Colgué la mochila en el pequeño perchero de color blanco, y me apresuré hacia el mueble de cuero negro, donde Harry suspiraba mientras contorneaba la boquilla de una botella de cerveza con sus dedos sonrojados. Sonreí involuntariamente, y lo abracé por detrás.
-Harry-:
Esa tarde, había colgado más de seis llamadas sintiendo la misma maldita frustración que me oprimía el pecho. Tres semanas, y Gemma todavía estaba desaparecida. Se suponía que en estos asuntos uno no puede involucrar el corazón, pero era mi hermana… Aún cuando ella me odiaba. Pero lo era. Ella realmente me importaba.
Tiré el teléfono a un lado cuando John dijo en línea que todavía no conseguían pistas, y todavía me sentía igual que hacía un rato: con la cabeza ardiendo y el teléfono molestando en mi espalda, estando justo debajo de mí. De pronto entonces, sentí unas pequeñas manos sostener mi rostro y unos labios rozar mi nariz, haciéndome sonreír involuntariamente, aún cuando yo no era bueno en eso. Solté la botella sobre la mesa. Hoy tampoco quería beber.
-Hey –reí sin querer. Yo no quería que ella se preocupara más, o la tendría recorriendo todos los lugares prohibidos para ella. Como aquel almacén, por ejemplo. Ella no se separó de mi rostro.
-¿Qué pasa? –sonrió, mordiendo su labio.
-¿Por qué no me besas en la boca? –le pregunté, y ella sonrió aún más.
-Porque sé que no podré controlarme, y hoy estoy cansada –respondió con desenfado. De su cuello colgaba mi vieja cadena plateada de un avión de papel. Se la había dado aquella vez en el hospital, cuando ella estaba relativamente muriendo. Había sido mi última esperanza para que ella se llevara una parte de mí.
-¿No vas a besarme, entonces? –inquirí.
-No lo sé –hizo una mueca, y besó mi nariz.
-Oye –me reí libremente, porque sabía que nadie más podría estarme observando.
-¿Por qué casi nunca te ríes así? –preguntó, sentándose en el borde del sofá. Observé su rostro angelical y robé su mano de su regazo, aprisionándola entre las mías.
-Sí lo hago. Sólo cuando estamos tú y yo.
-¿Y por qué con las otras personas no?
-Porque no puedo mostrarles debilidad –respondí sin dejar de sonreír, y ella acarició mi abdomen con su mano libre.
-Qué lindo –comentó.
-Um… ¿Gracias? –arqueé una ceja con simpatía. Me sentía tan bien actuando así con ella. Porque era… bueno yo… en realidad… lo sentía.
-No, lo digo enserio –rió. –Es muy lindo.
-¿Por qué se supone que es lindo?
Se encogió de hombros.
-Porque las personas frías no demuestran sus sentimientos. Pero cuando los demuestran, siempre es de verdad –respondió, sonriendo con inocencia.
-Eso sí que es lindo –comenté. Ella me tomó la mano, y lentamente deslizó mi anillo de plata de mi dedo pulgar y lo puso en el suyo, alejando su mano para obtener un mejor ángulo.
-Se ve bien en mí –ella dijo, fingiendo aspecto crítico. Yo esbozaba una sonrisa pequeña ilegible.
-¿Qué? –preguntó. Se veía preciosa cuando sonreía. Sus mejillas se hacían más anchas y achicaban sus perfectos ojos verdes. Ella lucía feliz, y, y, y… y hermosa.
-Eres sólo… -vacilé. Negué con la cabeza y me encogí de hombros. –Es difícil para mí recordar que todavía estás en la escuela. Eres tan… perfecta.
Ella se ruborizó.
-Realmente no lo soy.
-No, lo eres. Es como… que puedes ser inmadura la mayoría del tiempo, pero de repente te conviertes en el ser más inteligente del mundo. Eres como… -me detuve, sintiéndome como un idiota. ¿Ella me estaba entendiendo?
-Sí, debe ser cierto. Recuerdo que una vez me dijiste que tengo el encanto de una babosa muerta –sonrió con picardía, y yo reí frágilmente ante el recuerdo que se mantenía intacto en mi cabeza.
-Todavía lo recuerdas.
-Y recuerdo que te dije que eres tan adorable como un nido de cucarachas –se mordió el labio al reprimir una risita.
-Ja-ja –musité.
-¡No era cierto! Debí poner otro insecto más lindo.
-¡Hey, gracias! –solté, y ella dejó salir su carcajada, mientras se agarraba el abdomen con la mano. Minutos después, ella paró de reír, y sólo quedó un silencio extraño flotando en el aire. Su rostro era triste. Aparté sus cabellos de la cara.
-Skylar-:
Sonreí melancólicamente, y me acomodé en su regazo, subiendo las piernas en el sofá y apretándome el abdomen con los brazos. Sentí mi pelo siendo apartado de mi rostro por una de las manos de Harry.
-¿Qué va mal? –él preguntó, acariciando mi cuello con sus dedos.
-Nada –le mentí. –Sólo estoy cansada.
-¿Cansada… de qué? –casi pude sentirlo arquear la ceja. Me removí con incomodidad y suspiré hondo, notando que mis frágiles párpados se caían solos. Necesitaba definitivamente dormir por tres días. Y mudarme a algún internado en China. Suspiré, y decidí entonces que debía decirle la verdad.
-Me han enviado otra nota hoy –musité, obviando lo de Jake y el trayecto con Danny hacia la casa. Obviamente no era conveniente decirle eso. Sería para que explotara en llamas.
-A mí también –dijo. –Todo es sobre mi hermana ahora.
-¿Juega con eso? –arqueé las cejas.
-Sí. Ese hijo de puta, quien quiera que sea, lo hace.
Tragué saliva con nerviosismo. Nadie podía ser tan maquiavélico.
-Pero en cuanto encuentre a Smith, será mejor que lo mate –continuó, dejando repentinamente de acariciar mi cuello. Su mano sobre él se sentía tan fría, y de repente rígida.
-No sería una mala idea –concordé.
-Estoy harto de esos mensajes. Si yo me deshiciera de él, también lo hiciera de los mensajes.
Me detuve.
-¿Qué quieres decir?
-Sólo hay una persona que me odia tanto como para hacer todo esto. Y es Smith.
Sentí mi garganta secarse.
-Ajá, pero… -arrugué el entrecejo. ¿No era a mí a quien posiblemente odiara? –Espera… ¿Me estás diciendo que Smith es el anónimo?

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LOST | HARRY STYLES |
FanfictionSi te gustas las historias inspiradas en Harry esta es para ti . DISFRÚTALA ! Cuando subí esta historia jamás pensé que llagaría al millón de lectores muchas gracias 💜