Til my heart stops, Too Far Moon.
Querido Ryan,
Sí, esta vez te escribo a ti, y créeme, aunque sepa que nunca leerás esto, las palabras pesan tanto bajo la punta de mi bolígrafo, que la tinta que ahora les da forma atenta con romper el papel; eso o quizá sean mis lágrimas las que pesan y lo humedecen. Eso o quizá seas tú el que ejerces fuerza en mi corazón. Eso o quizá ya estoy del todo loca.
¿Importa realmente?
Tú me ayudaste a crecer como persona; como un pequeño y marchito brote que fue reviviendo a medida que florecía. Por desgracia, alguien me arrancó de mi sitio y me arrojó a la fuerte marea.
Siento lo que te dije.
Siento lo que te hice.
Siento haberte arrancado y haberte tirado tan lejos como hicieron conmigo, no te lo mereces.
Sin embargo, tuve mi merecido, no te preocupes.
Cuando corté tu tallo verde, mi querido tulipán, me rasgué el alma en dos. Cogí con ambas manos mis costillas: la derecha empezó a hacer presión hacia su lado y hundió los dedos hasta notar el polvo de mis negras cenizas, la izquierda tiró fuerte hacia el otro y quedé expuesta a la muerte.
Aún no sé cómo he podido sobrevivir a ello sin ti.
Dices que soy fuerte e independiente, mas, no paro de ponerlo en duda, ¿de verdad lo soy? ¡Contesta, contesta ahora antes de que, una vez más, esta pregunta se clave en mi costado!
Respiro, ¿tú respiras?
El día que te perdí, casi muero.
¿Sigues respirando?
Mi corazón continúa palpitando, trotando como un veloz caballo de carreras y, aunque por defecto siga respirando, me ahogo entre los gritos de la muchedumbre al ver como mi apuesta corre peligro, al ver que nunca volverás, pequeño caballo salvaje.
Podría aceptarlo, pues lo entiendo, pero últimamente me limito a existir, ¿sabes?
¿Sigues odiándome? Es normal, yo a veces también lo hago.
¿Dónde estás?
Estoy muy sola, ¡vuelve por favor! Regresa, al menos, para darme una respuesta. Cometí un grave error, pero te lo suplico: perdóname, perdóname...
¿Sigues ahí? ¿Alguna vez estuviste, acaso?
Te quiere muchísimo y te echa de menos,
Amanda.
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Hola Ryan
SpiritualAmanda se siente sola. Se resguarda en la música y en las cartas que le escribe a su amiga Edurne, quien se ha mudado de forma reciente. Un día comienza a oír a Ryan, una voz en su cabeza. Un cuervo grazna y la nieve se cierne sobre ella aún más ver...