No podía creer que había pasado mi primera semana de adaptación sin problema alguno.
Claro está que pasaba totalmente desapercibida a la vista de todos pero lo prefería de esa manera. Sólo me dedicaba a anotar todo lo que decía el profesor con el fin de evitar pedirle a él o algún compañero que me explicara algo de lo cual tenía dudas. Así como también durante los recesos me iba hacia algún lugar solitario y bajo la sombra de un árbol leía los libros que llevaba de mi casa.
Esa semana estuvo llena de actividades propias de la bienvenida para los alumnos nuevos y a pesar de la insistencia de Tracy a que fuera por lo menos a una, evité verme enfrentada a las multitudes de personas que se agolpaban en los gimnasios o en las afueras de las facultades. Era mejor así y estaba segura que si mantenía la misma tónica durante todos estos meses, mi estadía en este sitio sería bastante tranquila.
—¿Vamos a comer algo?—Tracy me esperaba en la puerta de mi salón.— Hace días que no compartimos un momento juntas. Por favor...— hizo un pequeño puchero y asentí sonriendo. Mi lectura diaria podía esperar y no me vendría mal cambiar un poco mi rutina.
Al llegar Tracy se ofreció en ir a comprar algo para ambas mientras yo escogía una mesa. La rubia llegó a los pocos minutos con una bandeja y se sentó a mi lado.
— Esto de venir a la universidad cada vez me está gustando más — sonrió juguetonamente.
Miré a la chica con intriga para que continuara su relato. Ella entendió al instante.
— Sólo te pido que veas hacia la mesa del fondo — ambas miramos disimuladamente en aquella dirección — Georgia me había dicho que encontraría chicos guapos aquí pero no pensé que fuesen así de guapos.
En la mesa habían dos chicos. Uno de cabello negro y el otro de cabello castaño con un poco de barba.
Llamaba la atención la gran cantidad de tatuajes que adornaban sus brazos y manos. Aparentaban ser esos típicos "chicos malos" aunque no me atrevería a juzgarlos sin conocerlos.
— Pero el que tiene barba es hermoso — Tracy cruzó sus brazos sobre la mesa y escondió su rostro en ellos.
Tomé el sándwich para darle una mascada cuando inconscientemente miré a la entrada de la cafetería.
Un chico alto de cabello rizado aparecía en mi campo de visión. Su rostro se me hacía familiar por lo que no podía dejar de observarlo. No me percaté cuando sus ojos también me analizaron en fracción de segundos y pude comprobar que se trataba del mismo chico con quien había tenido el pequeño incidente de los papeles.
Recordé la forma, un tanto hostil, que ocupó para manifestar su molestia y de inmediato mi cuerpo se tensó. Lo que menos ansiaba era encontrármelo nuevamente porque me avergonzaba la manera en la que yo había actuado.
Mis ojos no se apartaban de él, incluso cuando se situó junto a los chicos que observábamos con anterioridad.
Por mucho que quería fijar mi vista en mi comida o en otra cosa, ésta volvía a centrarse en aquél sujeto.
— Por lo que veo también te fijaste en alguien — la voz de mi amiga llamó mi atención— Su nombre es Harry. Él y mi hermana fueron pareja hace un tiempo— continuó hablando — Fue a nuestra casa un par de veces por eso lo conozco. Georgia me contaba que las cosas entre ellos dos iban bien pero de un momento a otro terminaron — comió un trozo de su pastel — Harry es jodidamente hermoso pero es algo raro.
"¿A qué se refería con raro?"
Las palabras de mi amiga me inquietaron. Supuse que probablemente se trataba de alguien con quien era mejor no involucrarse aunque quizás estas afirmaciones no eran del todo ciertas; la gente tendía a magnificar algunas cosas y más si se trataba de algo negativo que pudiera perjudicar una reputación.
Evité darle importancia al chico mientras terminaba de comer el sandwich pero al mirar de reojo unas cuantas veces en su dirección, él aun continuaba con su vista hacia nuestra mesa. Algo me decía que probablemente se dio cuenta que yo fui quien chocó contra su espalda unos meses atrás y estaba molesto porque ni siquiera me disculpé. O quizás Harry ni siquiera me observaba a mí si no a Tracy y como de costumbre mi paranoia me incitaba a creer cosas erróneas.
