The only one ⇎ h.s ❴AU❵

ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴅᴏᴄᴇ.✥ sᴇsɪóɴ ʏ ᴍᴇɴsᴀᴊᴇs

Quizás me había apresurado y esperaba algo más.

Anoche estuve prácticamente pegada a mi celular porque creía que Harry me enviaría algún mensaje pero no ocurrió como tampoco me atreví a escribirle algo. Finalmente caí rendida por el sueño olvidándome de todo.

Cuando desperté lo primero que hice fue revisarlo y me decepcioné un poco porque la pantalla seguía sin aquella notificación.
Reproché mi actitud un tanto ansiosa, como si recibir ese mensaje significara algo importante en mí vida cuando en realidad sólo quería cerciorarme de no haber sido engañada nuevamente al creer en las palabras o acciones de alguien.
Ya me había pasado muchas veces: " no te preocupes Alice, yo no voy a dejarte sola" "Iré a visitarte, lo prometo" "pase lo que pase seguiremos siendo tus amigos".

Todas esas promesas no fueron más que palabras echadas al viento el cual se ocupó de llevarlas lo más lejos posible tal y como sucedió con las personas dueñas de éstas. Desaparecieron y no volvieron sin embargo sólo una se quedó a mi lado. Tracy.

Pensar en ella me acongojaba enormemente porque no sabía cómo actuar para enmendar mi error. Tenía ganas de explicarle todo, hablar sin temor ni tapujos pero no me atrevía porque temía que no tomara en cuenta mis palabras al ser demasiado tarde para ofrecer una disculpa.

Mi cabeza seguía hecha un lío haciéndose difícil poder concentrarme completamente.
Estuve durante todas mis clases en ese mismo modo mientras que de reojo echaba un vistazo al celular y como no había novedad alguna, volvía al intento de poner atención. Era como algo mecánico y lo hacía casi por inercia hasta que finalmente el profesor dio término a la clase y con esto finalizaba mi día académico.

Fue extraño no encontrarme con Harry en los pasillos durante los recesos pero supuse que él tuvo cosas importantes que hacer.
Su vida no giraba en torno a la mía, así como la mía tampoco a la suya por lo que preferí tomar esto con la normalidad que ameritaba.

Caminé hacia a la entrada de la universidad porque mi madre me esperaba.
Hoy tenía mi cita con la psicóloga y eso me animó un poco porque aquello sería como un escape a mi rutina además estaba segura que la señora Stevenson con sus charlas profundas sobre la vida, lograría guiarme o darme una respuesta a las muchas interrogantes que tenía en mí mente.

—Vamos un poco tarde a la consulta de la psicóloga y tú sabes que soy muy puntual Alice —farfulló mi madre con molestia — ¿Por qué te demoraste tanto?.

—El profesor nos explicó algo y le tomó unos minutos de más— me encogí de hombros restándole importancia.

Y es que ella solía hacer mucho alarde de algo tan pequeño. No dijo una palabra pero bufó. Realmente estaba molesta.

Miré por la ventanilla del auto para evitar reírme. A veces sus reacciones exageradas me causaban gracia porque imaginaba cómo debía estar actuando su mente en esos instantes. De inmediato recordé la escena de muchos Bob esponjas corriendo por todos lados mientras el lugar estaba en llamas.

Cubrí mi boca porque casi lancé una carcajada al pensar en ello.
Mi madre continuó con el ceño fruncido durante todo el viaje incluso cuando llegamos a la consulta casi diez minutos antes. Ella insistía en que la puntualidad era primordial y que una persona debía estar en cualquier citación o evento al menos con veinte minutos de antelación.
Suspiré profundamente al escucharla.

Después de unos minutos la señora Stevenson dijo en voz alta mi nombre y con mi madre nos levantamos al mismo tiempo hasta llegar a la consulta.

—Que alegría verte otra vez Alice—dijo amablemente mientras todas nos sentamos en nuestras respectivas sillas.—Estoy ansiosa por conocer lo que ha ocurrido contigo en estos últimos meses. ¿Quieres contarme algo?