Capítulo 31

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Lo que Eneas había dicho me había dolido de una manera terrible, creía en Ben, pero se sentía mal la manera en la que E se había dirigido hacía nosotros. También se veía mal decirle E, después de todo... no sé en qué posición nos dejaba esto. Éramos amigos y verdaderamente lo apreciaba, también sabía que el estaba lastimado y que probablemente no volvería a ser el mismo, pero me había herido y no se lo dejaría pasar tan fácil.

Dejando todo a un lado, este sería el último día con Ben; anoche no habíamos dormido juntos por motivos aparte ya que su madre lo "necesitaba" en casa (lo entendía, es su madre y lo extraña) y el había pasado la noche ahí. El día se sentía como si fuera el último, realmente el último día con él.

Cuando desperté esa mañana sentí como si no pudiera respirar, el aire me asfixiaba y mi pecho se sentía pesado en mi cuerpo, inhale ondo incontables veces hasta que pude respirar con normalidad otra vez. Tenía que tranquilizarme o lo pondría nervioso a él, y quería que se fuera con una sonrisa, sin embargo también quería que volviera sano y salvo.

Trate de alejar los pensamientos negativos de mi cabeza mientras me duchaba y arreglaba pero es imposible despejarte cuando solo eres tú y tu propia mente que, en muchas ocasiones, juega contra ti.

Cuando entró en la habitación sentí que no estaba lista, su colonia llenó la habitación de la fragancia masculina más exquisita creada desde siempre. Con su caminar seguro y una sonrisa que rosaba la arrogancia y se burlaba de ella llenó todo mi ser. Claro que ahora si estaba lista.

Se arrodilló ante la cama donde estaba sentada y sentí a mi corazón saltar dentro mío, después de todo este tiempo seguía poniéndome nerviosa su cercanía como si fuera la primera vez que noté lo enamorada que estaba.

Me besó, dulce, tranquilo, suave. Su boca despojó de todo el mal a la mía. Cuando traté de avanzar me paró.

-Prometí que saldríamos.

-Siempre podemos cambiar de planes.

-Suenas desesperada, amo eso. -sentí como su ego aumentaba de cien a un millón en segundos y lo hubiera golpeado de no conocerlo lo suficiente como para saber lo poco que su ego importaba ante todo lo demás.

-No puedes besarme de esa manera y luego parar.

-Si sigues hablándome así probablemente no salgamos de esta habitación en años.

Mordí mi labio inferior, si eso fuera cierto yo tendría la boca mas sucia del Estado. Pero se levantó y tomó mi mano, la besó y unió nuestros dedos como si encajaran en una sola mano, mi mano totalmente helada se calentó ante su tacto.

Ya era de noche cuando llegamos al lugar preparado por él anteriormente, sentí desfallecer, era un idiota. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

Nuestro pequeño prado, ahora parecía no ser tan pequeño. Un gazebo de madera pintado de blanco reinaba en el centro, esperaba por nosotros o al menos así parecía para mí.

Dentro había dos pequeños sillones de color blanco también al rededor de una mesita ratona de color marfil, lo que quedaba increíble. Las barandillas del gazebo estaban cubiertas de pequeñas velas de forma circular encendidas, un ramo de rosas rojas esperaba en uno de los asientos el cual imaginé era para mí.

Prácticamente corrí a levantarlas para sentir su perfume, estaban deliciosamente frescas. Gire para encontarme a Ben justo frente a mí.

-Oh tu simplemente eres tan cursi.

-Tomare las lágrimas en tus ojos como que sí te gustó. - la calidez en su mirada me hizo sentir en las nubes, como si todo con él fuera un sueño. ¿Es que en realidad existían los seres perfectos? En este momento era como un illuminati para mí.
Me lancé a sus brazos y besé su pecho.

-Siempre atinandole, Marqueci.

-Nunca con pequeñeces, Señora Marqueci.

-Eh que me ha gustado eso.

-Ya. Te contaré la verdadera historia tras la sorpresa.

Nos sentamos y levantó una canasta que al parecer había bajado del auto en cuanto empecé a correr como una maniática al gazebo. De a dentro sacó una bandeja toda elegante con alimentos y la colocó sobre la mesilla, en todo el proceso sonreí como una tonta con la mano sobre mi mentón.

-Ben.

-¿Si?

-Siento ser tan brusca a veces. -paró lo que estaba haciendo y su cara de concentración se volvió de confusión pero me dejó seguir.- Todo esto, es encantador. Me sorprendes cada día y no sabes lo agradecida que estoy de todo lo que significas para mí.

-Para, te enamoraras un poco más de mí, si eso es posible, cuando te cuente mi historia. Necesitaba que mi último día contigo hasta que vuelva sea especial, lo he pensado por semanas. Cuando esta idea vino a mí, este prado siempre ha sido nuestro y sé que cuando vuelva nos iremos lejos de aquí, tal vez tan lejos que ni siquiera podamos recordar como era. Pero quiero que él nos recuerde a nosotros, acá empezó nuestra historia y quiero que eso jamás se borré. Podrán usarlo generaciones y generaciones de amantes y tal vez nunca sabran porqué se creó en primer lugar. Pero no importa, nosotros lo sabremos y nuestros hijos seguramente también. Las demás personas también deberían saber lo mucho que este lugar importa, pero ambos sabemos que por ser sólo un prado lo destruirán como si nada. Pero si esto se vuelve algo así como una atracción turística, durará por siempre, Ali. Justo como tu y yo.

Cuando tomó mi mano mi cuerpo estaba totalmente congelado, no sabía que decir. Me sentí inútil en comparación, a mí jamás se me habría ocurrido algo así ni siquiera para él. Por un segundo me sentí triste pero al instante estaba sobre él, no debería afectar este momento grandioso por mi estupidez, Ben merecía mucho más y lo sabía pero esto era todo lo que tenía para darle y le daría todo. Hasta la última molécula de mí sería suya.

No sabía como lo hacía pero me sorprendía constantemente, no se lo pedía pero lo necesitaba. Y él lo hacía sin saberlo.

Siempre me sentí como la clase de chica que quiere y debe pero no puede. Siempre fui menos que mi reputación, en mi vida me sentía triste por momentos de sólo estar y necesitaba estar sola, un libro, un café y mi infelicidad.
Pero Ben llegaba con su luz y hacía todo mejor, en su presencia uno no podía estar triste o aburrido. Era la clase de persona que necesitas conocer al menos una vez en tu vida, la clase de persona que tenía un aura de luz brillante a su alrededor llevando buenos momentos a las personas. El no lo notó, jamás lo notó y creo que eso lo hacía aún mas angelado, si el estaba ahí tu simplemente querías ser mejor. Lo vi en todos, su madre, Eneas, mi madre, Ama, sus amigos, los vecinos, en mí.

Siempre creí que él era demasiado para este mundo. Pertenecía a otro planeta, y creo que en su debido momento él volvió.

Perderlo Todo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora