FlashbackNarra Layla
Ojalá pudiera reconocerme, pero no soy más que un caparazón. Un cuerpo sin corazón y sin ningún rastro de humanidad. Por más que quisiera, no podía lograr estar en sintonía con mi cuerpo. Era como si mi mente me hubiera abandonado por completo dejándome a mi suerte.
Por un breve momento, analizo todo lo que veo frente al espejo. Habían cortado mi cabello, ahora se encontraba por encima de mis hombros. Mi rostro se veía más delgado y pequeño. Las ojeras alrededor de mis ojos eran bastante profundas. Mis labios habían perdido por completo su color. Mi propio reflejo era absolutamente irreconocible para mí.
Entrecierro mis puños, y enseguida los estalló contra el espejo. Un fuerte sonido retumba en mis oídos mientras las astillas comienzan pinchar mis nudillos. La sangre comienza a caer con rapidez a través de ellos dejando un rastro a mi alrededor. Mis heridas son profundas. Se supone que debían doler. Sin embargo, se siente como si finalmente pudiera respirar.
Una sonrisa se dibuja sobre mis labios. Una escena bastante maquiavélica. Puedo escuchar como las enfermeras comienzan a forcejar la puerta. Me gritan que quite el seguro, pero decido ignorar sus peticiones. Me recuesto en el suelo mientras observo la sangre hacer su recorrido por mis brazos hasta llegar a mis piernas. Simplemente permanezco ahí. Observando.
—¡Layla! ¡Por favor abre la puerta! —Gritan con fuerza mientras intentan derribar la puerta. Patético. Dejó salir un largo suspiro. Así es como se supone que debía ser. Así es como se supone que debe terminar.
—¿Qué ocurre? ¿Qué ha pasado? —Escucho esa voz extrañamente familiar. Su tono desesperado me confirma que es él.
Mi visión comienza a nublarse. Todo comienza a dar vueltas. Mi cuerpo se siente cada vez más pesado. Caigo contra el suelo sintiendo como la respiración se atora en mi garganta. Lo único que soy capaz de percibir es el fuerte sonido de la puerta siendo derribada frente a mí. Mis ojos comienzan a cerrarse en cuanto siento unos fuertes brazos sostenerme y levantarme del suelo.
-...-
Las enfermeras terminan de curar mis heridas y envuelven mis muñecas en un vendaje que permitiría que la sangre deje de correr. Toda la situación me parecía absurda. Yo había matado a una persona a golpes y sin embargo, estas personas hacían todo para poder salvarme. Alexander me mira desde el otro lado de la habitación. Me mira como si no pudiera reconocerme y la verdad es que yo ya no soy la misma de antes. Ya no soy la misma chica de la cual se enamoro.
No tengo idea de la gravedad de mis heridas, pero ni siquiera me importa. Empujó a las enfermeras con las pocas fuerzas que me quedan. Me levanto de la cama y en cuanto quiero atravesar la habitación para poder escapar, Alexander me sostiene con fuerza. Forcejeo contra su agarre mientras observo las vendas alrededor de mis muñecas mancharse de rojo nuevamente.
—¡No puedes hacer esto, Layla! ¡No después de todo lo que hemos hecho para salvarte! —Sus palabras están llenas de enojo y decepción.
—¡Yo no te pedí que me salvaras! —Le gritó mientras continuo luchando contra su agarre. Él me arroja contra el suelo. Su cuerpo enseguida se encuentra encima del mío mientras sus manos me sostienen por ambos lados de mi cabeza. —¡Ese nunca fue el plan! ¡Suéltame!—Admito por primera vez en voz alta. Él niega como si mis palabras no tuvieran sentido.
—¿Cuál era el plan entonces? —Me pregunta con rabia, pero él ya sabía la respuesta.
—¿Cómo puedes mirarme? —Le preguntó dejando de luchar. Mi voz se quiebra ante el pensamiento. —¿Cómo puedes soportar tocarme?
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MI GUARDAESPALDAS
RomanceLayla Jones no solo es una chica rica de Los Angeles, también es la hija de uno de los empresarios más famosos y poderosos del país. Después del atentado sucedido en su cumpleaños, su padre sabe que Layla corre grave peligro y el único indicado para...