Capitulo 27: Por Que El Solo Quería Protegerme

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-Harry-:

El lugar era una locura. No hubiera quien no tuviese en ambas manos alguna botella de Vodka o Whisky puro, la mayoría de los adolescentes estaban medio ebrios y vi a cinco chicas tiradas en el suelo jalándose los sostenes. 

Por suerte, nadie notó que un rostro extraño recorría el gran laberinto con una mano dentro del bolsillo de la chaqueta al sostener una pistola, ni tampoco que ojeé algunas parejitas cuyo baile era algo subido de tono para asegurarme de que la casi-follada no era Skylar. A la cual, joder, no encontraba por ninguna jodida parte. Encontrarla iba a ser más difícil de lo que había esperado. Y por su bien, más le valía estar en casa y que yo estuviese equivocado. Para mí aún existía esa posibilidad.

Me detuve cautelosamente detrás de un muro, fingiendo fumar un cigarrillo, y aunque odiara con todas mis fuerzas el humo, tuve que inhalar varias caladas para que nadie sospechase. Lo que hacía por ella. 

-Ah, hola. Eres tú –dijo alguien amablemente desde atrás. Volteé tirando el cigarrillo al piso y aplastándolo con la suela del zapato. Santa mierda de las mierdas, era la amiga de Skylar. Me quedé sin habla.
-Me alegro mucho de que estés aquí –sonrió -. Bueno, tú sabes, no te veías un chico de fiestas y eso. No te esperaba.
-Ah… Claro –mascullé con aspereza.
-No te ofendas –apoyó mis manos en mi pecho, riendo -. No era mi intención ofenderte.
-No lo hiciste –respondí automáticamente.
-Oh –musitó, y se frotó los cabellos rubios, pensativa -. Um, ¿quieres tomar algo o…? –ofreció, con el rostro iluminado. Estuve a punto de rechazarla cuando me tomó de la mano y me condujo hacia el bar, observándome con una sonrisa y con los ojos resplandecientes. La ignoré mientras buscaba con la mirada a Skylar, no aparecía por ninguna parte. No podía arriesgarme a que todo el mundo me viera, aunque, en realidad, estaba bien cubierto. Todo vestido de negro y conversando con una de las chicas de la escuela. Además, todos estaban prácticamente follando, ¿me iban a prestar atención a mí?

-Así que, ¿en dónde estudias? –inquirió, tomando un sorbo de su Martini. Desvié la vista hacia ella y acerqué el vaso de alcohol hacia mí.
-Medicina en Down States –mentí. Aunque sí tenía planeado ser doctor, algún día. En otra vida lo hubiese sido.
-¿De verdad? –sonrió ella -. Es una buena Universidad.
-Sí –musité, tomándome el Martini de un solo trago. Skylar me volvería loco. Y había tenido la mala suerte de encontrarme a su amiga, no podría seguir buscándola así.
-Tengo que irme –mascullé, levantándome de la silla. Ella me tomó de la mano.
-No, espera –suplicó -. No te vayas tan rápido.

Esperé.

-Yo, erm… ¿Te gustaría bailar conmigo? –musitó. Rodé los ojos y suspiré.
-¡Vamos! –rió ella, jalándome y llevándome por entre la multitud hacia un rincón, donde inclusive también había gente. Se apegó a mí y comenzó a bailar al compás de la suave música electrónica.

Lo que me faltaba, Skylar está en un club nocturno sin salida, arriesgándose a que la maten en los próximos minutos, y ahora su amiga -¿Alison, era?- me sacaba a bailar y me impedía irme de allí. “Joder, nena, ¿dónde estás?”, pensé con desesperación para mis adentros.


-Skylar-:

Salí del baño con las manos aún mojadas del agua del lavamanos, y me la froté en los pantalones corrugados. Me asomé con cautela tras un muro de cemento color blanco, para asegurarme de que el famoso nadador no se encontraba por ahí. Esperaba haberle dado tan fuerte que se hubiera tenido que ir a casa debido al dolor. 

Crucé el salón aglomerado, percatándome de que ahora la gente se había multiplicado por tres. Había tres veces más gente que cuando me metí al baño hacía veinte minutos. Conocía al menos la mitad, pero la otra no era de la escuela. Los padres de Jake conocían a mucha gente dueña de empresas y cosas así, por lo que él no tenía el más mínimo problema en relacionarse con sus hijos. 

Pedí una copa de Vodka y me la tomé a sorbos, mientras me movía en la pista para hacer algo. No me quería cruzar con Jake, lo que equivalía a no querer tener sexo esa noche. Por como me había tratado en la pista, apostaba a que sus ganas fervientes le estaban bloqueando la garganta. Y yo sólo deseaba quitármelo de encima. Entonces, la parte cuerda de mí, la que mi inteligencia controlaba, me decía que yo era el ser más frívolo y cruel del Universo. En verdad lo sentía, y ambos lados, cuerdo y loco, tenían razón.


-¿Por qué estás bailando sola? –inquirió alguien con una voz aguda y sutil. Me volví hacia una chica con el cabello liso hasta la espalda de color cereza intenso, unos ojos negros fervientes y la boca pintada de vinotinto. Sus ropas eran aún más extrañas. Quiero decir, ¿quién se atrevería a usar unas plataformas Punk con un vestido pegado al cuerpo? 
-No sé –musité -. ¿Cómo te llamas?
-Sheena –respondió ella. ¡Vaya! ¡Qué nombre más raro! -. Tú debes ser Skylar.
-¿Cómo lo sabes? –arqueé una ceja.
-Hombre, todo el mundo te conoce –rió -. Principalmente, por ser la novia de Jake Montgomery.
-Oh –mascullé -. ¿Tú lo conoces?
-Pues claro. No estudio en la escuela, pero soy una vieja amiga –sonrió. Era el tipo de chica vampiresa que ves en las películas de terror. ¿Creí haber visto los colmillos en su boca?
-Bueno, ahora vuelvo, voy a saludar a unos amigos –sonrió, y se perdió entre la gente.

¡Pero qué chica más rara! Sin embargo no, no era una vampiresa ni había intentado matarme. Harry estaba únicamente exagerando las cosas y mintiendo al respecto.

Harry era un paranoico que quería controlarme en todo y mantenerme bajo su mano. Nada me había ocurrido esa noche, salvo un baboso nunca antes visto en el equipo de natación. Y ahora, bailaba sola, sola y aburrida, con una copa de alcohol en la mano, deseando estar con él. Quería tenerlo entre mis brazos y aferrar su escurridizo cabello entre mis dedos, quería tocar su piel nevada con las yemas de mis dedos. Quería que fuera mío. Pero sobre todo, quería, deseaba, anhelaba, y esperaba, poder sentir su furia arder y su mano apretujando la mía con sutileza. Oh, Harry, ¿dónde estás?

Sentí una cálida respiración hacerme cosquillas en el cuello y un metal gélido rozarme el cuello sutilmente. Abrí los ojos como platos y dejé caer la copa al suelo. Se escuchó un estruendoso y chirriante sonido producido por los cristales que volaron por los aires, y el líquido se derramó a mis pies. Me quedé helada.

-Encaja perfectamente –musitó alguien, lamiendo mi cuello justo por encima del arma filosa. Un violento retortijón me sacudió el vientre y las extremidades de repente, me flaqueaban. No pude reconocer quien era, debido a que si volteaba, bueno… estaba muerta.
-Tú no eres de la escuela –musité, con voz temblorosa.
-¿Nadie te advirtió sobre nosotros esta noche? –susurró, besando mi cuello -. Tranquila, bonita. Sólo sentirás… dolor.
-¡Skylar, agáchate! –gritó una ronca voz conocida. Al desviar la mirada, vi a Sheena boquiabierta y despeinada, intentando caminar hacia mí. Me zafé del tipo logrando tirarme al suelo, me cubrí la cabeza con las manos y el cuchillo aterrizó justo a centímetros de mi rostro, dando el sonido de un péndulo metálico al golpearse contra el piso. 

El primer disparo se escuchó con eco, como en cámara lenta, y yo me quedé en shock. Todos se alarmaron y comenzaron a escucharse los gritos. Las copas y las botellas de licor explotaron a base de balas frescas recién lanzadas, y también se movieron en cámara lenta, haciéndose añicos. Yo no me podía levantar del suelo, a pesar de que numerosas veces me habían pisado las manos, y apostaba a que las marcas de los tacones de punta aguja se habían quedado allí. Estaba en un estado de estupor zombi.

No escuché mucho más, excepto el sonido de la alarma contra incendios y los gritos de tortura, y unas manos deslizarse por mis caderas, levantándome del suelo. Y entonces, caí en un profundo sueño.

LOST  | HARRY STYLES |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora