Warrior, Aurora Aksnes.
Querida Edurne,
El hielo se está derritiendo y el viento mece mis pensamientos.
Puede que tanta agua les venga bien a mis sedientas raíces.
Últimamente lloro por todo. Deben ser las hormonas, supongo.
Ryan sigue apoyándome y me ha intentado convencer varias veces para que quede con las chicas. Al principio fui algo terca, debo reconocerlo, pero al final le acabé haciendo caso. Tenía razón, se sentía bien; añoraba esa sensación de calidez. No me habían olvidado, no del todo.
Sin embargo, tengo mis altibajos y hay veces que vuelvo a dudar de ellas y de mí misma; de todo en general, incluso de Ryan: ¿Por qué le tengo que oír sólo yo?
Estoy loca y lo peor de todo es que ya no sé si eso me asusta.
Estoy conociendo algo más a Lucía y a Violeta (aquellas chicas de mi instituto) gracias a lo patosa e increíblemente nula que soy en educación física; te lo explicaré: vamos a hacer un baile para subir nota y, en mi caso, para conseguir el aprobado. Sonia también se ha apuntado, puede incluso que acabemos conociéndonos mejor en los ensayos.
¡Por fin algo va yendo bien! ¡He conseguido rasgar la noche con la espada que alzaba constantemente para protegerme! Ahora, tras los huecos de la oscura tela, veo la luz; siento el sol en pleno enero.
¡Oh! ¿Pero qué es esto? Doy un paso hacia delante y algo me impide salir, tocar aquellos dorados rayos de libertad. Cojo otra vez la espada e hiero a la noche, partiéndola por la mitad. Empiezo a sangrar por la nariz y acabo escupiendo líquido rojo por la boca. ¿Qué está sucediendo? ¿Fue todo una trampa?
No, no puede ser; la luz no me ciega, no me hace daño, no me golpea; esa es la noche, sintiéndose atacada.
Retrocedo hasta quedarme en el centro de un extraño círculo de cristal. Lo inspecciono, está tan frío que llega a quemarme. "Es hielo" concluyo, apartándome.
Carámbanos cayeron del cielo, rodeando a la circunferencia gélida, inclinándose de tal manera en las alturas, que se creó un gran pico.
Era imposible salir, estaba enjaulada.
Volé e intenté huir, aleteé, furiosa, convirtiéndome en una especie de colibrí. No era capaz de escapar, no del todo, sólo podía asomarse mi cabeza; nada más.
"Tú inseguridad te hace de barrera" me dijo esa tarde su inconfundible voz. Le contesté que no sabía cómo romperla; él sugirió que me transformarse otra vez en un árbol gris y que esperase a crecer un poco más hasta conseguir desequilibrar la celda que yo misma, sin darme cuenta, controlando pensamientos mentalmente, había creado.
Asentí y él me recordó que había hecho ya algún que otro avance, que ya había adquirido algunas hojas.
Me sentí orgullosa de mí misma por unos breves instantes.
Es verdad: poco a poco me voy abriendo a la gente, ¿sí? Eso está bien, ¿no?
El hielo se está derritiendo y el viento mece mis pensamientos.
Puede que tanta agua les venga bien a mis sedientas raíces; aunque, pensándolo mejor... puede que tanta agua no le siente muy bien a un árbol de invierno, podría congelarse.
Tantas lágrimas puede que enturbien mi mente y nublen el soleado cielo.
Intentando que la luz conquiste mi mente,
Amanda.
P.D: Abril y yo vamos a ir al concierto de Hozier el 17 de enero, ¡qué emoción! Ya te contaré.
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Hola Ryan
SpiritualAmanda se siente sola. Se resguarda en la música y en las cartas que le escribe a su amiga Edurne, quien se ha mudado de forma reciente. Un día comienza a oír a Ryan, una voz en su cabeza. Un cuervo grazna y la nieve se cierne sobre ella aún más ver...