ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴏᴄʜᴏ.✥ ᴀʟɢᴜɪᴇɴ ᴄᴏᴍᴏ ʏᴏ

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La alarma sonó como de costumbre pero en vez de levantarme la apagué y seguí acostada en mi cama. Las pocas ganas que tenía de ir a la universidad habían desaparecido el día de hoy.

A pesar de no haber realizado un gran esfuerzo físico me sentía un poco exhausta pero mayormente mi cansancio era mental.
La cabeza me dolía porque no dormí lo suficiente de tanto pensar.

Por eso me sentía agotada. Las situaciones estresantes formaban parte de mi día a día al vivir con un miedo constante.

Si bien durante estos años había trabajado por aminorarlo, mi llegada a la universidad lo había acrecentado.
Temía en los pasillos, durante las clases, en los recesos, en cualquier lugar donde hubiese gente. Y eso no era beneficioso para mi salud mental y emocional.
Pero tampoco tenía derecho a quejarme, yo misma había decidido esto y solamente debía resignarme.

La situación con Harry seguía haciendo eco en mi cabeza. Nunca nadie me había hecho sentir una montaña rusa de emociones en tan pocos días.
De mis ganas por querer conocerlo y ser su amiga pasé a tener molestia por él y lo peor de todo era que sus actitudes me confundían al punto de sentir que tenían un efecto importante en mi vida y eso me disgustaba aún más.

Tapé mi rostro completamente con el cobertor y me acomodé en la cama cuando el golpeteo en mi puerta impidió que continuara acostada. Fui a abrir y era mi madre.

—¿Por qué no te has levantado todavía? — exclamó al verme — Vas a llegar tarde y eso no dejará una buena imagen de ti ante tus profesores.

No acostumbraba a mentirle pero hoy iba a tener que hacerlo. Sólo esperaba no cometer un error que pudiera delatarme.

—A-anoche el profesor mandó un correo avisando que no había clases en la primera hora — dije intentando mantener la calma y que la voz no me temblara.

—Vaya no llevas ni un mes en esa universidad y los profesores ya están faltando a sus responsabilidades—su tono era molesto — En fin, me avisas cuando tenga que ir a dejarte.

Asentí y ella se fue.
Cerré la puerta con rapidez y casi corriendo me dirigí a la cama para acostarme nuevamente.

Me sorprendió la facilidad con que salieron mis palabras sin que se notara mi nerviosismo.
Aquello era señal de que estaba comenzando a controlar mejor mis emociones y eso me tranquilizaba.

Me acomodé en la cama con la intención de dormir al menos unos minutos antes de ir a clases, necesitaba descansar un poco más y que el dolor de cabeza disminuyera de lo contrario andaría de mal humor el resto del día.



**



Mi madre estacionó el auto y se despidió de mí:—Aquí tienes una pastilla para el dolor de cabeza.

La recibí, la guardé en mi mochila y bajé del auto.

Mi plan de aprovechar esos minutos para dormir fue una fracaso y el dolor de cabeza continuaba pero con menor intensidad.
Lo único bueno de llegar un poco más tarde era que evitaría encontrarme probablemente con Harry en la entrada de la facultad tal y como ocurrió ayer y durante el transcurso del día me escurriría entre los pasillos como solía hacerlo. Nadie notaba mi presencia y no tendría porqué cambiar hoy.

Antes de ir al salón fui al baño para llenar una botella con agua y así poder tomarme la pastilla durante el transcurso de las clases.

Me quedaban sólo unos pocos metros de recorrido cuando sin previo aviso, oí un estruendo a mis espaldas. Era como si una persona hubiese sido lanzada con violencia al suelo.

The only one ⇎ h.s ❴AU❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora