LOST | HARRY STYLES |

Capitulo 79: a veces siento que te odio

-Harry-:

Se sentía raro estar a bordo del coche de mi madre sin poder mirar a Gemma a la cara. Después de todo, en parte yo había ocasionado todo esto, y mi cara no podía estar tan limpia como la de alguien sin la menor culpa. 
Smith la había tomado sólo porque ella era mi hermana, y quería lastimarla por exactamente la misma razón. Pero ahora Smith estaba muerto… Ya no importaba. Y en mi mente, seguía flotando la misma pregunta que se disparó en mi cabeza cuando lo vi inmóvil en el suelo: ¿aquí acababa todo esto?
Anne miró por el retrovisor hacia mi rostro e hizo una mueca.

-Tu labio no se ve del todo bien –ella farfulló. Noté que sus manos eran temblorosas en el volante. 
-Sólo es sangre –musité. Mi voz sonaba pastosa y demasiado ronca. Dentro de mi estómago se formaba un nudo que me daba retortijones. Tener a Gemma a mi lado después de tanto tiempo y no poder siquiera mirarla era algo insoportable. Miré a Skylar luego de recibir un pequeño apretón de su mano en la mía. Ella me dedicó una mirada abriendo sus ojos grandes y ladeando su cabeza. Ella me decía “no seas idiota. Háblale”.
Solté aire por la boca y miré atrás. El auto de Niall seguía rodando por detrás de nosotros, casi tocando el coche. Suspiré, y apreté la mano de Skylar.
-No sé si pueda lidiar con esto –susurré.

-Skylar-:

-No sé si pueda lidiar con esto –él murmuró, sosteniendo la cabeza entre sus manos, con voz temblorosa. Me senté a su lado, y ahora mismo me parecía que la cama se sentía como un montón de piedras bajo mi trasero. –Yo en verdad no puedo.
-Tienes que mantenerte fuerte –musité. –Ella… ella está bien, y está aquí. 
-Y ninguna de las dos cosas es por causa mía –él replicó, liberando su rostro de sus manos y mirando al frente.
-¿Quién dice que no? –achiqué mis ojos. Escuché los platos y cubiertos resonar desde abajo, donde estaban Matt, John, Anne, Gemma, y probablemente Niall también, con ellos. –Tú hiciste todo lo que pudiste.
-Pero nada fue suficiente. Y ahora mismo sé que la policía está investigando esto.
-Ellos no van a atraparte –le interrumpí, sintiendo que mi estómago se achicaba. –Nunca te atrapan.
-Podrían –él masculló, y luego sacudió su cabeza, llevando su mano a sus sienes. Su boca lucía hinchada y roja todavía, a pesar de que yo misma le había lavado la sangre. –Pero no importa. No me hagas caso. Tú sabes que no estoy en mi mejor momento.
-¿Y eso qué? No puedes ocultar tus sentimientos siempre. Mostrarlos no significa que eres débil.
-En donde estoy, sí. Y sé que ella me odia, de todos modos. Esto apesta.

Desvié la mirada con molestia, y aparté mi mano de la de Harry, aprisionándola entre mis rodillas. Quizá yo estaba molesta porque siempre consideraba a Harry como mi perfecto modelo a seguir; siempre allí pateando culos sin el menor rastro de miedo cruzando su rostro. Él siempre lucía tan increíblemente seguro diciéndome que el miedo es para cobardes. Y ahora él se encargaba de hacer todo lo que estaba mal para él, y para mí.

-El miedo es para cobardes –casi susurré, mirando al frente con la vista perdida en una de mis zapatillas Vans. –Yo en verdad creí que lo decías enserio.
-Sí, pero ahora… no lo sé –se encogió de hombros, con voz sombría. –Supongo que todo ha cambiado.
-¡No! –grité, y me volví para mirarlo. –Nada ha cambiado, ¿me entiendes? ¡Nada! No puedes comportarte como un debilucho, ¡tú no eres así! ¡Eres H! Eres… eres… ¡Agh! –me levanté de la cama, apretando los puños a mis costados. -¡A veces yo sólo siento que te odio!

Y salí de la habitación dando un portazo. Mi cabeza daba vueltas conforme la rabia se expandía por mi cuerpo.

-Harry-:

Apreté los dientes. Mi vida era un constante remolino que me llevaba de allá para acá. Un día, podía despertarme pensando en patear culos y beber hasta sentirme el chico más realizado del Universo. Pero en días como éste… yo sólo buscaba desaparecer.