Capítulo 40 °Hannah°

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Me sentía completamente sucia. Podía sentir las embestidas bruscas de mi padre, tan como podía sentir el dolor y entumecimiento de aquella zona.

Era plenamente consciente de que estaba llorando y gritando piedad, y también que él me oía y no paraba.

—Por favor—Supliqué con la voz temblorosa.

La repulsión hacía mi misma y hacía el mundo se hizo presente dentro de mi. Se mezclo sin piedad en mi pecho haciendo todo más intenso y abrumador. No sé en que momento todo cedió, lo que sé es que Charlie salió de mi y que acabo de ser violada por el que se supone debería cuidarme. Mi padre.

El dolor hacía que me palpitara la cabeza, sentía como si fuese a explotar en cualquier momento. Todo era tan intenso que apenas podía procesarlo. Oía unas voces lejanas, eran dos hombres, sin embargo, seguía demasiado adolorida, asustada y asqueada como para que lo que aquellos hombres discutían me importara lo mas mínimo, apenas podía procesar lo que acababa de pasar.

Cuando recuperé la cordura, lo primero que hice por acto reflejo es cubrir mi desnudez, llevé mis manos a la cintura de mi pantalón. Tiré de el, sin importarme el terrible dolor y ardor de mis muñecas, con mis manos temblorosas intenté poner el botón que lo mantenía en su lugar, pero fue inútil.

Quise gritar de frustración, enojo, dolor y miseria. Era tan patética que ni siquiera mi padre me quería. Austin de seguro no está buscándote-Me murmuró la fastidiosa voz de mi cabeza. Me niego a creer que eso es verdad.

En ese momento, una mano de posa en mi cintura. Me tensó y por acto reflejo me aparto de golpe. La corta cuerda que ata mis manos a un extraño pedazo metálico hace que todo mi cuerpo se fuera para atrás y la gravedad hace su trabajo. Caigo de golpe en el suelo, dándome de lleno en la cabeza.

El dolor explota en mi cabeza y se mezcla sin compasión con el dolor previo que sentí cuando mi padre estaba dentro de mi. Apreté mis ojos llenos de lágrimas, con la esperanza de no gritar, pero no no pude contener un gemido de dolor que brotó de mis labios, así como tampoco las miles de lágrimas que luchaban por colarse entre mis apretados párpados.

—Joder.

Me obligué a abrir los ojos cuando sentí algo frío rozar mis sangrantes, inflamadas e infectadas muñecas. Baje mi mirada para poder observar mejor y vi como Matthew, el chico que supuestamente era el mejor amigo de Austin, como cortaba la cuerda que me mantenía prisionera en ese lugar.

Pasaron segundos que se me antojaron como horas, cuando por fin siento como la cuerda cede, liberando mis muñecas. Lo primero que intento hacer es con mis piernas alejarme de él, pero el es más rápido. Coloca sus manos en los talones de mis pies y tira de mi hacía el. Dejándolo entre mis piernas.

El pánico estalla dentro de mi, y sin más, empiezo a gritar. Me removí con brusquedad, pataleando y rogándole que no lo hiciera. Las previas imágenes de mi padre dentro de mi hicieron que el miedo se filtratara más rápido en mi sistema.

El dolor se hizo presente. Mis piernas empezaron a doler y mi abdomen también, sin contar mis brazos dormidos y el imperdonable ardor en mis muñecas. Todo era demasiado intenso. Un gruñido retumbó en el lugar y antes de que pudiera procesarlo, un golpe vino a mi rostro.

Grité con todas mis fuerzas, intenté separarme, pero Matthew lo único que hacía era acercarme a el—: Quédate quieta, perra.

Sollocé, y antes de que pudiera procesarlo, una especie de soga fue colocada en mi cuello y apretada con fuerza. Como acto reflejo me llevé las manos al cuello e intenté liberarme, pero Matthew agarró mis manos y me regaló una sonrisa siniestra.

Tu... Mi fuerte Alfa | Terminada✓ | En edición✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora