Capítulo 29

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Millie llevó a Rose hasta el baño y esperó un rato hasta que se tranquilizara. No quería ayudarla, no quería tener nada que ver con ella, pero aun así se quedó allí.

Después de media hora, se calmó un poco y se lavó la cara. Miró a Millie a través del espejo, quien no se había inmutado para nada, por el contrario, parecía más fuerte que hacía un rato. El muro que había entre ambas era enorme, sólido e indestructible.

—Lo siento, Millie...—dijo con la voz aún quebrada—Siento no haber sido una buena amiga, siento no haberte dicho lo mucho que me gustaba Matt, siento haber sido una perra contigo—Millie la miraba atentamente—. Siento haberte dañado, sé que no es algo perdonable, yo tampoco me perdonaría, pero sólo quería decirlo.

—A pesar de que no estamos al mismo nivel, yo también los engañé—dijo Millie con tranquilidad—, les oculté que mis padres estaban muertos.

—¿Qué? ¿Qué has dicho que...? —Rose se exaltó y se sintió traicionada por un momento—¿Por qué no lo dijiste antes? ¡Quiero saber los detalles!

Millie se sorprendió ante el repentino interés de Rose. Por un momento, se había olvidado de ella y su llanto cesó.

—¿Por qué debería contarte ahora si cuando tuvieron la oportunidad de preguntar no lo hicieron? —Millie no dejaba ver ni una sola emoción en su rostro.

—Yo nunca fui buena para leer a las personas, solo estaba metida en mi propio mundo. Es cierto, no se comparan nuestros engaños...—Rose volvió a verse al espejo—No estás obligada a contarme y tampoco a quedarte aquí.

—No te confundas, no estoy aquí porque me preocupes. Esta ha sido mi buena obra del día. —declaró, mientras se asomaba por la puerta para comprobar que no haya nadie.

Entonces se acercó a donde estaba Rose y le contó lo de sus padres, sin omitir detalles. La joven se quedó asombrada ante la fortaleza de Millie, una que probablemente ella no tenía en ese momento.

Recordó todo lo que había vivido y se le revolvió el estómago.

—Asegúrate de no dejar que te afecten sus comentarios, algunos te echaran su lástima encima y otros su basura, porque así son. —Millie se dispuso a salir, pero Rose la detuvo.

—Hay algo que debes saber...—la miró a los ojos—la razón por la que discutí con Matt, fue por ti—hizo una pausa y luego siguió—. Él aún te ama Millie. Yo lo forcé a hacer cosas que no quería y él lo hizo para protegerte. Siempre pensó en ti...

—Eso ya no importa Rose, lo hizo y estuvo mal. Ya no hay nada que yo pueda hacer por él—Millie abrió la puerta—. Me iré ahora.

Dicho eso, Millie se retiró dejando atrás a Rose. Se dirigió al salón de clases, como si nada hubiera pasado. Ella tenía sus propios asuntos de los cuales estar pendientes.

Por la noche le envió un mensaje de texto al número en la carta, confirmando su viaje. Solo quedaban unas pocas semanas de clases.

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