Capítulo 3

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Mi primer día

Termino de arreglarme con unos jeans negros y una playera color azul marino cuello en V, tengo dos maletas medianas con toda mi ropa, zapatos y cosas personales que necesitare cuando este allí. Soy de esas chicas que prefieren los tenis, y sandalias o zapatos bajos a cualquier tipo de tacones. En realidad el único par de tacones que tenía se los regalé a mi tía. Tengo todo listo, me aseguro de guardar mi violín y salgo de mi habitación. Un taxi va a venir por nosotras para llevarnos al campus. Han enviado todas las indicaciones por teléfono y estamos listas para salir de aquí.

Mi tía está terminando su taza de café en la mesa con la mirada perdida en el suelo, estos últimos días pidió vacaciones en el trabajo para poder pasarlos conmigo. Hemos estado viendo películas, fuimos a la playa juntas e incluso fuimos al salón podría decirse que es más que mi tía es mi mejor amiga.
Cuando me ve salir de la habitación y llevar mis maletas, deja su taza de un lado y se apresura hacia mí para ayudarme. Tiene una sonrisa triste en el rostro, sé que odia la idea de no estar junto a mí, lo hemos hablado y le prometí que me pondré en contacto frecuentemente. Tengo la misma nostalgia en mi corazón pero no puedo evitar sentirme muy emocionada y ansiosa por llegar. Cuando llego a ella sólo le doy un guiño con una sonrisa y  asiento hacia la puerta de salida. Llegamos a el taxi que ya nos está esperando en el vestíbulo del complejo.

Cuando llegamos al campus, noto que tiene una entrada para vehículos, los portones se encuentran abiertos y hay varios vehículos haciendo fila. Siento alivio por un momento, tenía la idea tonta idea de que estaría sola en este gran campus. Pero al mismo tiempo no puedo evitar preocuparme, quiero hacer amistades que valgan la pena. Veo como todos los vehículos estacionan en un lugar para dejar las maletas en un lugar en específico y despedirse de sus familiares. Estoy muy nerviosa, hoy no tengo ninguna actividad programada, tengo un horario que dice que es lo que tengo que hacer cada segundo del día durante la semana. Y hoy es domingo así que no hay nada programado aún.

Llegamos a lo que parece ser el área de descarga, que es en realidad una de las entradas principales a los apartamentos del campus. En la puerta está un joven no mayor de treinta con una gorra que tiene el logotipo de la escuela y unas hojas en las manos. Salimos junto con mi tía del taxi y el señor taxista saca nuestras maletas, mi tía le pide al señor que espere tres minutos mientras se precipita a sacarme el aire con un abrazo de oso. Se dirige hacia el joven y le pregunta ―Buenas tardes, ¿Quiero saber si tiene a Alice Luther en la lista?

El joven le sonríe es un poco atractivo, moreno y alto tiene una complexión musculosa, se nota que se ha ejercitado. ―Buenas tardes, soy Patrick el entrenador de deportes, no tiene de que preocuparse me encargaré de que Alice llegue sana y salva a su habitación― me dirige una mirada y una sonrisa amable. Ambas nos sobresaltamos cuando el taxista suena la bocina a nuestra espalda. ―Gracias, igual llamare mañana por la mañana, así puedo dejarle unas cuantas cosas más...― Mi tía dice al profesor y le da una mirada furiosa al taxista impertinente. Me da un último abrazo y un beso ―Te llamaré en cuanto llegue a casa para ver cómo te va.― dice y se sube en la puerta trasera del taxi.

―Te quiero tía― le digo un poco fuerte para que me escuche, antes de que el taxi arranque y se apresure hacia la salida.

―Gracias profesor Patrick― digo hacia él y tomo mis maletas junto con mi violín. Él me sonríe y alza su mano derecha para tomar la maleta que tengo en la mano derecha.

―Vamos Alice, déjame presentarte a tu monitora de dormitorios― y camina hacia adentro del edificio. Tiene una puerta automática de vidrio como todo en este campus y al final del pasillo hay un pequeño puente que lleva hacia otro complejo de edificios. ―Chicos y chicas por separado― dice guiñando con una pequeña sonrisa. Cuando llegamos al otro edificio, se apresura hacia una mujer muy joven al igual que él y es también muy refinada con el cabello rubio y largo. ―Traigo una chica nueva aquí Bea, ella es Alice― dice señalándome.

―Hola, soy Beatriz Ferreiro, bienvenida Alice― dice con una sonrisa en su rostro, ella es muy hermosa. Carajo a todos los veo hermosos, ¿Porqué será? La verdad me siento intimidada.

―Hola Beatriz, gracias― digo con una sonrisa tímida.

―Dime Bea, vas a estar conmigo en las clases de natación. ― Por supuesto que sí ella tiene todo el físico para ser una de las chicas de Bay watch. Gracias a Dios sé nadar bastante bien así no me sentiré más incómoda con ella.

―Gracias, Bea― digo con una sonrisa ahora.

―Bien, yo les dejo la maleta aquí tengo que seguir recibiendo a los demás estudiantes, nos vemos luego― dice Patrick y se va con una sonrisa por donde llegamos.

"¿Porqué presiento que estos dos se traen algo entre ellos?"

―Vamos Alice― dice Bea, y me dice, ―Te estábamos esperando ya que eres de las últimas. Tienes la habitación 303 está en el tercer nivel y tienes una de las vistas más hermosas del campus.

La sigo por las escaleras, hasta el tercer nivel y veo justamente a lo que se refiere cuando llegamos a mi habitación. No tengo que compartirla con nadie y prácticamente dos de las cuatro paredes son ventanas, dan vista hacia las canchas de fútbol y la piscina del campus. Hay una cornisa, grande y cómoda en la ventana y de inmediato me imagino que será mi lugar favorito para ensayar con mi violín, podría abrir la ventana y sentir una paz verdadera al ensayar de esta manera. Puedo ver también una parte del edificio de apartamentos de los chicos y un cuarto bastante similar al mío en la habitación de enfrente. Por supuesto que nos apartan varios metros de distancia, y las cortinas tienen persianas por lo que no me preocupare por fisgones.

― La cena se sirve a las seis de la tarde, luego de ello va a haber una fogata de bienvenida, te invito totalmente a participar y vas a ver que te la pasarás muy bien― dice con una sonrisa muy amigable, creo que me cae bien.

―Gracias, Bea voy a desempacar y en cuanto termine llego.― le sonrío a manera de despedida.

―Déjame saber si necesitas algo, tu compañera de al lado no viene sino hasta el principio del año escolar por lo que vas a estar un poco aislada.― Cada cuarto es bastante espacioso la verdad, tiene baño propio y área de estudio, por lo que si no hay muchas personas en este nivel estaré un tanto sola.

―Gracias Bea, de verdad.― Me apresuro a dejar mis maletas en el suelo y veo cómo ella sale en camino a la planta baja.

Suelto un gran suspiro, estoy emocionada, un tanto melancólica pero estoy muy feliz de tener mi propio espacio. Tengo que comenzar a buscar cosas para ordenar.

Decido empezar por colocar en el armario toda mi ropa y zapatos. Esto me va a llevar poco tiempo luego de eso puedo ensayar un poco y pasar el rato antes de ir a esa fogata y conocer a las personas con las que voy a pasar todos los días por al menos tres años.

Estoy nerviosa, decido dejar un atuendo lo suficientemente elegante pero que me quede adecuado para poder ir a cenar y a la fogata. Tengo que ir a darme un baño por lo que al terminar de acomodar toda mi ropa, decido arreglar y colocar todos mis instrumentos de limpieza y aseo en el baño. Es un baño blanco y pulcro. Me imagino que tenemos que asearlo constantemente. Tengo la sensación que falta un toque hogareño a todo, un poco de color por aquí y por allá no hay nada más que tonos crema, gena y blanco. Pero me encargaré luego de eso.

Ingreso a la ducha, tomo mi tiempo y me aseguro de enjuagar muy bien mi cabello. Al salir, me pongo unos jeans azul oscuro y una blusa blanca traslapada con una moña blanca en la cintura que hace que mi figura resalte. Y unas zapatillas blancas con una moñita. Me aseguro de ponerme algo de base, para cubrir mis pecas, un poco de color en las mejillas y un labial rosa. Delineo mis ojos con un lápiz café. Y estoy lista. No me maquillo mucho por lo general ese es todo mi maquillaje. Me veo en el espejo y me gusta que en mis ojos verdes se note un pequeño brillo de entusiasmo, la vida está comenzando a sonreírme.

Aquí vamos...

La melodía del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora