*En multimedia Michael*
Voy caminando con mis amigas por los grandes pasillos de la escuela.
Está todo alborotado de gente y ruido ya que pronto sonará la sirena para comenzar las clases.
Voy con la cabeza agachada mirando el móvil. Llego a la zona de taquillas, meto la clave y abro la taquilla cogiendo todos los libros.
Sigo mirando el móvil, cuando, no sé cómo ni por qué, me encuentro caída en el suelo con un gran dolor en el trasero.
-Lo siento, lo siento de verdad-me responde alguien.
-¡Mira por dónde vas!- grito alterada tocándome la zona alterada.
Alzo la cabeza para encarar a la persona que se ha chocado conmigo.
Pero mi corazón se acelera,al ver a aquel chico moreno de ojos chocolate a tan solo unos centímetros de mí con cara de preocupación.
Estira la mano para que pueda cogerla y se le forma una gran sonrisa, una preciosa sonrisa.
-Soy Michael, Michael Ronda.
-Willow Shields- le digo nerviosa mirándole a los ojos.
-¿Te duele?- me dice refiriéndose a mi trasero.
Noto cómo los colores suben a mi rostro.
-Es-Estoy bien....gra-gracias.
Me levanto yo sola apresurada y tras recoger los libros, salgo corriendo hacia donde se encuentran mis amigas.
¿Dónde se han metido?
-Psst- escucho detrás mía.
Me las encuentro en un rincón observándome con cara pícara.
-¿Qué hacéis ahí?- les digo.
-Espiaros. ¿No es obvio?- dice Ele, pero se gana una colleja por parte de Vanessa- Auch.
-¿Quién era ese chico?- pregunta Vanessa alzando las cejas y moviendo la cabeza.
-Oh vamos. ¿No pensarán...-me miran con cara pillina- Por el amor de Dios, chicas, ya son mayorcitas para estos juegos. Ahora, mejor que nos demos prisa, si no quieren que lleguemos tarde.
-0-
Jueves.
Última hora.
Historia.
Me encanta.
Nótese la ironía.
La profesora sigue explicando El Humanismo. La ventana está abierta debido al calor que hace.
No dudo en asomarme un poco con la cabeza a la ventana.
Me viene a la cara una fresca brisa y un olor parecido a la pizza, de las casas de en frente.
Todo está tranquilo.
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Para Siempre®
Teen FictionWillow Shields, una adolescente que irradia amistad y alegría allá donde va, tiene un pasado y un presente familiar un poco triste. Llorar ya no sirve, él no querría eso. Dos ojos enamorados no le quitan el ojo de encima desde hace tiempo, ella lo...