The only one ⇎ h.s ❴AU❵

ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴜɴᴏ.✥ ᴇsᴏ ʟʟᴀᴍᴀᴅᴏ ғᴏʙɪᴀ

Siempre me había preguntado cómo lo hacían los psicólogos para entender tus sentimientos y con eso poder elaborar un "plan" el cual se suponía debía ayudarte con el problema que te habían diagnosticado. O quizás nunca te entendían pero por mera obligación debían buscar una alternativa y así hacerles creer a tus padres que aquello daría resultado.

Mi vista estaba fija en el techo del lugar. Con mis dedos golpeaba suavemente la madera de la mesa provocando un sonido perceptible que causaba algo de molestia. Esa era mi forma de decir que no quería estar ahí, en aquella sala donde insistían llevarme.

Escuchaba y escuchaba a mi psicóloga hablar con mi madre sobre mí. Y era como si yo no existiera porque rara vez me miraban y cuándo lo hacían era sólo para asegurarse que estaba atenta a lo que decían. Movía mi cabeza en señal de afirmación o negación y con eso quedaban conformes. Agradecía de todos modos que no me obligaran a hablar a pesar que ya había adquirido un poco de confianza para emitir unas pocas palabras.

—Alice has avanzado bien —dijo mi psicóloga —Según las últimas pruebas que te he hecho, ya no necesitarás quedarte más en casa. Es hora que te relaciones con otras personas.

— ¿Usted cree que inscribirla a una universidad sea buena idea? — preguntó con cierta desconfianza mi madre.

ㅡ ¡Claro que sí! ㅡrespondió la mujer ㅡ Alice ha ido avanzando paulatinamente con su fobia. Si bien no está del todo controlada creo que le haría muy bien salir de su casa unas cuantas horas y así aprender algo que le gusta.

Fobia. Sí, sufro de fobia social.

La verdad es que no sabía que la tenía porque siempre fui tímida en la escuela. Rara vez levantaba la mano para dar mi opinión. Los trabajos en grupos se convertían en un suplicio porque quedaba sola y debían añadirme al azar a cualquier grupo lo cual significaba miradas poco amigables de algunas compañeras que no querían trabajar conmigo.

Todos los años transcurrieron de esa manera y nunca hice nada por mejorarlo. Mi madre constantemente me decía que no debía importarme el caerle en gracia a los demás y que sólo debía preocuparme en obtener buenas calificaciones porque de ese modo sería exitosa en la vida.
Viví creyendo aquello hasta que todo cambió radicalmente y esa timidez se volvió en algo insostenible al punto de paralizarme por completo cada vez que resultaba ser el centro de atención o cuando debía hablar con alguien a quien no conocía.

Mis manos comenzaban a sudar, mis piernas temblaban, mi boca se secaba y al tratar de hablar sólo tartamudeaba causando la risa de los demás.
Esos años de mi adolescencia fueron horribles y de no haber sido por mis padres hubiesen sido peores ya que optaron por contratar profesores particulares para que yo pudiese terminar la preparatoria sin ningún problema. Ellos se dieron cuenta que algo no andaba bien conmigo y por esa razón llegué aquí, a esta consulta.

Había pasado un año de mi primera visita y si bien aún tenía mis ataques de pánico y ansiedad, creía que ahora era capaz de controlarlos.

Según lo que había escuchado de mi psicóloga, ya me encontraba en la fase final de mi tratamiento por lo que las visitas ya no serían tan continuas a como estaba acostumbrada. No sabía si eso me agradaba o disgustaba porque a decir verdad, hace meses perdí el interés en venir aquí, hace meses me di cuenta que nunca iba a tener una vida normal por más que lo quisiera, entonces ¿por qué debía continuar con la terapia?.

ㅡ Comprendo que tenga miedo ㅡ volvió a hablar mi psicólogaㅡ Pero será lo mejor para Alice. Ya es tiempo que comience a hacer cosas que escapen de la rutina. Tiene diecinueve años y no puede permanecer toda una vida encerrada. Ella debe disfrutar su juventud.