Narra Dylan
-Aria. ¡Aria!-. Falta media hora para que aterricemos. Llevo un rato despierto y me estoy aburriendo- ¡Aria!-. La balanceo un poco y abre sus ojos grises.
¿Cómo alguien puede tener así los ojos?
-¿Qué quieres?- pregunta acomodándose mas en mi pecho y cerrando los ojos otra vez.
-Me aburro-. Abre sus ojos y me fulmina con la mirada.
-¿Y a mi que me dices? Déjame dormir-. Vu.elve a cerrar sus ojos
-No, no te duermas- la muevo un poco para que no lo haga.
-Cállate
-No te duermas-. La intento levantar pero se agarra a mi, así que me levanto yo y ella se levanta conmigo quedando los dos sentados.
-Dylan, ¿qué....- la callo con un beso. Cuando la despiertas se pone borde, muy borde.
Sus labios se mueven al compás de los míos, como si estuvieran bailando un vals a la perfección, como si fueran hechos para estar juntos siempre. Muerdo su labio inferior y me separo de ella mirándola a los ojos.
-Bonita forma de callarme- dice risueña, como siempre. Ya está despierta, ¡bien!- ¿Qué tienes pensado hacer cuando lleguemos?
-Eso es sorpresa y esta vez no me lo sacarás- la señalo acusadoramente con el dedo.
-Ya veremos...- murmura por lo bajo.
Veinte minutos después hemos llegado al aeropuerto de L.A. Nos bajamos del avión y una ola de calor nos da la bienvenida, joder si hace calor. Aún se puede ver el sol aun que el cielo está algo más oscuro.
Con nuestras maletas caminamos por el aeropuerto hasta que encontramos a un hombre con un cartel en el cual estaban nuestros nombres. Ese señor nos da la llave del Audi R8 Spyder Cabrio Rojo, que nos espera a la salida del lugar.
Meto las maletas en el coche mientras Aria se sienta en el asiento de copiloto. Cierro el maletero y me voy a mi lugar en el coche. Arranco y comienzo a conducir hasta la cabaña que he alquilado al lado de una playa desierta. Por lo que me han dicho no va mucha gente a ella y eso es lo que quería, intimidad. Media hora después hemos llegado.
La cara de Aria es un poema, tiene la boca abierta de asombro y eso que aún no ha visto la playa solo la cabaña.
-Cierra la boca que se te cae la baba o peor, te entran moscas- le digo a lo lejos, al darme cuenta de que yo ya casi estoy en la entrada de la cabaña y ella aún está al lado del coche.
Parece que reacciona porque me enseña su dedo del medio y camina hasta mi. Abro la puerta y la verdad es que no me esperaba menos de lo que es. Es solo una habitación con un baño en la parte de abajo, pero es todo muy bonito.
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No te dejaré ir
RomanceDesde que su madre murió, Aria no es la misma. No sonríe tanto y está más callada. Siente que su padre la odia. ¿Pero puede realmente un narcotraficante querer a alguien? Lo único que la mantiene en pie son sus hermanos. Y después está Dylan. Dylan...