Carta 9

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St Jude's, Florence and the Machine.


Querida Edurne,

Todos mis planes se derrumban ante el viento, como si se tratasen de un castillo de naipes. Mi fortaleza está destrozada y, pese a ser la reina de corazones, creo que el mío se está muriendo.

Al fin y al cabo, soy sólo una carta en blanco que viste como las demás, pero debajo de esa apariencia se esconde otra carta. Blanca, negra, roja, da igual; yo sólo sé que Alicia está pintando rosas y que su pincel gotea pintura sobre mi cuerpo. Esta resbala, estropeándome el vestido, mi apariencia y me deja desnuda. Es entonces cuando la gente de la Corte se da cuenta del engaño, giran la cabeza y me ignoran, me repudian. Le robo el pincel a Alicia; se lo quito de las manos, histérica. Intento volver a arreglarme, a pintarme el corazón que solía tener, pero éste sangra y de él se desliza el rojo líquido.

Deseé con toda mi alma detener aquella gota granate antes de que se perdiese, cayéndose al vacío y deseé con la misma intensidad que mi plan funcionase.

Ya llevaba tres semanas sin apenas hablar con las chicas (el proceso debe ser paulatino, por lo tanto, las hablo de vez en cuando), sin embargo, el viento movió una carta y se desencadenó la tormenta.

Abril me envió un mensaje como cada viernes, aunque esta vez parecía preocupada, puede que incluso asustada por mí (pues se estaba dando cuenta de mi propósito).

Quise pasar del mensaje e intentar distraerme.

La voz de mi cabeza me gritaba y lloraba y... no pude, simplemente no pude darle ninguna respuesta. Ella se preocupó más (como era de esperar) y yo apagué el móvil y me puse a llorar, acompañando a la voz de aquel hombre que resonaba en mi interior.

Él habló, sorprendiéndome, haciéndome callar. Nunca había dicho palabra.

"¿Hola?" dijo, lo recuerdo bien. Volví a llorar, aterrada.

Después de aquel incidente no le he vuelto a oír. Ya no sé qué es lo normal, ya no sé qué es lo que debo hacer ni qué me está pasando ¿Acaso alguien lo sabe? ¿Me lo podrías decir tú?

Edurne, vivo en una tormenta perpetúa, casi podría decirse que me gusta el caos. Esa palabra bella y profunda que nadie sabe que significa con exactitud, ya que es diferente para cada persona.

Yo floto sobre las cristalinas aguas y un huracán me eleva, me da vueltas y me marea y tan sólo, tan sólo, para dejarme tirada en otra parte.

Mas me he dado cuenta de que ya estaba perdida antes de que el cielo se tornara gris. Los truenos anunciaron mi destino y entonces me percaté de ello.

Pero Edurne, quizás la tormenta haya hecho un camino para mí. Estoy aprendiendo y por eso me voy y sigo andando. Aunque esto duele como si caminase sobre cristales rotos, espero que la pérdida me muestre el sendero y que mi iniciativa me sirva de brújula.

Estoy haciendo lo correcto, ¿sí?

Ojalá Abril pudiese entenderlo.

Ojalá pudiese confesárselo todo.

Te quiere,

Amanda.

Hola RyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora