Capitulo 89: Final

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-Skylar-:

Era increíble que ya hubieran pasado tres meses desde los incidentes anteriores. Todo había favorecido, por suerte. Las notas del anónimo habían dejado de llegar, luego de que Harry engatusara a Becky para obtener de ella todas las pruebas que pudieran incriminarlo. Los policías habían dado el caso de Smith por cerrado, debido a falta de pruebas, y sólo asumieron que había sido un evidente suicidio, debido a “todos los problemas por los que atravesaba el ciudadano, además de su sucio historial policíaco”. 

Ali había comenzado a salir con Niall, y se habían escapado juntos a una localidad íntima de Irlanda. Tenían que esconderse, sin embargo. Niall había matado a Smith en primer lugar, y había cometido asaltos anteriormente. Pero, bah, bien por él. Alison se veía muy feliz cada vez que me escribía en Facebook, sin embargo. 

Y en cuanto a mí… Bueno. Yo tenía a Harry. Y había salido de vacaciones hacía unos días, por lo que planeábamos mudarnos. Esta casa tenía demasiados recuerdos, al igual que la escuela, la casa de mi madre, quien nunca más había vuelto a hablarme… Y aunque yo dijera lo contrario, simplemente no podía dejar de pensar en ello. Pero, de todas maneras, nos habíamos librado de la mayoría de las cosas. 

Sentados en el sofá de cuero de la sala, Harry lanzaba palomitas de maíz al aire, pero yo no lograba atrapar ninguna con la boca. Y él se burlaba de mí, y decía que necesitaba “más agilidad”. Necesité de un momento para escapar de mis sucios pensamientos doble-sentido. 

-¿Así que seguirás riéndote de mí? –crucé las manos sobre mi pecho, enarcando una ceja. Harry volvió a lanzar una palomita al aire, y rebotó en mi nariz, causándome picor. No pude evitar reírme, y tomé un puñado de palomitas en mi mano, arrojándolas hacia él. Pero, para mi mala suerte, había atrapado la mayoría.
-¡Basta! –gruñí.
-¡Basta! –me imitó, aguzando su voz para sonar como yo. Reí de nuevo, y me abalancé sobre él, haciendo una lucha de fuerzas al empujar sus manos. Él me empujaba de vuelta, pero sabía que no estaba utilizando ni la mitad de su fuerza.
-¡Para! –me reí.
-¡Para! –me imitó, riendo. Gruñí, pero él sólo siguió riendo. Detuvo mis manos, y me besó de nuevo, dejándome saborear sus labios suaves. Sabían a palomitas de maíz y a soda de naranja, de lo cual habíamos bebido casi dos botellones enteros. En la televisión, sonaba la música del intro de The Vampire Diaries. Entonces, mordió mi cuello juguetonamente. No quería hacer otra escena de celos luego de que yo hubiera soltado accidentalmente lo bueno que estaba Damon.

Acarició mi cintura, introduciendo sus manos debajo de su camisa blanca, que yo adoraba usar siempre, y volvió a besarme. Su ritmo era lento, pero su lengua se apoderaba salvajemente de la mía. Cualquiera que nos viera, apostaría a que él quería sacarme los dientes.

Apreté la sábana que nos envolvía en el sofá, y acaricié el abdomen desnudo de Harry por debajo de su suéter azul tejido. Envolví mis piernas alrededor de él, y el volumen de la televisión iba disminuyendo, hasta que sólo se escuchaba como un débil susurro al final de un largo túnel blanco. Aferré mis dedos a su escurridizo cabello castaño, pensando en que, más adelante, tal vez pudieran surgir otras posibilidades.
Tal vez yo pudiera casarme con él más adelante, en un futuro no tan lejano. Podríamos mudarnos y vivir en una casa más pequeña, en otro lugar; en un lugar donde nadie más nos molestara. Podríamos tener un hijo, y Harry podría llamarla ‘Darcy’. No tengo idea de por qué adoraba tanto ese nombre, pero él me había repetido cien veces que, si alguna vez tenía una hija, le pondría ese nombre. 

Era increíble lo mucho que habían cambiado las cosas de un tiempo para acá. ¿Qué estaría pensando yo, un año y medio atrás, que aún no conocía a Harry? Probablemente estuviera pensando seriamente en casarme en secreto con Jake Montgomery, quien estaba en Dubai pasando rato con su ultra-mega-millonaria familia. O, probablemente, yo todavía pensaba que la popularidad era mi única felicidad. Pero ahora… Bueno, evidentemente todo había cambiado. Había encontrado el amor en un hombre que ni siquiera estaba muy cuerdo. Un hombre al que no le importaba llevar su cabello largo, o usar pantalones ajustados en un viaje a la playa, o tener muchísimos tatuajes extraños; como, por ejemplo, ese gancho de ropa. Yo no tenía ni idea de por qué él había querido plasmar eso. Me había reído, diciéndole que estaba loco, y entonces él respondió que era feliz compartiendo su locura conmigo.

Y yo también estaba loca. Muy loca.

Los recuerdos comenzaron a filtrarse por mi mente, derramándose en lágrimas por mi rostro, mientras acariciaba las manos de Harry.

