Carta 19

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I don't love you, My Chemical Romance.


Querida Edurne,

Aquí hace frío, mucho frío; creía que la primavera se acercaba, pero era pleno febrero.

No sé qué decir, solo quiero tumbarme sobre la arena de la playa, bajo el sol; dejar que las olas me lleven, llegar a formar parte de su espuma, perderme en su constante balanceo. Dejar que la marea me lleve sin ser consciente de mi propia existencia; retirarme por un momento de la vida, invadida por la libertad que hace que mi corazón y mi mente desaparezcan tras las rocas ancladas a esta realidad.

Quiero ser como la brisa marina que azota y revuelve mi pelo, que tranquiliza el alma y el pensamiento, como aquella canción tarareada cuando uno no sabe la letra; sólo importa el ritmo y la melodía, solo el escenario: nada más perece en la memoria.

Estoy cansada de esto: cuando me levanto, el destino me empuja y caigo al invisible vacío.

¿Qué hacer? ¿Qué no hacer? ¿En quién confiar? ¿Alguien lo sabe?

Si esto es la libertad, se siente preso.

Han pasado unos días desde el incidente. El grupo koala (a partir de ahora es así como llamaré a Sonia, Lucía y Violeta) por separado sigue siendo muy amigable conmigo pero cuando se juntan, por mucho que intente incorporarme a ellas, todo lo que digo termina siendo ignorado o erróneo y acabo sintiéndome, lo que se viene a decir, "un cero a la izquierda".

Me cansé de esperar sentada en el banquillo, pero sé lo que eso significa: estar sola en los recreos (y cada vez que lo pienso me dan náuseas).

Sin embargo, lo que de verdad me revuelve el estómago es, simplemente, que las chicas de aquí que me caían bien y a las que creía mis "amigas" hayan invitado a su grupo solo a Sonia, quien ahora las abraza, tras dos meses; y yo, que he estado desde primaria con ella y he sido en primero su mejor amiga, nunca, nunca, NUNCA me ha abrazado ni me ha hecho algún halago; eso es lo que envidio y me da rabia, siempre voy por detrás y siempre me acaban pasando por encima.

La odio y odio odiarla, pues, en realidad, yo no soy así; no soy rencorosa, no soy mala persona. Además, seguramente ninguna de las Koalas se habrá dado cuenta de lo que han hecho, de lo que me han hecho; no merece la pena odiar a esa clase de personas, ¿no?

Por otra parte, remontándonos años atrás, veo que siempre me ha tocado a mí perdonar a los demás (¿recuerdas cuando Verónica, mi mejor amiga desde la guardería, me puso verde en una fiesta de pijamas creyendo que yo estaba dormida?). ¡Ya estoy harta de ser compasiva y empática!

Si eres oveja, te comen los lobos; es ley de vida y es cómo, por desgracia, funciona la sociedad.

Y, pese a todo, no quiero venganza; yo solo... yo solo quiero que dejen de traicionarme, que alguien realmente me quiera por lo que soy (y no, no cuenta mi familia) y que no tenga que preguntarme, cada vez que esté al lado de una persona, de qué manera y cuándo me romperá el corazón.

A veces creo que todo resultaría mucho más fácil si toda esa gente que me ha hecho daño a mis espaldas se enfrentase a mí y me dijese las cosas a la cara; así no tendría que adivinar qué los llevó a decir eso, pues podría pregúntaselo yo también. No haría falta que no hablasen mucho si no quisiesen, me conformaría con: "No te quiero como lo hice ayer" (si es que alguna vez lo han hecho...).

Sea como fuere, no quiero saber nada de Sonia; será lo mejor.

Intentando recuperarse después del golpe,

Amanda.

P.D: Ryan sigue sin aparecer, estoy empezando a preocuparme de verdad. Lo único que quiero es que vuelva pronto.

Hola RyanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora