La visita
No es fácil para mí, venir a este lugar y revivir los años de tormento. No he tenido una adolescencia alocada, como cualquier chica, saliendo y divirtiéndose con muchas amigas.
Hasta en eso Melany y yo éramos muy parecidas. Nuestro mayor entretenimiento era buscar vídeos en YouTube de The Voice, ver todo lo relacionado con música y buscar partituras.
Melany era muy entusiasta con su guitarra acústica que siempre llevaba consigo desde que tenía diez. Pero a pesar de todo lo divertido que fueron esos momentos, no puedo decir que haya experimentado muchas cosas en la vida.Todo esto, se lo debo a la persona que tengo una puerta de distancia. Cuando llego a su habitación y veo la puerta que nos divide, en ella hay una ventana pequeña a través de la que logro observar como su cabello, está más largo que la última vez y un tanto más descuidado. Según me informan, ha estado bastante estable por los últimos meses y no ha tenido ninguna alteración.
Temo mucho entrar y comprobar, ahora sí, que soy yo quien pueda perjudicar su estado nervioso. Me doy cuenta entonces, de que quizá esto no ha sido una buena idea, quizá debería de haberme quedado en casa o dirigirme hacia mi escondite secreto.
Los doctores me han asegurado que no hay riesgo. Pero no soy lo suficientemente fuerte para entrar. Tengo mucho miedo, dado que yo siempre he sido la mala de la historia, el error más grande e irremediable. Algo que no puedo quitar de mi cabeza. Y va a ser muy difícil para mí creer lo contrario.
Una soledad muy grande me invade, no puedo tener este tipo de pensamientos. Soy una persona lógica y sé que lo que sea que salió de su boca tantas veces, puede que sea sólo producto de su enfermedad. Pero mi corazón está muy dolido, duele porque estoy sola, duele porque las circunstancias en mi vida parecería que iban de mal en peor. Duele porque cada vez que veo a Sandra me acuerdo de lo que no puedo tener. Lo que me fue arrebatado de todas las formas posibles y nunca podré tener.
No me malentiendan, amo a mi tía, cielos la adoro. Pero nunca he dejado de sentir este vacío en mi pecho. No desde que estoy con ella hace ya cinco años. Siento que no tengo pertenencia y que a pesar de que me esfuerce este sentimiento no se irá a ninguna parte. Pongo mi mano derecha en la manecilla de la puerta, pero me arrepiento y dejo que todos esos sentimientos me afecten a tal punto que una lágrima se precipita por mi mejilla y me muerdo el labio inferior para no llorar con todas mis fuerzas o pegar un grito. No puedo y no soy lo suficientemente fuerte para pasar por esto una vez más. No puedo sufrir de esta manera.
Doy media vuelta y salgo casi corriendo de ahí, "¡soy una maldita cobarde!" Al dejar el lugar puedo tomar una larga y pausada respiración, "¡Tengo que mantener mi mierda unida o nada de lo que haga va a salir bien!" seco con mis manos las lágrimas que he derramado y me aseguro de sonreír tímidamente a José, el guardián para que no note que he estado mal.
―No seas una extraña, Alice― me dice con una sonrisa en el rostro y me despide con su mano derecha.
―Nos vemos luego José― él es una de las pocas personas junto con Sandra que me hacen sentir agradable, a José lo conozco desde hace tres años, antes venia más seguido. Luego me di cuenta que conmigo en la fotografía los ataques se incrementaban, así que decidí dejarlo por la paz y aparecer como hoy después de diez meses. No es que olvide. Por el contrario, siempre está presente en mi corazón, esa es la razón por la que busque venir aquí.
Salgo por la puerta y tomo un gran suspiro. Estaba muy equivocada y aún no puedo enfrentarme a esto, ni sola ni acompañada. Tengo la sensación de que este sentimiento solo crecerá conforme al tiempo.
Pero he decidido venir dado que estaba eufórica por lo de la beca, y porque quería compartirlo con alguien. No sé la verdad, qué me depare el futuro.
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La melodía del corazón
RomanceAlice ama la música y a su violín más que cualquier otra cosa en el mundo. Ella cree, que la música es el lenguaje de todas las almas... ya que no hay ningún ser humano que no caiga rendido a los suaves tonos de una hermosa melodía. Cuando Alice...