The only one ⇎ h.s ❴AU❵

ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ sɪᴇᴛᴇ.✥ ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴠɪsɪᴛᴀ

Un rotundo "Sí" fue lo que respondí ante la repentina pregunta de Harry y aunque por más que intentaba disimular mi sonrisa cada vez que evocaba aquel momento, no lo conseguía. Y es que habían pasado sólo un par de horas de ello sumado a las palabras de mi psicóloga que me tenían en una especie de éxtasis; demasiadas emociones en poco tiempo que se me hacía difícil poder gestionar y quizás no debía hacerlo, quizás hoy debía permitirme simplemente sentir y fluir.

Comencé a ordenar la ropa en el armario lo cual me tomó varios minutos y luego me vestí con mi pijama para disponerme a comer algo. Saqué de una bolsa algunas medialunas y el café que me compró Harry en cuanto salimos de la consulta a modo de premio por haber superado mi fobia. Nuestro plan era compartir esta tarde-noche juntos pero una llamada
cambió lo predispuesto y tuvo que irse a su casa en cuanto me dejó en el campus. Evité preguntarle sobre lo que había ocurrido con la esperanza que decidiera contarme por su cuenta, aunque si no lo hiciera, tampoco me molestaría ya que entendía que había ciertos temas complicados de contar.

Después de comer pasé algunas horas despierta entre lecturas de libros para intentar avanzar en la presentación y mensajes enviados a mi padre comentándole lo ocurrido hoy hasta que el sueño se apoderó de mí. Revisé el celular por última vez para cerciorarme que no ignoré algún mensaje de Harry, pero suspiré al percatarme que solamente estaba el chat de mi padre actualizado con nuevos mensajes. Evité entrar en preocupación a sabiendas que Harry siempre me enviaba un mensaje de buenas noches o me llamaba antes de dormir. Los dedos me picaban por escribirle y luego de meditarlo por algunos minutos, decidí dejar el celular sobre el velador y dormir de una vez por todas. Todo iba a estar bien, estaba segura de ello.

Cuando desperté y vi que ninguna notificación de un mensaje de Harry había en la pantalla de mi celular, un dejo de decepción se alojó en mi interior. Sin embargo, comencé a repetir afirmaciones positivas de manera que mi mente se contagiara de ellas y así disipar los pensamientos negativos que intentaban alojarse. Me vestí con rapidez para ir a la cafetería
como de costumbre, pendiente en todo momento de mi celular. Al llegar y no ver a Harry en el lugar de siempre, un nudo enorme se alojó en mi estómago de manera que fue imposible esta vez reprimir pensar en que algo no estaba bien.

¿Y si le ocurrió algo malo mientras iba a su casa o quizás se arrepintió de pedirme que fuera su novia y me está evitando? ¿Qué hago ahora? ...Bien Alice, toma aire y cálmate, sólo tienes que llamarlo y salir de toda duda...

Busqué el contacto de Harry en mi celular con manos un tanto temblorosas y el corazón aumentando sus latidos paulatinamente en cuanto marqué su número y no recibí respuesta alguna. Comencé a desesperarme un poco al repetir el patrón durante varios minutos sin obtener lo que buscaba, pero me obligué a mantener la calma para pensar con detención que podría hacer ahora.

Como primera opción decidí permanecer en la cafetería a modo de espera por si llegaba más tarde a lo que acostumbrábamos a reunirnos sin embargo la espera fue en vano porque no apareció, dejándome con una sensación amarga y llena de dudas las cuales
permanecieron durante toda la mañana en clases; ni siquiera pude prestar atención a la cátedra de los profesores porque lo único que hice fue mirar el celular a cada momento.

La sensación de malestar en mi estomago no desaparecía lo cual aumentaba mi distracción
y disociación con lo que pasaba a mi alrededor. Solo esperé a que acabara la clase para salir de inmediato del salón e ir en búsqueda de Tracy, quien fue la primera persona en aparecer en mi mente en cuanto pensé en recibir un consejo.
Desconocía la expresión de mi rostro, pero supuse que no era la mejor ya que al verme mi amiga a la salida de su salón, su tono de voz estaba cargado de preocupación: —¿Qué te pasó Alice? —dijo mientras tomaba mis manos.