La segunda opción parecía mas real.
—Alice, debemos irnos —habló la rubia interrumpiendo mi estado de cavilación.
Nos levantamos de nuestros asientos porque ya era hora de entrar a la otra clase. Varios de los alumnos que estaban en ese lugar hicieron lo mismo provocando algo de desorden.
Mi ansiedad, un tanto controlada, volvió a aparecer tras esta situación. Sentía que todas esas personas iban en dirección hacia mí para hablarme o causarme algo que me hiciera quedar en ridículo.
Sin darme cuenta aquellos pensamientos se personificaron cuando un chico acompañado de sus amigos, estrelló su cuerpo contra el mío dejando caer sobre mi ropa el contenido que había en su bandeja.
El asunto no hubiese sido llamativo a la vista de los presentes en el lugar si aquellos chicos no se hubiesen mofado de mí manifestando en voz alta lo torpe que podían ser algunas chicas.
— Vas a tener que comprarme otro desayuno — informó quién había perdido su bandeja.
Sentía el peso de muchas miradas que parecían estar disfrutando de la escena. Mis ojos viajaban a todos los lugares tratando de encontrar auxilio. Lo peor de todo fue notar que el chico de ojos verdes me observaba detenidamente. No pude descifrar lo que intentaba decirme con su mirada porque Tracy tomó mi brazo para llevarme a la salida. Ella sabía que este tipo de situaciones podían alterar considerablemente mi sistema nervioso.
— ¿Quien se cree ese tarado? — exclamó mi amiga mientras halaba de mi brazo para llevarme hasta el baño.
Mi capacidad de reacción se anuló por completo. Me encontraba en un trance por la situación vivida ya que se asemejaba a aquello que había generado éste miedo irracional. El temblor de mi cuerpo era lo único notorio que revelaba mi estado en estos momentos.
De un segundo a otro las lágrimas comenzaron a caer sin detención.
— No Alice, no llores — decía Tracy quien limpiaba mi blusa — Ese imbécil se va a arrepentir de lo que hizo.
Escuchar eso no me reconfortó en lo absoluto. Era una fiel convencida que las venganzas, al final de cuentas, terminaban dañándote porque corrompían tu corazón con odio.
Cuando la mancha desapareció en su totalidad y yo había controlado mi nerviosismo junto con el llanto, nos dispusimos a avanzar hacia nuestros respectivos salones. No me pasaron inadvertidos algunos gritos que provenían desde un sector. Giré mi cabeza localizando el lugar donde se oía el bullicio; dos personas peleando cerca de los casilleros y algunos alumnos alrededor avalando aquello como si se tratase de un espectáculo.
No veía muy bien el rostro de quienes se enfrentaban hasta que en una maniobra, un chico consiguió botar al suelo a su oponente y se incorporó sonriendo con aire de superioridad. Era Harry.
La escena me tensó por completo al notar que el muchacho que yacía en el suelo era el mismo quien me había hablado burlescamente minutos atrás en la cafetería.
No lograba comprender lo que acontecía, más aún cuando el rizado antes de estrellar su puño en la cara del chico, levantó la mirada encontrándose sin querer con la mía y para sorpresa de todos quienes observábamos, al instante se detuvo permaneciendo un par de segundos estático.
Sus ojos no se despegaban de los míos y su ceño que hasta entonces permanecía fruncido, se relajó notoriamente.
Rompió nuestro contacto visual cuando giró sobre sus talones y se alejó de aquel lugar.
— Harry es raro, te lo dije.— declaró Tracy quien se situó a mi lado.
No presté mucha atención a sus palabras porque mi mente trabajaba incesantemente tratando de encontrarle una explicación a lo que había ocurrido.
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The only one ⇎ h.s ❴AU❵
FanfictionLa vida de Alice Jonhson escapaba de la normalidad. Tomando el silencio como su mejor aliado, vivía bajo la sombra de lo que siempre pretendió ser a sus diecinueve años y su miedo a socializar con las personas transformó las paredes de su hogar en s...
