La pesadez de asentó en mis huesos cuando empecé a moverme. Mis párpados pesaban y solté un gemido de dolor cuando la luz del sol pegó directamente en mis ojos, haciendo que mis retinas dolieran.
Empecé a abrir mis ojos con cuidado, entrecerrandolos automáticamente por la luz que se colaba por las cortinas de las ventanas. Mascullé una maldición, me giré y me acurruqué contra Austin. Pero me detuve en seco. No me podía acurrucar contra Austin por que el no estaba aquí.
Mis ojos se abrieron de par en par y me senté de golpe, ignorando los gritos de dolor de todo mi cuerpo por ese movimiento brusco y por el enorme mareo que me vino por levantarme de aquella manera tan descuidada. Miré a mi alrededor, ignorando el crujido del sofá al hacerlo y en ese momento me di cuenta de que no estaba en la sala, estaba en mi habitación.
Estaba en mi cama, perfectamente arropada con unas sabanas cualquieras. Todo estaba perfectamente como lo había dejado desde que me fui, o por lo menos de lo que recuerdo. Mi corazón no dejaba de latir con fuerza contra mi pecho y mis piernas no dejaban de estar entumecidas por estar tanto tiempo en la misma posición. Me sentía completamente vacía y sola, como si estar en esta habitación sin Austin fuera mi peor pesadilla.
Puse mis pies descalsos en el frío suelo de mármol del apartamento de Zara, me impulsé hacía arriba y empecé a caminar a paso pesado hacía la puerta. Con el corazón martillándome el pecho, la sensación de vacío en el cuerpo y el dolor que sentía en todas partes de mi por todo lo vivido anteriormente. Mis músculos gritaban piedad y sentía como si mis huesos fueran a partirse en cualquier momento.
Pero no me importaba. Lo único que me importa ahora, es salir y encontrarme con mi chico de ojos dorados. Lo único que quería era correr hacía él, ignorar todo el dolor de mi cuerpo, que me envuelva en sus brazos y fundirme en su pecho. Con mis manos frías y temblorosas, agarre el pomo de la puerta de mi cuarto y lo giré.
Caminé fuera de la estancia, mis piernas y brazos dolían y estaban helados, así como también mi estómago, vientre y pechos. Necesitaba urgentemente el calor de Austin. Me detuve en seco al asomarme por la sala y no dar con su imagen. Mi corazón se detuvo conmigo muchos segundos, para luego reanudar su marcha a un ritmo más antinatural. La sensación de vacío y dolor recorrió todo mi cuerpo, haciéndose más intenso en mi pecho.
—¿Austin?
Caminé a paso veloz hacía el baño, abrí la puerta de golpe y recorrí la estancia con la mirada. No había nadie dentro. Corrí hacía la habitación de Zara y Ryan, solo para encontrarme con absolutamente todo desordenado y fuera de lugar. Típico de ambos, eso significa que ellos tuvieron que haberse venido muy entrada le noche y haberse ido con Austin. Me negaba a creer otra cosa.
—¿Austin?
Pero sin embargo, corrí a la cocina, con la esperanza de encontrarlos a los tres cocinando y riendo, aunque ya sabía que eso no podía ser, no perdí la esperanza. La pesadez se asentó aún más fuerte en mi estómago al darme cuenta de que me habían dejado una nota encima en la tapa del congelador. Me acerqué, la quité y la leí;
"Lo sentimos, Hannah, pero tuvimos que salir temprano para hacernos cargo de unas cosas. Te dejamos con Austin para que disfruten su día juntos :3
Att: Zara y Ryan xoxo"
En ese momento todo se sintió erróneo. Releí la parte y exactamente, no había leído mal "Te dejamos con Austin para que disfruten su día juntos :3", es significa que Austin no se había ido con ellos a... Donde sea que estos dos fueron. Mi corazón empezó a martillar mis costillas, mis manos empezaron a sudar y la sensación de abandono y dolor se asentó en mi cuerpo.
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Tu... Mi fuerte Alfa | Terminada✓ | En edición✓
WerewolfEl destino los ha unido, fingiendo inocencia. El dolor lo ha atrapado, fingiendo demencia. El presente los ha torturado, fingiendo consciencia. La realidad los ha separado, fingiendo clemencia. Dos seres que deben estar separados, luchan con todo...