Leo se había quedado sin habla.
Millie se dispuso a contarle la verdad, porque había decidido confiar en él. Leo siempre estaba a su lado, cuidando de ella y haciéndola reír, se merecía la verdad. Y mientras lo contaba, iba recordando los sucesos.
Los padres de Millie, Michelle y Harry, habían pasado por diversos problemas con sus familias. Su matrimonio fue algo apresurado, pero eran felices. Después de un par de años, Millie llegó al mundo. Una hermosa y delicada niña que se parecía a su madre. La criaron con todo el amor que pudieron darle, pero no eran una familia adinerada, por lo que ambos padres tenían que trabajar.
La pequeña Millie se quedaba sola en la casa bajo la supervisión de una amiga y vecina, hasta que uno de los dos padres llegara.
Con el pasar del tiempo, se formaron desacuerdos en el matrimonio. Las peleas se hacían presentes en la vida diaria. Sin embargo, Millie los iluminaba con su sonrisa. Lograban hacer a un lado las diferencias por ella. Sí, todo parecía funcionar bien.
Millie acababa de cumplir catorce años, tenía un par de amigas y había conocido a un apuesto muchacho. Estaba dejando de ser una niña.
Ella oyó los planes de divorcio de los cuales hablaban cuando ella dormía. El hogar que creía perfecto, se estaba desmoronando lentamente.
Esto había afectado mucho a Millie, más de lo que hubiera imaginado.
A dos días de la noticia, Millie cayó enferma. Sus padres estaban fuera de la ciudad cuando recibieron el llamado de su vecina.
Tener que regresar de golpe, poniendo en riesgo sus trabajos, no era algo sencillo. Estaban estresados y el mal clima no ayudaba.
Luego de un par de horas, llegó una llamada a casa de Millie. Sus padres habían tenido un accidente. Mientras discutían en el auto, colisionaron contra una camioneta que venía por el lado izquierdo.
Ese día, Millie se dirigió al hospital bajo la lluvia, vestida de negro, caminando erráticamente. La noticia la había dejado en shock.
Cuando llegó, su fiebre aumentó. Seguía moviéndose por pura inercia. Las enfermeras y los doctores, el bullicio del hospital, los pasillos blancos. Millie se hallaba sola, débil y sin saber nada sobre qué pasaría con ella o sus padres.
De un momento a otro, perdió la conciencia y se desplomó. Todos los ruidos habían cesado. Hubiera sido genial si todo eso fuera una pesadilla.
No lo era.
Millie despertó tres días después. El cansancio por no haber dormido bien, la fatiga y el shock. Todo le cobró cuentas a Millie en aquel momento.
Al despertar, pensó que todo había pasado. Cuan equivocada estaba.
No tardó en notar que seguía en el hospital. Había una enfermera revisando el suero que enseguida salió a llamar al doctor.
Éste la revisó para asegurarse de que todo estuviera bien y entonces le dijo a Millie lo que había pasado.
Su padre había muerto al instante y su madre murió mientras Millie dormía en el hospital.
El impacto emocional que esa situación había tenido en Millie era indescriptible. Una tía que vivía en otro país se había hecho cargo de todos los gastos. También le mandaba dinero a Millie para sus gastos mensuales.
Ella volvió a ver a sus amigos después de un mes. Sabía que si les contaba tenía que admitir que todo aquello había pasado y que no podía manejarlo. En su lugar, dijo que sus padres se habían divorciado y que su madre había enloquecido. Para su suerte, a sus amigos no parecía importarle mucho, por lo que decidió fingir. Ella podría ser feliz así fuese con mentiras.
La casa de Millie, ahora casi vacía, sufrió la pérdida junto con Millie. Ella sentía dolor al estar allí sola, así que huía a las casas de sus amigos.
Había creado la burbuja perfecta.
Hasta qué lo de Rose y Matt ocurrió.
Millie tuvo que desechar toda esa burbuja y afrontar su propia realidad. Fue tan difícil como años atrás, pero esta vez sería diferente. Millie sería más fuerte.
—Ahí es donde aparezco yo... ¿Cierto? —preguntó Leo una vez que terminó el relato.
—Si. Me ayudaste Leo, gracias. —dijo con una sonrisa.
El peso en los hombros de Millie se había aliviado un montón. Ella se volvió a recostar y se durmió lentamente mientras observaba la cálida sonrisa de Leo.
Lo malo había pasado, ahora era momento de seguir adelante y aunque más tormentas aparecieran, ella les haría frente. Ya no estaba sola.

ESTÁS LEYENDO
Let's Fly
Teen FictionMillie vivía en una burbuja perfecta, rodeada de sus buenas amigas y al lado del chico que amaba. Era su forma de escapar de la realidad que la rodeaba. Sin embargo, un acontecimiento la obliga a despertar de su vida de ensueño. Su burbuja de felici...