Capítulo 30

11 1 0
                                    

La noche se prestaba para pasarla bien, para soñar que éramos totalmente infinitos y que nada podría afectarnos.

El alcohol ya estaba cumpliendo su propósito en mí, aunque bebí poco para no tener comportamientos bochornosos como los que me provocaba el alcohol, a demás Ben y yo debíamos volver a casa lo que significaba; mamá peligro.

Aunque su comportamiento había cambiado notablemente no podíamos jugar con fuego, desafiarla de esa manera podía ser nuestra propia sentencia de muerte, sin nombrar que ya tuvimos una charla sobre no confiarnos ya que aún no estamos casados legalmente.

Realmente me sentía totalmente por el contrario.

Eneas, Beni y yo bailamos toda la noche en el pequeño espacio que el bar nos daba para hacerlo en busca de alguien del agrado de E.
Pareciera como si él tuviera muchísimas cosas mejor que hacer que buscar una chica pero Ben estaba empeñado en hacerlo sentir mejor de esa manera, y no debe haber algo más imposible que sacarle a Ben algo de la cabeza.

-¿Va todo bien?

-En realidad, no. Pero si le digo a Ben que quiero irme posiblemente ponga su cara de niño abandonado, hasta puede que haga un berrinche y todo. - el recién nombrado se encontraba buscando bebidas para nosotros cuando decidí hablar con Eneas.

-Si se lo explicas lo entenderá.

-Si, pero necesito estar aquí, si estoy sólo en casa me romperé. - me sorprendió totalmente su sinceridad.

-Puedes... puedes venir a casa con nosotros, hay un millar de habitaciones sin usar, de verdad.

-Tranquila, Al. Estaré bien, sólo dame algo de tiempo. -me guiñó un ojo y sonrió pero en ese gesto su mascara de estabilidad se destiñó y un gran atisbo de tristeza apareció.

-¿Interesante charla? - Ben nos dio nuestros tragos y cuando buscamos una mesa libre se sentó en mis piernas.

-Algo definitivamente está al revés en ustedes.

-Siento que nunca más podré caminar.

-¿Estas llamandome gordo?

-Tus palabras, no las mías Benibu.- mi rostro se cubrió de escarlata, olvidé que no estabamos solos.

-¿Beni...? -Eneas no terminó de pronunciar el apodo de Benjamin cuando comenzó a reírse sin cesar, Ben me fulmino con la mirada y se levantó de mis piernas.

- No comencemos a reírnos de apodos. -Eneas paró de golpe con su carcajada y se puso rígido.

-No te atrevas.

-¿Hay algo de lo que me esté perdiendo?

-No -Si. -se miraron en una especie de reto entre hombres y al parecer ganó Eneas porque Ben tomó mi mano y me sacó a bailar.

-Ustedes dos tienen bastantes secretos.

-No es nada de lo que debas preocuparte, lo prometo. - Él tenía una manera única de bailar, algo así como si mezclaras una danza indígena con el caminar de una gallina. Así que estuve riéndome todo el tiempo, sabía que lo hacía a propósito.
Nuestra mirada se dirigió hacía E que bailaba con una chica pelirroja algo curvilínea, muy bonita a decir verdad. Era Paula, se había mudado al pueblo cuando tuvo dos años con su madre, la reputación de ambas con los hombres dejaba mucho que desear pero preferí darle un voto de confianza. Al final la gente aquí siempre hablaba de más. Cuando dio media vuelta para mirarnos Ben le hizo la seña del pulgar hacia arriba y yo le di una gran sonrisa de aprobación.

Mataría a Paula si lo dañaba, en poco tiempo él se sentía como de la familia y yo defendería a muerte a mi familia.

Al final de la noche, esperamos en el estacionamiento que Eneas saliera, con una gran sonrisa llegó con nosotros.

-Paula... Paula es genial, pensé en besar su mano como todas acá son unas estiradas y...

-Oye. -Ben y yo dijimos a coro, lo abracé.

-No por ti, Al. Lo juro. Pero, ella me besó y dios, me besó.

-Realmente me alegra oír que la pasaste bien, podríamos salir los cuatro alguna vez.

-¿De qué hablas? No la volveré a ver.

-¿Cómo?

-Eneas...

-¡No puedes hacer eso, estas totalmente loco! No puedes sólo besar a una chica y luego decidir no verla más.

-Ey tranquila fierecilla, no estoy listo para una relación y ella fue la que me besó ¿si? Lo siento pero no puedo hacerlo.

-Las cosas aquí no son así.

-Pero yo no soy de aquí, no me casaré con una chica sólo porque su molesta madre lo pide. -mi corazón se sintió como piedra en mi pecho y la mirada de Eneas me dio a saber que si lo dijo por nosotros. Parecía que quería golpear su cabeza contra el pavimento.

-Eres un idiota. Si a ti el casamiento te parece eso, es muy tu problema. No tendrás mi apoyo en esto. -Ben tomó mi mano y estaba verdaderamente enojado. Faceta que no se ve muy seguido en él. Yo no pude moverme.

-No, no lo dije por ustedes. Perdonen si les hice sentir eso, ustedes se aman, yo ni siquiera se que es eso.

-No digas nada, ¿si? Sólo callate y ya.

Después de dejar a Eneas en su casa me aventuré a preguntar.

-Benjamin... ¿tu te sentiste obligado a casarte conmigo? -sus nudillos se pusieron blancos frente al volante y lo vi palidecer lo que me hizo dudar acerca de su respuesta.

-Claro que no. Me duele que si quiera lo preguntes.

-Es una posibilidad.

-No, no lo es.

-El hecho de que te pongas así quiere decir mucho.

-No, Al. Confía en mí, jamás me sentí obligado a estar contigo, pensé que lo sabias.

-Esto no se trata de mi.

-Claro que se trata de ti. -paró el auto a mitad de camino y me miró por primera vez en la conversación. - Te amo, Al. Es sobre la única cosa que no tienes que dudar de mí. Tus inseguridades van a permitir a cualquiera tener poder sobre ti. No puedes dudar de los sentimientos que vengo mostrándote hace años por algo que dijo alguien en una noche. Sólo no te comas la cabeza y confía en mí.

-Lo hago Ben pero...

-Sin peros, el amor no tiene peros o se quiere o no, o se confía o no se confía. Tu... ¿confías en mi?

-Lo hago.

-Entonces dame la confianza de que no vas a creer en lo que cualquier persona diga sobre nuestra relación. - respiré ondo, tenía razón, él nunca me había demostrado lo contrario.

Perderlo Todo (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora