capítulo 21

8 1 0
                                    

Desperté y miré a Beni que estaba recostado junto a mí, se veía verdaderamente en paz con él mismo dormido y lo observé atentamente como una acosadora.

Su nariz respingada, su cabello claro, las pestañas mínimas que acompañaban sus bellos ojos y sus pequeños lunares color café esparcidos por su rostro de manera perfecta. Acaricié con mis dedos su mejilla sabiendo que no despertaría, tenía el sueño de un oso en estado de hibernación.

Bajé con cuidado de la cama, sabía que no despertaría pero era mejor no arriesgar nada, bajé y salude a Ama (quien era la única despierta en toda la casa) y le dije que nuestro desayuno, el de Ben y el mío, iba por mi cuenta. Comencé a preparar café y le agregué sólo un poco de leche, hice tostadas y les coloqué mermelada de frambuesas.

Simple. Pero sabía lo que hacía, así que con ese pensamiento sonreí y llevé todo a mi habitación.

Coloqué la bandeja en la mesita de noche y me senté junto a Ben, tomé su mano y considere dejarlo dormir ya que parecía demasiado cómodo en ese estado.

Volví abajo tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a nadie, el sabor del día anterior todavía visitaba sus sueños. Cuando entré a la cocina Ama y Ernesto compartían entre risas un abrazo, los miré con suspicacia y decidí no interrumpirlos pero entonces me vieron.

El rostro de Ama ganó un color totalmente blanco y Ernesto enderezó su espalda y quedó totalmente estático. Él fue el primero en hablar.

-Señorita, yo le explicaré todo, no culpe a Ama, lo que pasa es que...

-Ernesto, no tienes nada que explicar - traté de quitarle importancia con un gesto en mi mano y giré para irme pero Ama me llamó.

-Espera, Ali. Ernesto tú vete, yo lo arreglare. - el asintió y se despidió de mi con un leve gesto con su cabeza. - Por favor déjame contartelo todo y después juzgame como quieras, pero dame esa oportunidad.

Dejé que lo hiciera ¡Claro que sí! Yo no tenía ningún derecho en interponerme en sus asuntos, si bien Ernesto trabajaba aquí, ambos eran parte de la familia.

Pensé en mamá, oh, ya entendía dónde estaba el problema.
Nos acomodamos en la barra de la cocina y tomamos el café anteriormente preparado para Ben.

Cuando eras tan sólo una niñita y mi trabajo principal era estar a tu cargo, Ernesto y yo nos vimos el uno al otro por primera vez de una forma diferente a la de sólo compañeros de trabajo, se nos hacía imposible estar juntos porque el señor necesitaba el carro todo el día y tu madre estaba atravesando lo que el doctor llamó "depresión post parto", como todo bebé necesitabas un cuidado continuo y especial así que en ese tiempo yo dormía en tu habitación. Lo máximo que había entre nosotros eran miradas y sonrisas robadas totalmente secretas, escasas noches en donde todo se resumía a compartir nuestras soledades. Pero él jamás pudo compartirlas sólo conmigo, así que todo quedó ahí. Tu ya eras una niña inteligente e independiente, pero me prometí a mi misma no volver a caer. También estaba esto, un día tu padre vino a contar como uno de sus socios había despedido a dos de sus empleados por mantener relaciones y junto con tu madre habló con total libertad frente a nosotros en que si eso pasaba en su casa, actuarían de la misma manera. Este trabajo lo era todo para mí, no he conocido una vida mejor y estoy totalmente agradecida, así que eso fue un gran impulso para no estar con él otra vez.
Hace poco tiempo, nos encontramos viejos y exhaustos de amoríos fugaces y nos dimos cuenta que todo lo que necesitabamos era a nosotros mismos. Siempre hemos sido amigos, y creo que eso fue lo primordial. Alea, te irás dentro de poco con Ben y ¡estoy tan feliz de eso! Pero ya nada me impedirá marcharme de este pueblo que nada lo vale. Nos iremos lejos, juntos. Y no quiero atraverme pero de verdad estaría agradecida si no se lo cuentas a tu madre, yo me encargaré de renunciar en su debido momento.

Me fascinó la sinceridad con la que me habló, ya no me trataba como a una niña pequeña y por el brillo en sus ojos supe como de enamorada estaba de ese hombre del que hablaba con total ilusión y con el que quería pasar el resto de su vida alejada de un pasado que nada bueno tenía. La abracé conmovida porque el amor triunfaba al final de su historia y porque por fin contestaba mi pregunta, Ama era feliz. Y nadie le arrebataria ese derecho.

-Ni siquiera tienes que pedir que no diga nada, ¡estoy feliz por ti Ama! Lo cierto es que jamás lo imaginé, pero que bien que te ha sentado el amor -guiñé un ojo en total complicidad con ella. - no se como no me he dado cuenta antes, esa mirada soñadora tiene un dueño.

-Ya para que estoy grande para esas actitudes adolescentes.

-Permitete ser feliz Ama, que estar enamorado es demasiado bonito como para que uno lo esté ocultando, ve con él que debe de estar preocupado por ti. Yo te cubrire el resto del dia.

-¿Lo dices en serio? No, Al, no puedo aceptar eso. Se supone que hoy sería tu día de descanso para estar con Ben.

-Que va, con él estoy siempre, aparte mañana nos iremos, déjame hacer esto por ti.

Asintió y se marchó de inmediato, lave los trastes, prendí la radio y dejé en una estación con música romántica. El día se prestaba para estar feliz y yo no podía dejar de sonreir. Comencé a preparar una comida para todos, ya que si no se levantaban yo lo haría. Sentí los pasos suaves de Ben en el suelo y luego sus grandes y firmes manos en mi cintura. Besó mi mejilla y giré para besarlo yo de una manera totalmente nueva, con mis brazos en sus hombros y con una pasión que generalmente preservabamos para la habitación lo besé con todo mi ser.

-Buen día, querido.

-Suenas como tu madre.

-No tienes que arruinarlo todo siempre. - me levantó del suelo y comenzó a hacerme cosquillas a las que me resistí para luego devolverselas.

-Ya para, lo entendí. Ya, Al, lo siento. Se te quemará eso que cocinas si no paras. - amaba su risa pero su cara enrojecida me hizo parecer, lucia como un gran tomate con unos perfectos dientes en medio. Le pedí que controlara lo poco que faltaba por hacer y fui a despertar a mamá y papá.

Perderlo Todo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora