Capítulo 21

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Dos días mas tarde

Martes. Mi esperado martes. Cuánto he deseado que llegaras. Por fin ha llegado el día. ¡Por fin nos vamos a Londres!

Me encuentro en casa guardando las últimas cosas que me quedan por guardar en las maletas que compré el otro día en el centro comercial.
Mamá entra algunas veces a mi cuarto para saber cómo voy y preguntándome si necesito ayuda. Son las 17:00 de la tarde. El vuelo sale a las siete, pero hay que estar allí una hora antes. Voy un poco apurada, ya que todavía me tengo que bañar y vestir.

-¿Necesitas algo?- mamá entra por enésima vez.

-¿Podrías ayudarme a guardar esto último?- asiente.

Se acerca a mí y va cogiendo la ropa y metiéndola en la maleta.

-Te voy a echar de menos- me mira triste.

-Mamá, ya hemos hablado de esto, solo me voy una semana y sé que vas a estar bien sin mí.

Me siento un poco mal, ella se va a quedar aquí una semana sola, pero necesito despejarme un poco y la oportunidad de ir a Londres con tus amigos no se presenta todos los días.

-¿Vas a llevarte esto?- me mira con ojos cristalizados y coge un peluche entre sus manos.

Es un perrito blanco de peluche. Me lo regaló mi padre el día antes de morir. Sé que suena infantil, pero es lo único que tengo que me recuerda a él. Retengo las lágrimas que amenazan con salir y cojo el peluche. Lo abrazo con fuerza como si así pudiera volver a abrazar a mi padre. Reprimo un sollozo y lágrimas aparecen por mis mejillas.

Mi madre rápidamente me abraza, me toca el pelo con su mano y me susurra- Sh, todo va a estar bien, tranquila.

-0-

Ya estoy lista. Duchada y vestida.
En Londres suele hacer mucho más frío que en Sevilla. Se dan mínimas de 11°.

Mi vestimenta es sencilla, consiste en un pantalón largo roto y un jersey de media manga.

17:45.

Cojo apurada las maletas y la mochila que voy a llevar a la espalda.

Llevo el móvil en la mano y las llaves que se las daré a mamá cuando salga de casa. Echo un último vistazo a mi habitación, ahora un poco vacía, para ver si me falta algo. Tras negar con la cabeza, bajo las escaleras y mamá está en la puerta ya preparada para llevarme al aeropuerto.
Abre la puerta y salimos fuera. El coche azul de mi madre descansa en la acera de en frente de casa. Entramos y me siento en el lugar del copiloto. Mi madre introduce las llaves y hace fuerza con el freno de mano.

Diez minutos más tarde, llegamos al aeropuerto. Una masa de gente ocupa la parte central. Se oyen silbidos y gritos por parte de los alumnos.

"Es mi clase".

Puedo distinguir a muchos compañeros conocidos y a Lucas, al fondo, era mi mejor amigo cuando llegué de pequeña al colegio, pero nos fuimos distanciando.
Parece que me escucha, cuando se da la vuelta y sus ojos encuentran los míos. Finalmente, sonríe y me saluda con la mano. Le correspondo el saludo y me centro en buscar a mis amigos.

Los distingo entre la multitud.
Están todos menos Vanessa y Michael.
Corro hacia ellos y nos abrazamos.

-¿Y los demás?- pregunto confusa. La tutora nos había citado aquí a todos a las seis.

-Pues Michael ya viene y Vanessa se le ha olvidado la mochila a mitad de camino y ha tenido que volver para recogerla.

-Vanessa, como siempre, tan despistada- ruedo los ojos.

-¡Aquí estamos!- oímos voces detrás nuestra.

Vanessa y Michael vienen corriendo hacia nosotros como si sus vidas dependieran de ello.

Cuando llegan, Michael me sonríe y yo le devuelvo la sonrisa. Estos dos días atrás ha estado muy cariñoso. Pensaba que todo lo que había dicho era él era porque estaba borracho, pero, al día siguiente, me confirmó que todo era cierto y me repitió la famosa frase: "Los borrachos siempre dicen la verdad".
También me dijo que no quería obligarme a enamorarme de él, que no me preocupara y que se lo dejara todo a él.

-Por fin...os...encontramos- dice ella fatigada.

-Pero si estamos al lado de la entrada- suelta Austin riéndose.

Vanessa mira hacia la puerta y después dirige su mirada hacia nosotros- Bueno, lo importante, es que ya estamos todos.

-0-

Llevamos una hora esperando y, por fin, ha llegado la hora de subir al avión.
Sí, ya hemos hecho todo ese rollo de el pasaporte y el cacheo. A Ele la han tenido que cachear. Cada vez que entraba, pitaba. Estábamos todos descojonándonos, menos Nick, quien lo ha pasado bastante mal cuando el hombre cacheaba a Ele. Al final, solo era un zumo de naranja que tenía en la mochila.

-¡No es mi culpa que tenga hambre a todas horas!- es lo primero que había dicho ella.

Estamos a punto de subir al avión. Ele se sentará con Nick, obviamente, Austin y Michael, y yo y Vanessa.

Subimos la escalera y Vanessa y yo cogemos asiento al fondo.

Tras ver que todo el mundo ya entrado y se ha sentado, la azafata sonríe- ¡Abróchense los cinturones, muchachos! ¡Nos vamos a Londres!

Todos los alumnos gritan Londres y dan aplausos, incluyendo nosotros.

Sentimos un golpe en el asiento. Nos damos la vuelta y vemos a Austin y Michael tras nosotras.

Michael me coge la mano y la aprieta con fuerza, a lo que yo sonrío.

Presiento que en este viaje pasarán muchas cosas.

-¿Qué cosas van a pasar? Es Londres, ¡la cuidad del amor!- gritan Austin y Michael.

-Eso es París- corrige Vanessa.

-Ah, ¿sí?

-Sí- dice ella mirándola incrédula.

-¡Callarse! Se suponía que ese era el final del capítulo

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-¡Callarse! Se suponía que ese era el final del capítulo.

-Lo siento- alzan las manos.

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