Capítulo 6

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A la mañana siguiente, Millie despertó en el hospital y lo primero que vio fue a una enfermera trayéndole el desayuno. Lo último que recordaba era que se había golpeado contra alguien.

Una vez que la señora de blanco se fue, miró a su alrededor para ver si alguien la estaba acompañando, pero se halló sola otra vez.

Aprovecho a desayunar ya que no había comido en un buen tiempo y, si bien no tenía hambre, necesitaba recuperar sus fuerzas para poder regresar a su casa. Ni bien terminó, se incorporó y notó que todavía traía su uniforme. Abrió la puerta de la habitación, dispuesta a irse antes de que otra enfermera llegara, pero sus planes se vieron frustrados al chocarse con Leo, quien venía de hablar con su hermano.

—Lo siento...—musitó Millie.

Lo observó con minuciosidad, tenía cabello castaño y ojos verdes, era bastante atractivo y su cara le resultaba familiar, pero no sabía quién era él.

—Veo que estás mejor y que has recuperado tu apetito. —dijo Leo señalando la bandeja y la taza vacía.

No tenía ganas de contradecirle, eso implicaría tener que decirle sobre su situación, por eso mismo asintió y le agradeció por haberla ayudado. Leo notó que algo en ella era distinto, la chica que se ilusionaba y sonreía de la nada no aparecía.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó Millie—Siento que te he visto antes pero no recuerdo bien.

—Es cierto, aún no te dije mi nombre. Soy Leo. —señaló, haciendo una mueca, algo parecido a una sonrisa.

—Leo... Yo soy...

—Millie. Tu eres Millie...—Esta vez su sonrisa si parecía una sonrisa.

Ella lo miró sorprendida. Él sabía su nombre, la conocía, pero ella no lo recordaba. Entonces Leo le mostró su chaqueta y ella notó que tenían el mismo uniforme. Iban al mismo colegio.

Leo la miraba detenidamente como ella se daba cuenta e intentaba deducir algo más de aquello.

—Vas a la clase de al lado...—afirmó Millie.

Leo se sobresaltó. Ella sabía eso, pero él no entendía por qué.

Millie era, sin duda, una caja de sorpresas.

El doctor entró al cuarto y rompió el hielo con una gran sonrisa. Ambos se vieron obligados a prestarle atención.

Después de revisarla, la dejó irse a casa. Ella sabía que su madre le gritaría si volvía, pero debía hacerlo de todos modos.

Leo se ofreció a acompañarla, sin embargo, Millie lo rechazó. Su rostro apagado le daba un mal presentimiento. Algo le decía que no la volvería a ver por un tiempo y cuánta razón tenía.

Después de eso, Millie desapareció. No regresó a laescuela, ni pudieron contactarla desde entonces.    

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