La prueba
¡Puedo hacerlo, puedo hacerlo, puedo hacerlo! Es el mantra que llevo repitiendo en mi cabeza cada día por las últimas seis semanas. ¡Estoy más nerviosa que nunca!
Estoy sentada esperando a que digan mi nombre, tengo tanto calor que juro estar derritiéndome en este mismo instante. Quizá el atuendo que he escogido no ha sido el mejor, sabia que debía haber usado un conjunto que me hiciera sentir más ligera. ¡Tengo que malditamente calmarme ahora o voy a entrar ahí y hacer el maldito ridículo!
Al estrés que tengo, debo de sumar el hecho que estar sola tampoco es de gran ayuda. Levanto la vista y veo a la silla vacía a mi lado. Siento que mis ojos comienzan a picar, las lágrimas se asoman. ¡Concéntrate carajo! Puedo hacerlo, lo sé. Me regaño mentalmente.
Tengo que estar de broma, justo el día de hoy no puedo permitirme parecer una llorica. Tomo el maletín en mis manos y lo sostengo con mucha fuerza. Ese maletín que podría ser descrito como mi vida entera y respiro profundamente.
Desde que tengo uso de razón, he amado sin límite la música. Después de todo, la música ha sido lo único que me ha salido bien en la vida. No soy presumida, pero sé mis capacidades y he trabajado día y noche con la esperanza de que algún día la vida me sonría. La paz que siento al hacer música es inigualable, tengo un sentimiento de verdadera satisfacción al saber que luego de cualquier día, puedo agarrar mi maletín y comenzar a hacer lo que en toda mi vida he amado y he conocido como una vieja amiga, la música.
Escucho el sonido de unos tacones contra el suelo e inmediatamente levanto la vista buscando de donde proviene el sonido. La persona que dará las indicaciones pasar a la prueba. Veo venir a una señora rubia, un tanto cuarentona, con una falda entallada gris, lentes pequeños y viene revisando unos papeles, tiene unas uñas rojas demasiado largas para poder decir que es una catedrática. Levanta la vista y dice ― ¡Oh, lamento tanto haberte hecho esperar, pero eres la última cita y las demás se atrasaron por razones obvias!
¿Razones obvias? ¿A qué diablos se refiere con eso? Intento preguntar eso en voz alta pero siento que tengo un nudo en mi garganta. ¡Justamente tendría que venirme a decir algo como éso en estos momentos! Tomo mi maletín fuertemente, me levanto, aclaro mi garganta y digo ―No... no hay problema.
Me sonríe de una manera forzada y me señala con una de sus largas y tintadas uñas hacia el pasillo por el que acaba de aparecer y dice ― Te están esperando justo al final de ese pasillo, por favor dirígete directo hacia la puerta azul y entrega estos papeles antes de comenzar. Ellos te estarán esperando en un escritorio justo ahí.
Tomo los papeles que me está entregando con la mano derecha, y agarro mi maletín con la izquierda. Le doy una sonrisa pero estoy tan nerviosa que más pareciera una mueca y me dirijo justo hacia donde me indicó. Tengo muchas cosas que pensar en ese pasillo con cada paso que doy, me doy cuenta de que en realidad, si las cosas para mi fueran diferentes, no estaría pasando por esta situación. Pero la vida ha sido más difícil para mi que para el resto de personas. Pero ha llegado el momento que demuestre que no me he dejado ni me dejaré vencer.
El pasillo es totalmente blanco tiene varias puertas y justo al final de este hay una puerta azul marino con una pequeña ventana y una perilla color rojo. ¡Qué extraña elección de color! pienso mientras tengo que bajar mi maletín para poder abrirla, no quiero que los papeles se vayan a estropear. Entro y detrás de ella me encuentro con un luminoso ambiente, es un salón de clases común y corriente, bastante familiar, lo único que llama mi atención es que en el centro hay una alfombra de color rojo, un pequeño cable que lleva a un micrófono y enfrente de este están sentados en un escritorio dos señores, imagino que son profesores.
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La melodía del corazón
RomanceAlice ama la música y a su violín más que cualquier otra cosa en el mundo. Ella cree, que la música es el lenguaje de todas las almas... ya que no hay ningún ser humano que no caiga rendido a los suaves tonos de una hermosa melodía. Cuando Alice...