Carta 12

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Winter bird, Aurora Aksnes.


Querida Edurne,

Abril me volvió a hablar el otro día y sentí como mi corazón se iba partiendo en pedazos. Aquella torre de hielo se desmoronó con la llegada del familiar sol.

Sentí cómo alguien estrujaba mi corazón y lo enrollaba para luego ir partiéndolo y tirándolo al suelo, como si fuese una vulgar servilleta.

Se lo conté todo. No sé si hice bien; ya no sé qué es lo correcto.

El cuervo seguía llamándome y las chicas continuaban sonriéndome en mi laberinto de emociones y pensamientos enmarañados, revueltos y perdidos en mi mente.

Creo que se preocupó de forma excesiva, pero al menos se preocupó por mí... -espera- ¿de verdad quiero que se preocupe por mí? Recuerdo que me hice exactamente la misma pregunta minutos después de hablar con Abril.

El cuervo me llamó y yo me giré, caminé hacia él, con la esperanza de que me llevara lo más lejos posible de allí. Me adentré en las sombras del camino del laberinto, guiada solamente por el graznido del ave.

De pronto, se calló y algo plateado brilló en aquella oscuridad.

Se hizo la luz.

Un pajarillo plateado me miraba, tan confuso como yo; aleteó con fuerza sus alas y las paredes y el suelo se cubrieron de una gélida capa de hielo. Exclamé, asombrada.

Intenté dar un paso hacia delante, pero me resbalé y caí de bruces contra el frío suelo. Volví a intentarlo durante varios días, pero siempre pasaba lo mismo y sus alas plateadas se agitaban con más fuerza, burlándose de mí y haciendo que el ambiente fuese como un gélido invierno.

La nieve ahora me cubre hasta las rodillas y llorar ya no sirve de nada, pues mis lágrimas, son lágrimas de hielo.

Elegí ¿Hice mal?

Elegí ¿Escogí mal?

No me puedo mover, apenas puedo articular palabra. Si pudiese hablar con el pájaro invernal le diría que me llevase de vuelta al laberinto. Aquí no está mi gato para ayudarme, le cubrió la nieve, y parece ser que el cuervo desapareció, tiñéndose de blanco.

No sé qué hacer, no tengo ganas de hacer nada; me siento enferma.

Quizá con todo este frío haya cogido un resfriado.

Necesito recordar cómo era sentirse viva.

Necesito sentirme viva.

Ayúdame,

Amanda.

Hola RyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora