Capítulo 34

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Llego a mi casa y aparco el auto en el garaje. Salgo del auto y saco a mi hija también. Nos dirigimos a la puerta principal, pongo las bolsas en el piso y abro la puerta, al abrirla Victoria entra caminando rápido y grita.

—¡Pá! —Fernando la carga.

—¡Princesa! —besa su mejilla haciendo ruido y victoria ríe por el gesto de su papá.

Llega Domitila y toma las bolsas.

—Gracias, llévalas al cuarto que va a ser de los mellizos por favor —termino de entrar serrando la puerta, ella asiente y desaparece de la sala.

—Mi amor —Fernando camina hacía mí con Victoria en brazos.

Al llegar a mí, me besa y victoria suelta una risita haciendo que nos separáremos y riamos con ella, mi niña tiene una risa contagiosa.

—¿A qué hora llegaste? —pregunto luego de reírnos y vamos a sentarnos.

—A las 4:00 p.m. Hoy sólo trabajé medio tiempo —baja a victoria.

—Uhmm ya —me siento en el sillón.

—Aby, ¿pasa algo? Te noto tensa y pensativa —se sienta a mi lado y toma mi mano.

—Es que... Hoy me encontré con... Con Leonardo —respondo y Fernando aprieta su mandíbula, en eso llega Domitila.

—Domitila, llévese a Victoria un momento por favor — Domi asiente y obedece —¿Qué quería? —pregunta serio.

—Que lo perdonara y conocer a victoria —Fernando hace un puño con su mano.

—¡Ahora sí la quiere conocer! Ahora sí le importa, ¡maldito desgraciado! — se pone de pie casi gritando y me sobresalto.

—Fernando cálmate, por favor —lo tomo por el brazo.

—¿Qué le dijiste? —se suelta de mi agarre.

—Que no me buscara y que Victoria sólo tiene un papá y ese eres tú —se tranquiliza y me abraza, pero antes besa mi frente.

—¿Sabes qué te amo? —pregunta separándose de mi.

—Sí, lo sé —nos besamos.

En eso llega Victoria y salimos al jardín a jugar un rato con ella, hasta que se queda dormida. Fernando la carga y la acuesta, mientras yo me doy una ducha. Al salir, me pongo la pijama y me acuesto, unos minutos después entra Fernando y se acuesta a mi lado.

—¿Ya la acostaste? —pregunto mirándolo.

—Sí —me besa apasionadamente.

Nos separamos por falta de oxígeno y porque los mellizos hacen acto de presencia, Fernando sube mi blusa y comienza a acariciar mi vientre.

—Ya quiero que nazcan —pongo mis manos en mi vientre, al tacto me dan una patadita.

—Yo también —responde y se queda mirando mi vientre —¿Cómo los vamos a llamar? —pregunta.

—No sé, no lo había pensado aún.

—¿Qué tal si el niño se llama Taylor? —me mira.

—Me gusta ese nombre, Taylor Miller Jhonson, suena bien —sonríe.

—Gracias hermosa, siempre quise que mi primer hijo se llamara Taylor.

—Y yo que mis hijas llevaran los nombres, Victoria y Alisson —él asiente.

—Entonces los mellizos se llamarán, Taylor y Alisson Miller Jhonson —hace un ademán y yo me río.

—Sí, y ya vamos a dormir, hoy fue un día ajetreado y estoy muy cansada —asiente y nos acomodamos en posición de cucharita.

Al pasar unos minutos me quedo dormida.

* * *

Al día siguiente....

Me despierte gracias a unas manitos y besos en mi cara.

—Má, espeta —dice mi hija aplaudiendo y riendo.

—Sí princesa, despertamos a mami — Fernando besa su frente.

—Que bonito despertar así —me siento en la cama y mi hija me abraza.

Beso su cabeza.

—Te amamos mucho mi princesita — dice Fernando y mi hija aplaude haciéndonos sonreír.

Luego comienza a hacerle cosquillas y mi hija ríe a carcajadas. Yo solo los veo con una sonrisa de oreja a oreja.

Después de esa linda escena Domitila se lleva a Victoria para bañarla mientras nosotros nos bañamos. Al salir de esa refrescante ducha, me pongo un pantalón holgado, una blusa violeta y unas sandalias, me maquillo y me hago una coleta alta. Miro el reloj y son las 11:30 a.m. Hoy Fernando no trabaja y nos va a llevará a almorzar, bajo y me encuentro con mi princesa sentada en el sillón viendo televisión.

—¿Papá? —pregunta al verme.

Voy a responder pero unas manos en mi vientre me interrumpien.

—Aquí estoy —Fernando besa mi mejilla, en eso tocan el timbré. 

Domitila sale de la cocina y abre la puerta, al abrir vemos a Leonardo.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Fernando y me suelta para acercarse a donde se encuentra Leo.

—Hija, ven —Victoria camina hacía mí y me agarra de la mano.

—Vine a ver a mi hija —responde firme.

—¿Y quién dijo que la ibas a ver? —pregunta Fernando acercándose amenazadoramente.

—Fernando por favor — Victoria se aferra más a mí.

Sé que tiene miedo, ella siente la tensión en el ambiente y nunca había visto a su padre así.

—¡LÁRGATE DE MI CASA! —grita Fernando haciendo que Victoria comience a llorar.

—Y si no quiero, ¿qué? —grita Leonardo y Fernando lo golpea, pero Leonardo no se queda atrás y se la devuelve.

—¡Fernando basta! ¡separense por favor! —grito y Domitila carga a la a la niña que está llorando.

Llegan el jardinero y Azael a separarlos.

—Hermano tranquilo, mira como están tu mujer y tu hija —dice Azael tranquilizándolo y Fernando le hace caso.

—¡Vete! —grita Fernando, un poco más calmado.

—Llevátelo Jaime por favor —digo y Jaime comienza a sacarlo.

Antes de irse nos grita.

—¡Algún día me voy a vengar y voy a ver a mi hija, sino me dejaron por las buenas, será por las malas! —grita y luego Jaime lo saca.

Un Pedacito De Mí Donde viven las historias. Descúbrelo ahora