Distracciones

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Narra Layla

Abrazo a Nick con todas mis fuerzas. Al separarnos el me toma del rostro, y junta nuestros labios. Lo beso de vuelta sabiendo que quizás sea nuestro último beso en un largo tiempo. Nick algunas veces no era mi persona favorita, pero nos divertíamos juntos y saber que repentinamente tenía que marcharse me hacía sentir de cierta manera triste.

—No olvides llamarme. —Dice tomando mi mano.

—No lo haré. —Simulo una sonrisa. El besa mis labios una vez más. Antes de que profundice más el beso, me separo.

—No me olvidaré ni por un segundo de ti. —Responde y sé que está mintiendo. Nick era un mujeriego sin causa que le gustaba jugar el papel de caballero.

—Que tengas un lindo viaje. Disfruta mucho Europa. —Le digo despidiéndome. El toma sus maletas y se dirige hacia la sala de espera. Antes de entrar, me lanzo un beso y un guiño, seguido de eso desaparece.

Suspiro sintiendo un enorme alivio y un peso fuera de mis hombros. Tenía miedo de que Nick realmente se estuviera empezando a enamorar de mí. Lo apreciaba, pero no nos encontrábamos en la misma página. Antes de poder hacer algún movimiento, siento una mano sobre mi hombro que me hace voltear con brusquedad. Parker se encontraba aquí. Tenía el rostro completamente rojo de furia. Sabía que intentaba controlarse por que puedo notar como sus facciones se encuentran tensas y su ceño fruncido.

—¡No puedo creer que hayas hecho esto, Layla! —Me dice con un tono fuerte mientras me toma del brazo como si fuera una niña pequeña que merecía ser regañada.

—En primera, no me toques. —Digo soltándome de su agarre con brusquedad. —En segunda, yo hago lo que se me plazca. ¡Tú eres quien debe seguirme todo el tiempo!

—¡Cómo rayos esperas que te siga si no me dices a dónde vas! —Dice con la misma frustración.

—¡Ese no es mi maldito problema! Es tu trabajo, no el mío. —Contesto de mala manera haciéndolo enfurecer más. —Además, no es mi culpa que seas un incompetente.

—No permitiré que me faltes al respeto. —Responde con la poca cordura que le queda. Me acerco y sonrío con malicia. Nuestros rostros se encuentran tan cerca que puedo sentir su aliento chocar contra mi mejilla.

—Cuando dije que nos divertiríamos no bromeaba. Así que disfruta el juego, cariño. —Digo apartándome de él con un empujón y caminando hacia la salida del aeropuerto.

-...-

Al llegar a la casa, para mí mala suerte mi papá se encontraba en la entrada. Él nos mira con incredulidad en su rostro. Nos dice que nos dirijamos hacia la sala de estar. Estaba segura de que Parker no cerraría la maldita boca y lo soltaría todo. Mi papá se enfadaría.

Mientras Parker hablaba, intente interrumpir varias veces, pero mi papá no me permitió hablar ni una sola vez para poder defenderme. Matare a Parker después de esto. Después de que Parker por fin termino de hablar, mi padre me miró claramente molesto.

—Yo no tenía idea de que Parker fuera lo suficientemente idiota como para pensar que dejaría el país. —Murmuro cínicamente.

—No te permito que hables de esa manera, Layla. —Me regaña mi padre. Puedo notar como Parker está disfrutando esto, ya que una sonrisa burlona se escapa de sus labios. —Parker no sabia donde te encontrabas y porque te habías ido.

—¡No lo defiendas! —Digo indignada. —El es mi guardaespaldas, se supone que debe estar capacitado para este tipo de cosas.

—¿Te refieres a una niña mimada y desconsiderada? —Dice mi papá. No respondo. Jamás me había hablando con tanta decepción y enfado. —Estas castigada.

MI GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora