ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴅɪᴇᴄɪɴᴜᴇᴠᴇ.✥ᴠᴀɪᴠéɴ ᴅᴇ ᴇᴍᴏᴄɪᴏɴᴇs

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La manera en la que Georgia me observó ayer aún lograba inquietarme porque estaba segura que mi cercanía con Harry había causado molestia en ella.

Desde aquella vez en que la rubia cubrió los ojos de Harry noté que sus sentimientos hacia él no habían cambiado en lo absoluto y que buscaba con insistencia una nueva oportunidad para la relación que ellos dos tenían.
No quería imaginar lo que la chica pudiese estar pensando acerca de mí pero obviamente no se trataba de algo bueno teniendo en cuenta su actitud hostil conmigo durante muchos años atrás la cual se mantuvo hasta estos días. Yo no era de su agrado y probablemente nunca lo sería.

Di un leve suspiro y volví a poner atención a la clase. Odiaba tener tantos pensamientos en mi mente porque no podía concentrarme de la mejor manera.

Escuchaba hablar a la profesora sobre esculturas con cierto desinterés.

Lo único que quería era que terminara la clase para poder avanzar en mi trabajo de pintura bajo la supervisión de Harry.
Hace días que había intentado pintar algo relacionado al cubismo sin obtener los resultado que esperaba. Realicé muchos bosquejos y sentía que ninguno lograba transmitir la esencia de esa técnica.

Entre los mensajes que me envié anoche con el rizado, le comenté sobre lo difícil que se me estaba tornando el cubismo y como era de esperarse él no dudó en ofrecerme su ayuda la cual acepté de inmediato porque la creatividad de Harry me daría el impulso que necesitaba para poder dejar fluir mi imaginación sin escatimar restricciones.

Miré de reojo hacia la ventana mientras la mujer continuaba dictando su cátedra.
Los minutos pasaban con lentitud haciendo más tediosa la espera. Realmente creía y anhelaba que la clase transcurriría sin ningún tipo de inconveniente pero lo que tanto temí, desde que inicié este desafío, ocurrió y todo indicaba que esta vez iba a ser imposible poder escapar cómo estaba acostumbrada a hacer.

Parpadeé innumerables veces tratando de asimilar la situación y aunque sabía que debía enfrentarla no podía evitar sentirme perdida e internamente desestabilizada.

Observaba a mis compañeros moverse alrededor del salón como si se tratase de una película en cámara lenta. Todos se reunían entre ellos, excepto yo quien aún continuaba en su lugar a pesar que la profesora ya había dado la orden de formar grupos para realizar una actividad.

Las escenas de años anteriores volvieron a aparecer en mi mente angustiándome de sobremanera porque no quería vivir lo mismo sin embargo fue inevitable no pensar en aquello y tal y como sucedió en esas ocasiones, la profesora tuvo que escogerme un grupo al azar para que pudiese integrarme.

Me sentía ofuscada y avergonzada porque toda la clase me observó hasta que tomé asiento junto a mis compañeros. Luchaba día a día por no permitir que las miradas o murmuraciones sobre mí tuvieran algún efecto pero era casi imposible. No tenía la facultad de omitir lo que provocaba el no ser del total agrado para los demás y daría lo que fuera por ser todo el tiempo la chica invisible para no tener que lidiar con esta amarga sensación.

Mis ojos no se apartaban de la punta de mis zapatos. Podía sentir la inspección de mis compañeros de grupo y no fui capaz de mirarles el rostro porque además de incomodarme, eran unos completos desconocidos para mí. No sabía nada de ellos solamente sus nombres. Daya, Thomas y Louis.

—Bien, Daya tú encárgate de la pregunta uno, Thomas de la dos y yo me encargaré de la pregunta tres —ordenó Louis.—Y tú chica vas a escribir lo que te dictemos.

The only one ⇎ h.s ❴AU❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora