Capítulo 31 |Final|

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|Cuando lleguéis a la parte dónde hay un micrófono, darle y sonará una canción|

-1 mes después-

-Pero chicas, solo es una cita- resoplo por décima vez sentada en la silla.

-No es una cita cualquiera. Es la primera que tenéis a solas desde que sois novios- me corrige Vanessa.

-Es que vosotros dos sois muy raros- la miro confusa- O sea, no tenéis citas antes de ser novios, si no después- comienza a aplaudir Ele.

-Con el viaje y la fiesta de fin de curso no hemos podido- intento buscar una respuesta correcta.

Terminan de maquillarme y peinarme, y ahora toca lo más difícil- ¿Qué me pongo?

Me miran asombradas porque saben que solo quedan cinco minutos para que llegue Michael.

-¿No sabes qué ponerte? ¿Me lo estás diciendo en serio?- asiento- ¿No es una broma?- niego.

Vanessa empieza a soltar maldiciones y se dirige al armario. Empieza a buscar entre las miles de perchas, intentando encontrar algún atuendo correcto.

-Joder, Willow, no tienes nada arreglado para salir, ¿o qué?- encojo los hombros.

-Oh, mira esto- Ele saca un mono blanco de el fondo del armario.

-No sabía ni que existía- soltamos las tres una carcajada.

Entro en el cuarto baño y, a los cinco minutos, vuelvo a salir ya vestida.

-Preciosa- dice Vanessa juntando las manos a la par que cierra los ojos.

-Somos unas artistazas- chocan las dos las manos.

Oímos sonar el timbre desde abajo, y bajamos apresuradamente las escaleras.

-Aquí tienes a tu princesa- dice Vanessa nada más abrir la puerta.

Me hago paso entre las dos, y Michael me mira de arriba a abajo y me sonríe. Viste un traje de chaqueta y una corbata.

-No sabía que te ibas a poner un traje- digo divertida.

-Pues claro, ¿por quién me tomas? Soy un caballero- se coge los picos de la chaqueta y tira de ellos.

Me despido de las chicas y Michael me coje de la mano. Caminamos hacia su coche, y entramos dentro.

-¿A dónde me llevas?- sonrío mirándolo.

-A Narnia- bromea- Vale, no. Es un restaurante italiano que hay por aquí. Vine con mi familia hace tiempo y la comida que ponen es espectacular.

Llegamos a aquel restaurante y, tras hablar con el que asigna las mesas, nos sentamos.

-¿Vas a poder con esa pizza tú solo? Es más grande que tú.

Él suelta una carcajada- Pues claro que sí, porque tú me ayudarás, ¿a que sí?- lo miro alzando una ceja- ¿Verdad?- vuelve a repetir- No me digas que no te gustan las pizzas.

Suelto una carcajada- Pues claro que me gustan, tonto.

Antes de empezar a comer, el móvil de Michael suena avisando de un mensaje. Lo coge y se le cambia completamente la cara. Vuelve a dejar el móvil donde estaba y sigue comiendo, todavía algo asustado.

-¿Te pasa algo?- le pregunto preocupada.

Él levanta la mirada y la posa en mí- Eh-eh. No, ¿qué me va a pasar a mí?- pregunta nervioso encogiendo los hombros.

-No sé, te noto asustado.

-Estás increíblemente preciosa hoy- cambia de tema.

Lo cojo de la corbata y lo atraigo hacia mí para besarlo. Él me sujeta la cara con sus manos nerviosas para profundizar el beso.

-0-

Michael

Me encanta estar contigo, Willow.
Eres una persona increíble y preciosa.
No sé que haría si no te tuviera.
Eres imprescindible en mi vida.
Te quiero tanto, novia mía.
Suena tan bien esa palabra.
Y que pase lo que pase, te seguiré queriendo hasta el final de mis días.
Te amo, princesa.

Willow

¿Por qué me dices todas esas cosas tan bonitas ahora?
¿Pasa algo?

Apago el móvil al ver que no me contesta y no creo que tenga pensamiento de hacerlo.

Me dirijo a casa de Michael, y me abre Nick.

-¿Qué haces aquí?- pregunto confusa.

-Estamos aquí Austin y yo- me mira preocupado- Anda, pasa.

Voy hacia la comida y está Austin bebiendo un vaso de agua. Nick se posiciona al lado de Austin y bebe otro vaso de agua.

-No te lo ha dicho, ¿verdad?- Nick habla.

-¿Qué tendría que decirme?- se miran entre los dos- Por favor, me estáis poniendo nerviosa.

-Willow, Michael se ha ido.

-¿Cómo que se ha ido? ¿A dónde?- me tiemblan las manos.

Austin mira hacia abajo y vuelve a mirarme- Hace un mes, consiguió una beca para estudiar en la universidad de Londres. No quería decírtelo para que no sufrieras, por eso no se ha despedido, él nos dijo que no podría despedirse de ti, sin ponerse a llorar antes. Ahora mismo debe estar en el aeropuerto, para coger el avión.

-¿Qué?- me tapo la boca con las manos hasta que las lágrimas comienzan a salir.

-Willow, yo...

-¡No!- salgo corriendo de esta casa en dirección al aeropuerto.

Mi cuerpo tiembla, pero eso no impide que siga corriendo.
"Llegaré a tiempo", no para de repetir mi conciencia. Sigo corriendo hasta que una piedra me lo impide. Tropiezo con ella y caigo al suelo. Los sollozos siguen a las lágrimas, pero no me rindo. Me levanto y sigo corriendo, hasta que llego al aeropuerto.

Miles de personas se encuentran dentro, pero no puedo divisar a Michael. Miro de un lado a otro, hasta encontrar el vuelo a Londres. No, no, no. Quedan dos minutos para que salga.
Empiezo a correr otra vez hacia la zona de fuera donde están los aviones. Corro hacia el avión que había en la pantallita de antes. La puerta está todavía abierta y la escalera está fuera.
Subo las escaleras y entro dentro del avión. Voy mirando de una fila a otra mientras corro. Algunos pasajeros me miran con cara rara, otros, asustados. Las lágrimas siguen saliendo, cuando lo veo. Está mirando hacia la ventana de su izquierda y puedo notar a simple vista, que tiene algunas lágrimas en su mejilla.

-¡Michael!- el aludido se gira hacia mí y me mira asombrado.

-Willow, ¿qué haces aquí?- pregunta volviendo a caérsele algunas lágrimas.

De repente, un guardia de seguridad me coge de las manos por atrás y me pone unas esposas.

-Esto no se quedará así. Te lo prometo- las lágrimas siguen cayendo- Nuestra historia iba a ser para siempre y así sera. Nos volveremos a ver, tenlo por seguro- el policía me saca del avión agarrándome las manos.

Oigo a Michael llamarme desde dentro del avión. Me doy la vuelta y lo veo dando golpes al cristal del avión. Vuelvo a mirar al frente, reprimo un sollozo y algunas lágrimas caen al suelo.

"Para siempre", pensaba él.

"Para siempre", pensaba ella.

HI, BABIESS
No me matéis por el final, pero es que tenía que hacerlo así. No todos los finales son felices. Quería hacer algo diferente y espero haberlo conseguido.
Tranquilas, que aún falta el epílogo.
BYYEE

Para Siempre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora