Releo la carta varias veces más y la frase Tu admirador secreto.
¿Qué me vea con él?
Pero, no lo conozco, ¿y si me ha engañado y es un sicópata que me quiere raptar?Tú siempre buscándole el lado malo a las cosas, replica mi conciencia.
Doblo la carta y vuelvo a sentarme en el sofá.
-Oye, ¿qué es eso, Willow?
Por un momento me olvidé de que la videollamada seguía encendida.
-¿Esto?- señalo la carta- Es una carta de mi admirador secreto.
-¿En serio? ¿Te ha vuelto a mandar una? ¿Después de mil años?- exagera Ele- ¿Y qué pone?
-Que me reúna con él- digo todavía en shock.
Se quedan calladas y después, Vanessa sonríe picarona.
-¿Y vas a ir?
-No sé, supongo. Quiero saber quién es el que me ha estado mandando estas cartas tan lindas- suelto risueña.
-Osea, que te has enamorado del chico de las cartas- resume Ele.
-¿Qué? No...sí... Es que nadie me había hablado y explicado sus sentimientos así en la vida. Y me resulta agradable que alguien se preocupe por mí un poco. Se siente realmente bien.
-¿A qué hora es la cita?- dice Vanessa.
-A las cinco.
-Sabes que son las cuatro y media, ¿verdad? Y que de aquí al centro son quince minutos, ¿verdad?- me enseña Ele su reloj.
-¿Cómo sabes dónde es?- digo confusa.
-Willow, cariño, tienes la carta doblada al revés.
Agacho la cabeza y, en efectivo, es así.
-Bueno, pues ahora, vístete, y sal corriendo.
-0-
Salgo de mi casa y empiezo a caminar. Pero las ganas de conocerlo ocupan un hueco en mi cabeza y los pasos se van haciendo cada vez más rápidos hasta un momento en el que salgo corriendo.
Diez minutos más tarde, llego. Le doy la vuelta al edificio, donde veo matorrales, árboles y un montón de flores, el jardín.
Empiezo a dar vueltas sobre mi eje pero no logro localizar a nadie.
-¡Si es una broma no tiene gracia!
Grito y vuelvo a gritar, y no se oye ni se ve a nadie. Ni un ruido ni nada.
Miro la hora.
17:15.He llegado tarde. A lo mejor por eso no está. Empiezo a correr por el jardín pero sigo sin divisar a nadie. A lo lejos diviso un pequeño cuartillo, el de la limpieza.
Corro hacia él, por si da la casualidad que se encuentra dentro.Al entrar, un olor a limpiasuelos y cristasol inunda mis fosas nasales. Un revoltijo de fregonas, cubos, trapos y escobas. El espacio es tan pequeño, que siento que me ahogo. Miro hacia todos lados, pero nada.
Rendida, salgo del cuartillo y tras echar un último vistazo fuera, me dirigo a mi casa.
-0-
Han pasado seis días desde que me dejaron plantada en el jardín del edificio.
Ahora mismo nos encontramos todos en el coche de Michael, esta vez no es el de Nick. Vanessa está en la zona del copiloto y los demás atrás, donde hemos cabido de milagro.Vamos en dirección a una fiesta. Sí, otra. Sophia ha hecho otra fiesta de las suyas y nos ha vuelto a invitar. Esta vez no es su cumpleaños, es su santo. La próxima vez hará una fiesta porque le ha bajado la regla.
Tengo miedo de embriagarme otra vez y que me quede inconsciente en casa de Michael.
Ele y Nick se encuentran uno al lado del otro, por lo que puedo ver cómo se echan miraditas y se cogen las manos. Permitirme aclarar vuestra duda, sí, son novios. En la cita que tuvieron, Nick le pidió salir y ella aceptó gustosa.
Son muy lindos y todo eso, pero algunas veces me entran ganas de...-¡Cogerse una habitación!- Vanessa dice por el retrovisor.
Oh, gracias Vanessa.
Nick se sonroja y Ele la fulmina con la mirada.
El resto del trayecto es silencioso salvo por la música de fondo de Ariana Grande y el ruido de las teclas del ordenador de Austin.Me acerco curiosa y le pregunto- ¿Qué haces?
Él despega la mirada del ordenador y la posa en mí sonriente- Es una página web. Puedes preguntarle cualquier cosa, que te responde correctamente. Es mejor que Google y Wikipedia- dice con orgullo.
-¿Puedo probar?- asiente- ¿Brooklyn Beckam tiene novia?
-Sí- suena la voz áspera de un hombre.
Le saco un corte de mangas al ordenador y Austin suelta una carcajada.
-0-
Al llegar a casa de Sophia, la casa se encuentra como la última vez. Muchas personas en el patio y jardín trasero. Los balcones están repletos de gente con barriles de cerveza. Esta vez no es necesario llamar a la puerta, ya que se encuentra abierta.
Giro el pomo y por dentro, el drama es peor.
Pronto, nos acomodamos y nos vamos a lo nuestro.
Vemos la barra libre al final y pronto, una imagen cruza mi cabeza.¡Will!
Vanessa parece captar la idea, ya que salimos corriendo hacia la barra.
-¡Chicas!- dice una voz a nuestras espaldas, Will, que lleva varios vasos vacíos en la mano- ¿Qué os trae por aquí?
-Sophia nos volvió a invitar- dice Vanessa quitándole importancia.
-La próxima vez, esta chica hará una fiesta porque le bajó el tomate- dice él divertido.
-Eso mismo dije yo.
Estuvimos hablando una hora más con Will, hasta que me aburrí y decidí subir a las habitaciones de arriba. Solo sentía curiosidad. No me tomen por cotilla.
Subí las escaleras esquivando a gente: dormida, besándose, metiéndose mano, bebiendo...
Esta casa es realmente grande. Al llegar a la zona de habitaciones, alguien me coge del brazo y me atrae hacia sí.-¿Estás bien, Michael?- digo tocándole la frente.
-S...sí, eso creo. Pero escúchame, Willow. Tengo que decirte algo importante.
-Pero Michael, estás...
-No. Solo escúchame. Antes de que el alcohol me haga efecto-me coge la cara y acaricia mi mejilla- Llevo esperando este momento desde hace años. Willow, me gustas, mucho, bueno, no, estoy perdidamente enamorado de ti. Me alegras el día con tu sonrisa. Me levanto pensando en ti y me acuesto pensando en ti.
-Michael...
-Y sé que tú no me quieres, pero no me daré por vencido tan fácilmente- no puedo evitar sonrojarme- Te amo, pequeño ángel.
Tras eso, coge delicadamente mi cara con sus suaves y temblorosas manos. Y me besa. Al principio, me quedo en shock, pero rápidamente le sigo el beso. Al principio, el beso es delicado y inseguro, pero se va intensificando a medida que nos besamos. Cuando se nos acaba el aire, pega su frente a la mía y me mira a los ojos.
-Voy a enamorarte, Willow Shields.
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Para Siempre®
Teen FictionWillow Shields, una adolescente que irradia amistad y alegría allá donde va, tiene un pasado y un presente familiar un poco triste. Llorar ya no sirve, él no querría eso. Dos ojos enamorados no le quitan el ojo de encima desde hace tiempo, ella lo...