-Flashback-:
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-Tienes buen apetito, pequeña –sonrió al morderse un nudillo, mientras me detallaba.
-Y tú una seria obsesión con ponerle sobrenombres a la gente –respondí tajante.
-Oh, sí –admitió -. Pero a ti te quedan excelentes.
-No me digas.
-Sí que te digo –arqueó una ceja, burlón -. Tienes suerte de que no te puse uno peor.
-¿Disculpa? –arqueé una ceja.
-Cada quien se gana su apodo con su personalidad… Pero supongo que contigo hice la excepción. Me hubieras odiado si te pusiera uno de acuerdo a como actúas –sonrió divertido.
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-Tú sabes que yo puedo protegerte, incluso de ellos –arqueó una ceja con seriedad.

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-¿Adónde se supone que vas? –me atajó del brazo, juguetón.
-Tengo padres, ¿recuerdas? –me reí. Él hizo una mueca.
-Un día ya no tendrás que volver con ellos –masculló -. Estoy pensando en secuestrarte de por vida.
-No sería una mala idea –arqueé las cejas. Él sacudió la cabeza y me observó alejarme con mi ropa, todavía húmeda, en brazos.

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Yo no quiero hacerte daño.

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-Entonces, bueno –rompió el silencio, apretando los labios -. ¿Nada interesante que puedas contarme? –arqueó una ceja, y me eché a reír. Yo había sonreído de oreja a oreja, notando su sarcasmo.
-Nada de persecuciones por ahora, muchas gracias –me reí, sintiendo, de repente, una oleada de timidez. Me acomodé un mechón de cabello tras la oreja con nerviosismo -. Pero, yo… Bueno, he estado teniendo algunas… pesadillas –admití.
-Pesadillas –repitió, con su voz ronca. Asentí. 
-¿Qué sueñas? –inquirió, curioso.
-A veces… -medité, escondiendo la mirada al posarla en mi pierna, de nuevo -. Sueño que estoy en un callejón oscuro, o en un lugar húmedo, donde floto –expliqué, en voz casi inaudible.
-¿Eso te asusta?

Negué con la cabeza.

-No –suspiré, como si nada -. No es eso lo que me asusta.

Hice una pausa, haciendo círculos en la almohada con el dedo.

-La mayoría de las veces te pierdo –susurró, posando su mirada en mí. Me acerqué a ella, tomando su mano pálida bajo la mía.
-No está bien que sueñes conmigo –masculló, bajando la mirada hacia mis labios entreabiertos -. Debería ser eso yo lo que te asusta.

~

-Te amo.

~

-Realidad-:

Unos fuertes golpeteos en la puerta de la entrada, me sobresaltaron. Apenas tuve tiempo de abrir, o a Harry de siquiera moverse, cuando la puerta fue salvajemente abierta, y una camada de policías con linternas y perros negros que ladraban frenéticamente se acercaron como rayo a la sala. Emití un chillido, cubriendo mis extremidades desnudas con la sábana, intentando encontrar dentro de mi mente una explicación lógica para todo esto.
Dos gorilas agarraron a Harry, mientras él se sacudía violentamente para zafarse. Mis ojos de repente se nublaron. Las lágrimas surcando mis mejillas, mientras mi respiración se agitaba.

-¡¿Qué demonios?! –gritó Harry. Uno de los policías que lo sostenían, el calvo de brazos gigantes y musculosos, mantuvo su expresión neutra mientras hablaba y luchaba contra los forcejeos de Harry.
-¿Harry Styles? –casi gritó, por encima de los perros ladrando y la televisión encendida. Luché por deslizarme las bermudas negras por debajo de las sábanas. –Tenemos una orden de arresto por asesinato y desacato a la autoridad.

Chillé de nuevo, mientras las lágrimas se desplazaban violentamente por mi rostro.

-¡No! ¡Él no ha hecho nada malo! –les grité, levantándome torpemente del sofá, pero ellos no me hicieron caso.

-Flashback-:

-¿Me prometes que no me vas a dejar nunca? –musité, tragando saliva con fuerza. El sólo hecho de ver las noticias y escuchar que podrían atrapar a Harry, simplemente… me torturaban. Si ahora él me decía que eso no iba a pasar, sin duda, yo le creería.
-¿Por qué crees que voy a dejarte? –inquirió, sosteniendo su peso en sus codos.
-Tengo mucho miedo de lo que pueda pasar –respondí con voz pastosa. Mi labio inferior temblaba, intentando sostener dentro un sollozo. 
-Nadie lo sabrá –acomodó un mechón de mi cabello tras mi oreja, y besó mi cuello. –Te lo prometo.

~

-¿Contra todo? –mascullé. 
-Y contra todos –sonrió aniñadamente. 

-Realidad-:

-¡NO! –grité más fuerte. Mi voz se había vuelto gutural. -¡Harry, no! –chillé. Una policía mujer me echó hacia atrás, envolviéndome en sus brazos fuertes para impedir que me moviera.
-Shhh. Está bien –ella musitó.
-¡No! ¡Por favor no se lo lleven! ¡Él no ha hecho nada malo! –volví a gritar, sintiendo que el aire me faltaba en los pulmones.

Entonces, los policías se apresuraron a llevarlo hacia afuera, y observé impotente cómo agachaban su cabeza contra las miradas curiosas de los vecinos, que habían salido a la calle.

-Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra. Tiene derecho a permanecer en silencio –masculló el policía grandulón. Entonces, Harry me dio la última mirada que pude haber obtenido de él.

Sus ojos verdes estaban cristalizados. Sus manos estaban cubiertas por esposas de metal. Habían ojeras bajo sus ojos, y me dedicó esa… última, y triste, muy triste…sonrisa.

LOST  | HARRY STYLES |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora