Millie fue acosada por Lenna y Zoe, querían saber cada detalle. Las dos habían sido compañeras de Leo por mucho tiempo, pero jamás lo habían visto interesarse por nadie. Al menos hasta un tiempo atrás.
Las dos fanáticas de las historias de amor, habían visto a Leo bajo el árbol observando a Millie. Sabían que había un enredo amoroso allí y que la única que no lo notaba era Millie.
Luego de contarles todo, las dos muchachas abrazaron a Millie. La felicitaron y le dieron el visto bueno a Leo. Al fin se habían puesto a salir.
Inesperadamente, un nuevo compañero apareció. Llevaba ausente desde el inicio del curso. Se adentró en el aula en busca de su asiento y notó que estaba siendo ocupado por Millie.
La miró fijamente, instándola a que le diera su asiento, pero Millie estaba cómoda allí. Ella le devolvió la mirada con más intensidad y el chico terminó cediendo. Punto para Millie.
Su nombre era Chris, se había ausentado por diversos problemas. No tenía muchos amigos, solo alguno que otro con el que hablaba y Leo. Su cabello era castaño claro, casi rubio, y sus ojos eran azules. Un chico bastante atractivo o al menos así lo relató Zoe.
Lo que nadie sabía era que aquel chico era el amor unilateral de Lenna. Ella llevaba dos años queriéndolo en secreto, pero nunca había sido capaz de decírselo.
Ahora que había regresado, su corazón había dado un vuelco. Su cara estaba roja, parecía un tomate. Y para mejorar aquello se sentó tras ella.
Millie se dio cuenta de aquel detalle. Notó la expresión que su amiga intentaba esconder. Dirigió su mirada a Chris y notó que estaba clavando su mirada en Lenna. Una mirada profunda, una llena de palabras no transmitidas.
De repente sintió que sus papeles habían sido intercambiados. Había otro lío amoroso escondido en aquella aula.
Leo, por su parte, optó por no verlo. Él era su mejor amigo y no le había contado de Millie. Sabía que le gruñiría en cuánto pudiera.
A penas sonó la campana, Lenna salió del aula apresurada. Necesitaba lavar su cara y calmarse. Millie la siguió al baño.
Lavó su cara, que aún seguía roja. Aquel suceso la había tomado muy desprevenida. Millie le preguntó qué era lo que pasaba allí, aunque ya parecía saber la respuesta.
Su nueva amiga le contó su historia mientras secaba su rostro. Una historia bastante interesante.
Cuando regresaron al aula, se encontraron a Leo siendo regañado por Chris. Normalmente, Leo era de los que ganaban cualquier discusión, pero ésta vez no. El temperamento de Chris superaba al de Leo.
A Millie le agradó saber que tenía un buen amigo. Siempre estaba a su lado y nunca lo había visto con amigos.
Había sido un largo día, lleno de nuevas emociones. Millie optó por regresar sola a casa. Leo y Chris tenían que ponerse al día y ella no quería entrometerse.
Por primera vez en mucho, caminó sola a casa. Todo parecía diferente, más solitario. Ella notó cuán grande era el cambio.
Se detuvo a unas cuadras de su casa cuando se topó con Matt.
Sus ojeras estaban más marcadas que de costumbre, pero al menos no se veía tan mal como antes.
Él la miró detenidamente, estaba sorprendido. Millie ya no solía pasar por ese camino y tampoco andaba sola.
—Siempre me pregunté por qué...—Millie lo miró e hizo una seña en su rostro—¿Por qué te ves tan demacrado? —Matt la miró sin poder decir nada—Ahora que lo pienso, tampoco te di la oportunidad de explicar nada...
Matt estaba sorprendido ante las palabras de Millie. Ella se veía muy diferente, más cómo ella misma. Le gustaba esa Millie, sincera, fuerte. Más hermosa que ninguna otra. Sin embargo, ya no podía hacer nada.
—Oh... ¡Millie! ¡Querida! ¿Cómo has estado? —dijo la mamá de Matt que venía llegando.
—Bien, gracias...—Millie sonrió.
—¿Quieres ir a casa a cenar? —La señora rebozaba de alegría, pero se calmó en cuanto recordó—Lo siento, tu madre se puede enojar... Les dejaré entonces.
—No, eso no pasará—Millie sonrió y suspiró antes de seguir—La verdad es que mis padres están muertos.
Al oír las palabras de Millie, tanto su mamá como Matt quedaron en shock. Él clavó su mirada en Millie. Ella nunca había dicho nada tan alocado como aquello y no parecía mentir.
Aceptaré una taza de té y con gusto le contaré lo que ha pasado. —dijo viendo a la mamá de Matt.
Para Millie era una forma de disculparse con la madre de Matt, quien la había refugiado en su hogar y le había dado muchos regalos.
Una especie de última cena.

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Let's Fly
Novela JuvenilMillie vivía en una burbuja perfecta, rodeada de sus buenas amigas y al lado del chico que amaba. Era su forma de escapar de la realidad que la rodeaba. Sin embargo, un acontecimiento la obliga a despertar de su vida de ensueño. Su burbuja de felici...