Ni bien salió de aquel lugar que antes consideraba su nido de amor, corrió lo más fuerte que pudo, sin rumbo, hasta que se alejó lo suficiente. Frenó un poco para recomponerse, caminó lentamente, mientras recuperaba el aliento. No era la mejor en clase de educación física, pero podía correr al menos.
Miró a su alrededor para ver en donde estaba, pero no reconocía el lugar. Comenzó a caminar más rápido, pero aún sentía dolor. Al llegar a la esquina, descubrió que estaba bastante cerca de su casa, así que volvió a correr. Quería llegar y encerrarse lo más rápido posible.
«Duele. Si sólo pudiera correr más rápido... Ah, es cierto. No necesito contenerme más.» pensó Millie.
Ella aumentó su velocidad y se encaminó a su casa. Sin embargo, ella estaba muy aturdida y no notó lo que era obvio. Al doblar se chocó fuertemente con un chico. Si, por alguna razón era el mismo, el observador. Ella se tambaleo y él la sujetó para que no se cayera.
Él la reconoció al instante, sabía que era ella, aunque se veía diferente. Su sonrisa se había extinguido, y sus ojos avellana no tenían brillo. Entonces se dio cuenta. Era la primera vez que ella lo veía a los ojos. ¡Lo estaba viendo!
Millie solo pudo verlo por un segundo antes de perder el conocimiento.
—Oye...Millie...
Esas palabras fueron lo último que consiguió oír.
El chico la sujetó y la llevó al hospital. Ella no había comido nada y había sufrido un colapso mental.
—Despertará en unas horas, cuando lo haga, asegúrate de que coma algo. —dijo el doctor mirando una planilla.
—Gracias doctor. —dijo el chico.
—Es raro cuando llamas a tu propio hermano doctor... Pero gracias por hacerlo, Leo.
—Ella estará bien, ¿Cierto? —preguntó Leo, mientras mantenía su mirada fija en Millie.
—Sí, tranquilo. Estará bien—soltó con una sonrisa—. Aunque quisiera saber por qué terminó así.
—Yo igual quisiera.
Su mirada era muy profunda, como si intentará descifrar un puzzle de los más complicados. Millie le daba curiosidad, era extraña, tenía una fachada que no se adaptaba del todo a ella. Eso de ser tonta, anti-deporte, ilusa, no encajaba en el rompecabezas. Había algo que faltaba y él no sabía que era. A pesar de que llevaba tiempo observándola no conseguía entenderlo.
Había un motivo para ello: Millie era muy buena engañando a las personas. Pronto todos, incluido Leo, se enterarían de esto.
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Let's Fly
JugendliteraturMillie vivía en una burbuja perfecta, rodeada de sus buenas amigas y al lado del chico que amaba. Era su forma de escapar de la realidad que la rodeaba. Sin embargo, un acontecimiento la obliga a despertar de su vida de ensueño. Su burbuja de felici...