos saltado un par de veces desde aquí.

Estúpido Michael, no lo entiendo, me hace sentir tan mal por algo que todavía no sé que hice, no puedo seguir dándole vueltas al asunto porque siento que voy a colapsar con tantas emociones que suben y bajan como una montaña rusa, estos chicos no entienden que solo soy una simple persona y que ellos son cuatro, van a hacer que explote... Sigo comiendo mis dulces mientras trato de relajarme pero mi celular no dejaba de sonar ya que los chicos (Sin incluir a Mike) no dejan de llamarme cada cinco minutos. Malditos necios no pueden dejarme tranquila.

Se que pronto descubrirán donde estoy por eso disfruto de mi tiempo a solas antes de que yo misma prendiera la sampablera, esto no se va a quedar así, Michael me va a escuchar, por las buenas o por las malas pero lo va a hacer.

Escucho como una camioneta se estaciona y las puertas de la misma se cierran, no volteo ya que se que son los chicos porque este es uno de nuestros lugares favoritos en toda Sydney. Me levanto y camino en dirección opuesta a donde ellos se encuentran, cruzo el puente y me alejo de nuevo de ellos, me siento cerca de un árbol,  realmente no quiero hablar porque sé que terminaré llorando como una niña pequeña y eso es lo que más hago últimamente, llorar...

— Deja de esconderte Charlotte —Escucho la voz de Calum acercándose a mis espaldas, no dare la vuelta ni miraré atrás— Charlotte —Calum pone una mano en mi hombro y camina hasta quedar en frente de mí, cuando levanto la mirada estan los cuatro chicos parados frente a mí y todos tienen cara de vergüenza, no sé como tengo la cara pero por lo menos se que no es de tristeza, es de furia porque sí, estoy furiosa con esos cuatro chicos que son lo mejor que tengo en la vida, son el mejor accidente que me pudo pasar. Son mis mejores amigos y si de algo estoy segura en el mundo es que no puedo permitirme el lujo de perderlos porqué son personas genuinas que me alegran o ponen de cabeza mi mundo.

Polos opuestos (L.H) TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora