Capítulo 8

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Leo detuvo a Millie cuando salió del colegio, tenía muchas preguntas que hacerle y ella parecía no tan dispuesta a responder.

Sus miradas se cruzaron por unos segundos, como si hablarán a través de ellas.

Para Millie, él era una persona rara. Algo en Leo era distinto a los demás.

—¿Realmente estás curioso sobre mí? —preguntó Millie.

—Se nota en mi cara, ¿cierto? —soltó sonriente.

—Sí, pero no eres el único. Yo también estoy curiosa sobre ti.

Oír esas palabras hicieron que Leo se emocionara aún más, esa chica le resultaba muy interesante.

—Han pasado muchas cosas, pero ya estoy de regreso.

—¿Tienes tiempo? —preguntó Leo.

Millie sonrió levemente, respondiendo a su pregunta.

Matt los observaba de lejos. Aún no podía creer que aquella fuera Millie. No era la chica que se refugiaba en él cuando sus padres peleaban, ni la chica que creía ciegamente en sus amigas y su novio, ya no. Y todo eso era gracias a él. Entendía lo que Leo le había dicho, pero sentía que había intenciones ocultas en sus palabras.

Millie se dirigió a la salida y pasó por al lado de Rose, quien venía revisando su celular. Millie la miró de reojo y siguió su camino. Rose se detuvo más adelante y se volteó, pero ella ya no estaba a la vista.

Ninguno de ellos se imaginaba lo que pasaría luego. El último año escolar, el que todos esperaban que fuera tranquilo, estaba a punto de dar un vuelco.

Al día siguiente, la chica de pelo anaranjado entró al aula, esta vez uniformada. Se sentó en su lugar de siempre y las clases comenzaron.

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