The only one ⇎ h.s ❴AU❵

ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴅɪᴇᴢ.✥ ᴠᴇʀᴅᴀᴅᴇʀᴀs ɪɴᴛᴇɴᴄɪᴏɴᴇs

Caminé con rapidez hacia el lugar donde acostumbraba leer. Necesitaba estar sola antes que comenzara la siguiente clase.

Transitaba por el pasillo con mi vista fija en el suelo cuando repentinamente alguien se ubicó frente a mí haciendo que detuviera mis pasos de sopetón.

—¿Puedo hablar contigo?— escuché esa voz ronca y me tensé de inmediato.

Precisamente era la persona a la que menos quería ver.
No tenía la mas remota idea de lo que debía hacer ahora ni tampoco la manera en la que iba a poder apaciguar el manojo de reacciones que estaban apareciendo con la perturbadora presencia de Harry.

Mi cuerpo permanecía pasmado. Era incapaz de levantar la mirada para ver los ojos del chico situado a unos pocos centímetros de distancia.

Como sí él supiese lo que acontecía en mi interior se apresuró en decir:— No te quitaré mucho tiempo. Prometo ser breve pero necesito decirte algunas cosas.

Erguí mi cabeza para poder observarlo.

La expresión afable de su rostro me desorientó con totalidad a tal punto de conseguir que la incomodidad disminuyeran un poco. Pero de todos modos no podía confiar plenamente en él porque su actitud seguía siendo incomprensible para mí. No entendía porqué me ayudaba si después de unos días tenía un trato hostil conmigo.
Cualquier persona con un poco de sentido común dudaría de él como lo estaba haciendo yo en estos momentos.

No quería pasar nuevamente un mal rato por lo que continúe mi camino pasando por su lado sin importar que la acción fuera un tanto descortés. No avancé ni tres pasos cuando su mano me detuvo y sin querer tocó la mía. Sentí un leve cosquilleo en mi estómago y como un acto reflejo aparté la mano de inmediato.

— Por favor escúchame Alice.

Me dijo Alice.

Giré mi cuerpo en cuanto escuché mi nombre producto de la sorpresa. Jamás se me pudo pasar por la mente que alguien como Harry se había dado el tiempo de averiguar mi nombre ya que su apariencia lo mostraba como alguien frío y desentendido con los demás.

Me sentía extraña. Las personas no solían interesarse en mí de esa manera y prefería que no lo hicieran porque me inquietaba recibir atención de un desconocido.
Sin embargo no me molestaba del todo que Harry tuviera este tipo de actitud conmigo.
Estaba confundida. Él me confundía.

Permanecí en silencio y me atreví a mirarlo directamente a los ojos. Suponía que con esta acción él iba a entender que estaba dispuesta a escucharlo y para parecer un poco más apática, crucé mis brazos desafiante como si no me interesara demasiado lo que el tenía que decirme.

Debía aparentar eso aunque mis piernas temblaran y mi corazón estuviera a punto de salirse por mi boca al tener la mirada, un tanto intimidante, de Harry sobre mí.

—Quería pedirte perdón por lo que ocurrió en la biblioteca—rascó la parte posterior de su cabeza —Créeme que lo que menos quería era provocarte un disgusto. Tú no lo entiendes pero…—calló un momento y bajó la vista para luego volver a mirarme—Cuando tengo ese tipo de actitudes contigo no es para hacerte daño. No podría hacer eso.

¿Entonces por qué lo hacía?

No lo entendía.
Realmente intentaba entenderlo pero me era imposible hacerlo. Nunca había sido buena intuyendo lo que la gente trataba de decirme. Debían ser explícitos porque detestaba las dobles lecturas que sólo llevaban a tergiversaciones. Quería pedirle que me explicara pero temía sonar muy desesperada después de todo, no debía importarme lo que él hiciera porque no teníamos vínculo alguno.

Mordí el interior de mi mejilla al no saber que hacer. El silencio entre los dos me inquietaba y sólo quería irme de ahí. Ya había escuchado suficiente de Harry. Su disculpa la aceptaba porque se notaba sincera además no era superior a él como para rehusarme a recibirla. Éramos humanos y como tales cometíamos errores siempre.

Desvié mi mirada de Harry por unos segundos y me percaté que la hermanastra de Tracy venía caminando en nuestra dirección.

Recordé lo que mi amiga me había comentado sobre la relación que ella tuvo con Harry por lo que supuse que su intención precisamente no era hablar conmigo.
Mi sospecha resultó ser cierta. La rubia se acercó y como Harry se encontraba de espadas a ella, con sus manos cubrió los ojos del rizado lanzando una pequeña risa.

Ni siquiera me miró y era de esperarse.

Georgia siempre tuvo una actitud distante y poco afable conmigo a pesar de mi amistad con Tracy pero eso lo demostraba sólo cuando nos quedábamos solas porque frente a mi amiga ella fingía amabilidad hacia mí.

Nunca le comenté a Tracy de aquello y menos iba a hacerlo ahora porque no quería provocar problemas entre nosotras.

—No me gustan este tipo de juegos—dijo Harry algo molesto.

—¡Pero que gruñón estás hoy!— se quejó Georgia y sacó sus manos—¿Tuviste un mal día?.

Harry puso la mirada en blanco:—No tuve un mal día. Sólo no me gusta que me sorprendan de esa manera.

La rubia hizo una mueca y luego fijó su mirada en mí pero la desvió de inmediato.
Se acercó más a Harry y tomó su brazo:—Lo siento. Pensé que si te gustaba que lo hiciera porque antes no te quejabas — hizo un pequeño puchero.

—Al parecer no me conoces lo suficiente— respondió el rizado soltándose con sutileza del agarre de la chica.

Los observé a ambos y me sentí excluida tal y cómo sucedía cuando mis padres hablaban entre ellos sin tomar en cuenta mi existencia.
Di un pequeño paso hacia atrás con la intención de irme de aquí. Quizás Georgia y Harry tenían asuntos pendientes y necesitaban tiempo a solas.

Aproveché su descuido y giré con rapidez mi cuerpo para emprender mi marcha con velocidad. Caminé un pequeño trazo cuando oí a Harry a mis espaldas gritar mi nombre pero no me detuve.
Mis zancadas se hicieron cada vez más largas para evitar ser alcanzada y al parecer lo había logrado porque no volví a escuchar la voz del rizado.

Detuve mis pasos y entré al baño con el fin de esconderme por algunos minutos. Mi respiración estaba un poco agitada e intenté calmarme.

Lo único que pedía era poder estar tranquila. Ya no quería más encuentros fortuitos o situaciones incómodas que empeoraran mi estadía en este lugar. Quería seguir siendo la chica invisible a la vista de todos al menos por ahora.

Tomé un poco de agua y salí del lugar. Para mí suerte no había nadie cerca y me dirigí hacia mi última clase.
Habían pasado tantas cosas que ignoré el transcurso del tiempo y ahora iba con un leve retraso lo cual odiaba porque al llegar todas las miradas inevitablemente iban hacia ti.

Por un momento pensé en faltar a la clase. Prefería eso a ser el centro de atención y que decenas de ojos se posaran sobre mí pero debía aprender a afrontar este tipo de situaciones por lo que mentalmente fui alentándome hasta que estuve frente a la puerta y la toqué.

La sensación fue horrible porque podía sentir el escrutinio de mis compañeros quienes me observaban sin cesar.

Sentía mi cara ardiendo y tragué saliva muchas veces porque tenía la boca seca.
Caminé evitando ver el rostro de todas las personas presentes en el salón y apenas encontré un asiento vacío, me instalé y saqué de inmediato mi cuaderno para enfocar toda mi atención en él. Di un gran suspiro de alivio cuando pude tranquilizarme.

Lo había logrado y el temor se había disipado.