Todo se detuvo en el momento en que sonó el estruendo del disparó. Me encontré gritando y forcejeando en los brazos de Matthew mientras la bala perforaba el pecho de Austin y este caía al suelo como un saco de patatas.
Las lágrimas calientes bajaban por mis mejillas humedeciéndolas, los gemidos y balbuceos incoherented eran arrancados de mis labios, y empecé a ver borroso por las lágrimas acumuladas en mis ojos. La desesperación, el dolor y la traición quemaron mi cuerpo y ardía en mi pecho como los mil demonios. Estoy segura de que parezco patética, pero solo me importa alcanzar a Austin y quedarme con el para siempre.
No puedo perder a mi chico de ojos dorados. No puedo perder al único que puede hacerme sentir segura y a la vez asustada con una mirada. El único que me saca de balance y que me besa, acaricia y sostiene en sus brazos por la calle para dejar en claro que soy suya el es mío. De repente, el agarre de Matthew cedió. Déjandome libre, no me importo saber el porque, no el como, solo corrí hacía el cuerpo de Austin con mi corazón martillando mi pecho y mi cuerpo tembloroso.
Corrí tan rápido que tropecé con mis propios pies. Iba a caer de cara contra el suelo si no fuera por que un musculoso brazo rodeo mi cintura y me estrechó con algo grande y cálido. Luche contra lo que sea que me estuviera sosteniendo, quería solo llegar a Austin y estar a su lado. Empecé a golpear lo que estuviera al frente de mi, y a gritar de rabia, dolor y frustración. La impotencia se mezclo en mi pecho y me encontré llorando y gimiendo incoherencias.
Con mis puños golpeé una y otra vez lo que sea que estuviera frente a mi con toda la fuerza que tenía en mis, ahora, escuálidos y pálidos brazos. El pelo calló sobre mi cara cuando me removí con violencia en un intento desesperado por zafarme del agarre de lo que sea que me estuviera sosteniendo en estos momentos.
—Hannah, para... —Murmuró una voz ronca y suave en mi oído, haciendo que me detuviera en seco —, soy yo, estoy aquí, tranquila ya nada malo va a pasarte...
Alcé mi mirada, con mi corazón martillando sin piedad contra mi pecho, solo para encontrarme con la mirada dorada y expectante del chico frente a mi. Mi corazón detuvo su marca y su martilleo incesante cuando lo reconocí. Recorrí mi mirada por su rostro para asegurarme que no fuera una ilusión, que no fuera un juego sucio de mi mente.
Austin Kendler me estrechó con fuerza contra su ancho y cálido pecho, haciendo que el aroma dulce de su piel me golpeará de lleno en mis fosas nasales. Escondí mi cara en el hueco de su hombro, y entonces me dejé ir.
Empecé a llorar todo lo que estuve conteniendo todo el tiempo que estuve aquí, fueran días, semanas o meses. Aunque sin embargo, yo lo sentí como años. Empecé a hipar, sollozar y soltar lamentos temblorosos e incoherentes, balbuceando y temblando. Pude sentir como Austin acariciaba mi cabello con suavidad, como trazaba caricias suaves con su pulgar con su mano que estaba en mi cadera y como murmuraba palabras tranquilizadoras en mi oído.
Había vivido un infierno en este lugar, y estar en sus brazos, de alguna u otra forma, es como respirar otro aire, es como beber una bebida refrescante después de cruzar el desierto sin una gota de agua. Por primera vez en lo que sentí años, me sentí segura y protegida. Sabía que si estaba en sus brazos nada malo podría pasarme. Con él nada malo podría pasarme.
Posó cuidadosamente sus manos en mis hombros y me apartó con suavidad, como si tuviera miedo de que con cualquier movimiento brusco —aunque honestamente, yo creo lo mismo— pudiera romperme y haciendo que me desmoronara allí mismo. Cuando estuve lo suficiente lejos de él como para mirarnos a los ojos, su mirada barrio mi rostro.
—¿Estás bien? —Su voz ronca y entrecortada, hizo que una extraña pero agradable sensación en el estómago me invadiera. Había extrañado tanto el sonido ronco de su voz tan cerca de mi.
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Tu... Mi fuerte Alfa | Terminada✓ | En edición✓
WerewolfEl destino los ha unido, fingiendo inocencia. El dolor lo ha atrapado, fingiendo demencia. El presente los ha torturado, fingiendo consciencia. La realidad los ha separado, fingiendo clemencia. Dos seres que deben estar separados, luchan con todo...