Capítulo 10

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Cuando Eneas me dejó en casa, ya estaba convencida de que no era un psicópata, la verdad era bastante amable y buen conversador, hablamos todo el camino de cosas con y sin importancia y no me aburrí ni por un minuto. Podía ver porque Beni estaba tan prendido con él.

-Bueno señorita, su casona está a la vista. -Rei porque utilizó su voz de mayordomo y lo hacía realmente bien.

-Gracias por traerme y saludos, Marinero. -hice el saludo militar que creo nada tiene que ver con los marineros y se rió con mi ignorancia. -Oye... -Me queje.

-Bueno, ya nos veremos alguna otra vez, prometo mantener a Ben cuerdo.

-Si, gracias por eso. -Bajé del auto y lo saludé con la mano, camine a paso lento hasta casa por el sendero de piedra y cuando llegue mamá estaba espiando por el ventanal.

-¿Era Ben? Tenía que ser el por el auto, pero lucia tan distinto, por cierto se quedaron bastante, ¿que hicieron? - lo único que quería era recostarme y descansar pero de ante mano sabía que no sería posible.

-Sí, era él. - mentir descaradamente no era mi fuerte pero habiamos quedado en que sería lo mejor.- estuvimos en la plaza principal, luego Ben se encontró a un amigo al que no veía hace algún tiempo y fuimos a comer algo. -Bueno una mentira mezclada con verdad no era algo tan malo.

-Hmm, bueno, ve a descansar.

-Tenga buenas noches, madre.

En mi alcoba noté que faltaba menos para el compromiso y para que Ben se fuera.

También noté que cada día que pasara sería un día más cerca de no estar con él. Mi cabeza explotaría, pobre Ben, entendía porque se había descocado bebiendo hoy. Él pagaría las consecuencias de que las personas más acaudaladas de otros países quisieran más poder.

Él y cientos de hombres y por consiguiente, de familias más. Era injusto, demasiado injusto, ¿Por qué la única manera de defender a tu país era entregando tu vida? Si veía a quien inició todo esto, le diría todas sus verdades. Cansada por el día, por mis pensamientos y ya lista para dormir me recosté y no me fue difícil conciliar el sueño. Ahora lo tenía conmigo, y aprovecharía eso.

Cuando me despertaron por la mañana pedí permiso a madre para ir a casa de los Marqueci, primero llamé para preguntar por Ben, su madre me dijo que seguía durmiendo. Claro, no me imaginaba que fuera a trabajar después de la noche que tuvo. Le dije que estaría allí en un santiamén cuando me pidió que lo cuidara, ella tenía algo acerca de que debía llevar a las niñas a un médico y creía que Ben también estaba enfermo sólo que no lo podía levantar. Yo sabía cuál era la enfermedad de Ben así que reí por lo bajo y me preparé para ir.
El chofer me dejó en la hacienda y después de unas cuantas formalidades con los empleados de la familia, me dirigí a la habitación de mi prometido. Ben estaba acostado y parecía medio muerto, toque su frente y su temperatura era normal, lo sabia. La noche estaba cobrando su precio. Lo tapé como una madre arropa a su hijo y bajé. Bella, la mucama se negó rotundamente a que yo cocinara para el señor de la casa, por supuesto, yo era igual de terca que ella así que no me rendiria ahí.

Entre quejas, al final, lo hicimos las dos. Preparamos una sopa y se la llevé a su habitación.

Cuando llegué, estaba despertando.

-Ey...

-¿Estoy muerto?

-¿Por qué lo preguntas?

-Tengo a un ángel en mi habitación y hasta me trae comida. - Beni siempre sería Beni. Así que sólo rode los ojos.

-Tu madre cree que estás enfermo, tuvo que irse. ¿Cómo te sientes?- toque su frente y acomodé su cabello.

-Mi cabeza hace pum cada vez que hablo pero puedo manejarlo. Así que... doctora amor, ¿Qué tengo? -Noté que hablabamos en susurros, realmente debía de dolerle la cabeza, él era mucho más de la clase efusiva de persona. Se sentó en la cama y dejé sobre él la bandeja con la sopa, que de inmediato se tomó.

-Una fuerte noche pisandole la cabeza por la mañana, yo creo. No estoy segura, unos cuántos análisis de sangre y lo sabremos. -hizo una mueca de disgusto.

-La cura no es un abrazo ¿o sí?

-No lo creo. -bufó, amaba su faceta tierna de niño pequeño.

-Tendré que ir a buscar mi carro al lugar dónde está parando Eneas, realmente no tengo ganas.

-Te acompañaré si así lo quieres.

-No hará falta, cuando madre vuelva haré que el chofer me lleve y vuelvo de inmediato aquí, no es tan lejos. - Cuando terminó todo, dejó la bandeja en su mesita de luz y me hizo señas para que me sentara junto a él en la cama, cuando lo hice se recostó y me abrazó.

-Ahora sí. -se durmió, sabía que sería una excelente madre, después de esto. Disfrute de su compañía aunque estuviera dormido, use ese tiempo para pensar en el futuro y plantearme algunas dudas, de las que se te presentan cuando te das cuenta de que no sólo eres tú en el mundo. Sólo un rato después se levantó como si hubiera sido recargado mientras dormía. Estaba todo energético y era el de siempre, se dio una ducha, al rato llegó su madre quién reafirmó que la cura de Ben para todo, era yo.

Perderlo Todo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora