La melodía del corazón

Capítulo 40

hermosa canción para acompañar el cap. Escúchenla ;)

Alice

Lo que Dios no quiere ver...

Me detengo justo frente a la puerta, dudando ya que, no sé si es buena idea estar aquí o si será mejor irme y fingir que se me olvidó. Creo que he dejado muy claro cómo quiero las cosas de ahora en adelante. Sinceramente luego de pasar todo un fin de semana junto a Jake y su familia, lo menos que quiero es arruinar mi pacífica noche de domingo y verle. Aún así creo que tengo en claro que tengo que mostrar profesionalismo y trabajar a su lado.

Toco la puerta dos veces y suspiro fuertemente. Nadie responde, no escucho un sólo sonido detrás de la puerta. Doy tres golpes más y aún nada. Mi mano se dirige a la perilla y resulta que está sin cerrojo.

Entro sintiéndome un poco tonta, volteo a ver y no hay nadie en las butacas, llego hasta el centro del teatro y ahí está él de espalda al público y acostado sobre su estómago encima del escenario, tiene un lápiz y una hoja consigo y está aparentemente tan concentrado que no me escucha venir. Noto como sus labios se mueven lentamente como si estuviese hablando sólo o susurrando.

Subo al escenario y veo que él por fin nota mi presencia, me dedica una mirada rápida y luego vuelve a su hoja. Escribe una vez más totalmente concentrado y no sé qué es lo que debería de hacer primero, así que decido preguntarle.

―Hola... ammm... Entonces, ¿Donde comenzamos?― digo aclarando un poco mi voz.

―Ya comencé, en realidad ayer escribí una canción... sólo hago unas cuantas correcciones y listo. Necesitamos definitivamente tu talento y que hagas música para esta letra.― respiro con alivio, creo que es la primera vez que me ha dicho algo que no sea ofensivo, pedante o seductor, y habla estrictamente de estudio.

―Esta bien, me parece muy bien. Creo que puedo ayudar con eso definitivamente.― digo acercándome unos cuantos pasos y sentándome a su lado.

El aleja la hoja completamente para que no pueda leerla y luego veo como tacha varias palabras, con tanta prisa que está apunto de romper la hoja entera.

―Sólo estoy corrigiendo, dame unos minutos. Aún no estoy listo para que la veas.― dice viéndome un tanto molesto y receloso.

―¡Listo, tranquilo... entiendo!― digo levantando mis manos en señal de rendición. Me levanto y busco unas hojas de partituras, están en la bodega del teatro, las tomo y salgo. Espero que haya terminado, para cuando vuelvo con las hojas de pentagrama.

―Aquí tienes, léela y me cuentas qué te parece...― Veo que de alguna forma evita el contacto con mis ojos. Creo que está molesto conmigo. Pero decido verdaderamente no tomarle importancia, las cosas entre nosotros ya están lo suficiente tensas.

Sostengo la hoja, tiene varias manchas de borrones y está bastante arrugada y deteriorada por la manipulación constante.

Leo detenidamente y comienzo a concentrarme. Sus palabras, me descolocan.

El dolor y sufrimiento que hay en ellas me hacen recordar, el dolor y sufrimiento que hay en mi corazón. Estoy segura que esta letra no está dirigida para nadie más que para mi mamá. Todo lo que nunca fue dicho entre nosotras, todo lo que ella me detesto, gritó, repudió.

Las palabras que marcaron tanto que han quedado clavadas en mi corazón. Todo lo que ella fue y destruyó en tan sólo unos cuantos años.

Después de aquella noche, se podría decir que no he vuelto a ver la vida de la misma manera. No por el hecho que mi madre finalmente acabara con lo único que tenía en esta vida que era mi familia. Sino porque en sí, sabía que una parte de mí había muerto con él y con ella.