Narra Aria
Cuando papá e Ían salen de la habitación de Naira entramos nosotros. Voy de lado de Dylan, cogida de su mano. Estoy nerviosa por ver como está mi pequeña. Dylan abre la puerta y me deja entrar primero, como todo un caballero. Aun que algunos lo hacen para vernos el culo. Al entrar en la habitación veo a Naira en una camilla con el brazo derecho y la cabeza con vendas. En su rosto tiene una pequeña sonrisa.
-Hola, princesa- le decimos a la vez haciendo que Naira se ría. Me acerco a ella y beso su frente, en realidad las vendas.
-Hola- nos saluda ella. Me siento a su lado en la camilla y Dylan en la silla
-¿Cómo estás?- le pregunto mientras miro todo los cables a los que está conectada. Me hubiera gustado ser médico pero el hecho de que la vida de alguien este en mis manos no me gusta.
-Muy cansada y me duele la mano- dice con un puchero.
-Pues duerme un poco, princesa- le dice Dylan
-¿Cuándo despierte estaréis aquí?
-Claro que si- le doy una sonrisa
-Vale- dice para después cerrar sus ojitos azules. Minutos después ya estaba dormida. La observo un rato. Cuando papá me llamo diciéndome que venían al hospital con Naira pensé que algo peor estaba pasando. Pero creo que ahora puedo respirar algo mas tranquila al saber que está bien.
Dylan ahora está en el sofá de la habitación, me levanto de la camilla y me dirijo a el. Me siento en sus piernas, el me abraza por la cintura y yo apoyo mi cabeza en su pecho. Es que ni sentada sobre el somos de la misma altura y no hay que decir que no llego con los pies al suelo, triste, lo se.
-Antes cuando la secretaria me miró de esa forma,¿te pusiste celosa?- pregunta Dylan en voz baja, rompiendo el silencio en el que estábamos. Levanto mi cabeza y lo miro.
-No, ¿por qué?- digo mirando a otro lado que no sean sus ojos. Claro que me puse celosa, esa perra se creía lo mas de lo mas y sería normal que Dylan se fijase en ella. Vamos tenía unos ojos verdes preciosos.
-Entonces, ¿te importa si voy a hablar con ella?-pregunta y lo miro a los ojos, abriendo mucho los míos.
-Si quieres hacerlo, hazlo- digo levantándome de sus piernas y sentándome en el otro extremo del sofá, mirando a otro lado.
-¿En serio que no te importa?- pregunta y puedo notar algo de sorpresa en su voz
-No dije que no me importase, solo que si quieres hacerlo, hazlo. Es tu decisión, no la mía, Dylan- en ningún momento mientras digo mi discurso, lo miro, si no que mantengo mi mirada fija en la ventana. Claro que me importa que lo haga, pero aun que sea su novia, no tengo derecho a decidir su vida. A algunos les parecerá una estupidez pero yo creo que cada uno es dueño de uno mismo, que los errores son parte de la vida, que perder una batalla no es perder la guerra...
Y que raro que me desvíe del tema...
Dylan se levanta pero no se dirige a la puerta, si no que se pone delante mía y se agacha a mi altura.
-Aria, mírame- me dice pero no lo hago, de algún modo después de lo que acabo de pensar, estoy enfadada con el. Que no pueda decidir su vida no significa que no pueda molestarme por lo que hace -Aria- repite. Con su mano coge mi cara y me la gira haciendo que lo mire a los ojos. Pero como no quiero mirarlo los cierro.- ¿En serio?- dice divertido- Está bien. No me dejas otra opción- dice antes de que empiece a hacerme cosquillas. Abro los ojos rápidamente mientras me río.
-No, Dylan, para- digo entre carcajadas.
-¿Vas a mirarme ahora?- asiento- Bien- deja de hacerme cosquillas y se sienta a mi lado.- Aria, no iría a hablar con esa tía aunque me pagasen-me dice con una sonrisa- Pero tú forma de actuar me ha demostrado algo
-¿A si? ¿Qué?- alzo una ceja
-Que puedes ser muy madura cuando quieres y que...- se acerca a mi oído,- estabas celosa- susurra
-Bien, si lo estaba. Pero te comía con la mirada y era guapa, ¿cómo no estarlo?- mi mirada está ahora en mis manos que descansan sobre mis piernas. Dylan coge mis manos y las pone en sus hombros, haciendo así que lo mire.
-Nena, quiero que te metas una cosa en esa cabecita tuya. Eres y serás la única que me importa, la única que quiero mirar durante horas, la única que quiero a mi lado cada atardecer y amanecer, la única que quiero besar, la única que quiero tener. Tal vez es algo precipitado decir esto pero no me importaría pasar el resto de mi vida contigo, repitiéndotelo todos los días, cuando despiertes y antes de dormir. Porque Aria, tienes ese no se que que me encanta no sabes cuanto. Nunca te cambiaría por una que no llega ni a la suela de tus zapatos, y déjame decirte preciosa, que como tú, no hay otra. Así que felicidades. Eres la chica que enamoró al chico que nunca se enamoraba- dice mirándome a los ojos y yo me pierdo en el azul de los suyos. Sus palabras se repiten en mi cabeza.
No me importaría pasar el resto de mi vida contigo...
¡Ay Dylan! Lo has hecho. Me has enamorado
-Dylan... Yo... Tú...- intento decir algo pero no me salen las palabras- Nunca nadie me había dicho algo así.
-Porque nunca nadie te ha amado, te ama o te amará como te amo yo, cariño
-Je t'aime - le digo con una sonrisa
-¿Francés?- pregunta a lo que asiento- Me encanta como lo dices. Di otra cosa.
Pienso un poco y creo que ya se que decir.
-Je veux te donner beaucoup de bisous- le digo con facilidad. Estuve un verano en Francia y después de eso quise aprenderlo.
-¿Qué as dicho?
-Quiero darte muchos besos
-¿Y a que esperamos?- pregunta para después unir nuestros labios. Lentamente lo voy empujando, tumbándolo en el sofá y yo encima de él.
El beso sube de tono en el momento que su lengua se introduce en mi boca, donde juega con la mía en una batalla en la que ninguno queremos perder. Sus manos paran de mi cuello a mis hombros, a mi cintura y a mi trasero acercándome mas a el. Nos besamos hasta que el aire empieza a faltarnos pero antes de separarnos, Dylan muerde mi labio inferior. Ya sabes lo que dicen: beso sin mordida, no es beso.
Cuando nos separamos al fin, apoyo mi frente en la suya
-Te amo- susurro aún con los ojos cerrados
-Te amo- susurra antes de volver a besar mis labios lentamente.- Te besaría eternamente- suspira cuando suelta mi boca
-¿Por qué tenemos que respirar?- pregunto y Dylan se ríe. Cojo mi móvil del bolsillo de mi chaqueta, son las 3:30 de la mañana.
-¿Quieres dormir? Porque yo si- dice con una sonrisa antes de bostezar
-Si. Pero mejor me pongo en otro sitio para no aplastarte- intento levantarme pero las manos de Dylan en mi trasero no me lo permiten
-No. Quédate aquí- me encojo de hombros y me acomodo sobre su cuerpo.
-Ha sido un día largo
-Y que lo digas- dice y besa mi cabeza- Te quiero mucho Aria
-Y yo a ti, Dy- es lo último que digo antes de quedarme dormida entre sus brazos. Soñando con sus besos.
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No te dejaré ir
RomanceDesde que su madre murió, Aria no es la misma. No sonríe tanto y está más callada. Siente que su padre la odia. ¿Pero puede realmente un narcotraficante querer a alguien? Lo único que la mantiene en pie son sus hermanos. Y después está Dylan. Dylan...