Capítulo 34

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Alice

La competencia

Me esfuerzo por bracear más y más rápido, por el ritmo que estoy llevando necesito recuperar mi aliento cada vez más. Mis brazos comienzan a doler y picar es una extraña sensación, de cuando pones tanto empeño en un ejercicio que los músculos comienzan a pasar factura. No pienso en el hecho que le he dejado muy por detrás dado que él aún no estaba listo, sólo sé que tengo que aprovechar mi última oportunidad y hacerle entender de una vez y por todas que nada va a pasar.

Es un estúpido ególatra, si no fuera tan orgulloso y seguro de sí mismo, mis palabras lo hubieran convencido, pero él de alguna estúpida y retorcida manera, en su cabeza hueca cree que puedo llegar a tener algo con él.

Bien pues no es así, tantas veces que he visto a mi tía dejarse llevar por las dichosas "caras bonitas" pero ¿Qué resulta bien de todo eso? Simple, nada, nunca... Nada resulta bien de el hecho de que te sientas físicamente atraído hacia una persona, si no llegas a conocerle lo suficiente para saber si está podrido por dentro.

No conozco lo suficiente a Derek para saber si esta podrido o no, pero con sólo su superficie me basta y sobra. Siempre busca tener la ventaja de la situación aprovecharse de los demás y salir victorioso de cada una de las situaciones. Pues bien, no lo dejaré tan fácil y le daré una verdadera pelea, digo tengo que tener un poco de dignidad.

Aparte mi Jake, sería el que pagaría los platos rotos en esta situación y eso sencillamente no me parece justo. Digo el chico ha sido un auténtico caballero, paciente y detallista conmigo, ¿Cómo podría hacerle algo tan atroz y cruel?

Derek tiene un muy maldito mal concepto de mi. Aparte no se sí cree que caeré tan bajo y de paso le romperé el corazón a alguien que me importa en el camino. O quizá no lo entiende, no logra comprender lo que intenta hacer. No ve más allá de su deseo de reclamar suya a cualquier ser humano con tetas y vagina. Como sea, tomo otro respiro pero voy tan concentrada en mis pensamientos que no puedo evitar el respirar por la boca y ahí es cuando sucede...

La ventaja que había tomado de unos diez segundos había sido opacada por unas cuantas gotas de agua salada que entraron por mi garganta y hacia mis pulmones. Cuando sentí el agua quemar mi garganta y la instantánea reacción de mi cuerpo al querer expulsar la intrusión del agua en mis pulmones, me hace frenar, y toser, siento que mis pulmones no tienen nada de oxígeno y la comezón en la garganta, combinada con un poco de ardor hace que no pueda continuar más. Me mantengo flotando con mis piernas a pesar de que lo único que busco es volver a respirar, aún así lo veo pasar y dejarme. No se detiene a ver cómo me encuentro, ni nada por el estilo, simplemente sigue su curso. ¡Idiota!

Cuando siento que puedo tomar bocanadas un poco más largas de aire, sigo mi rumbo y para cuando llego a la meta, él ya se encuentra ahí y tiene su auténtica sonrisa de cretino y una ceja levantada.

―¡Gané!― dice con una voz fatigado. ¡Ya no puedo más con esto!

―¡Eres el idiota más grande del mundo! ¡Un auténtico, cretino ególatra, tienes el ego más grande que el apellido y de seguro que tu polla! ¡Te Odio, te odio de verdad, y no creas que voy bajo ninguna circunstancia a tocar tu asquerosa boca! ¡Prefiero morirme antes que estar un minuto más contigo!― Grito a todo pulmón y dejo ir todo lo que tengo en mi mente en esos momentos.

―Ahhhhhh eso se sintió tan bien...― digo con una sonrisa, finalizando mi repertorio de insultos. Su cara de sorpresa es invaluable, su sonrisa se ha borrado por completo y cuando lo veo nadar hacia mí comienzo a bracear para alejarme de él.

―¡Aléjate de mí, imbécil! ¿Qué no entiendes español? ó ¿Eres tan idiota que no entiendes lo que digo?― Ahora en lugar de sorpresa su rostro se torna rojo de la ira, está muy enojado.

La melodía del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora