Dos palabras

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Narra Layla

Las pocas horas de sueño fueron suficientes para recargar la batería que necesitaba mi cuerpo. Victoria es la primera en levantarse, abre las cortinas de la habitación permitiendo que la luz mañanera invada toda la habitación y nuestros rostros. El pequeño demonio cubre su rostro con una almohada mientras se queja del sol. Yo restriego mis ojos y me levanto al igual que Victoria.

—Hoy es un día muy especial para las dos. —Dice mi hermana con emoción mientras me abraza. —Parker ha salido con Luke a verificar que todo se encuentre bien para esta noche.

—Creí que pasaríamos todo el día juntos. —Digo desanimada mientras frunzo el ceño.

—Vendrá por ti después del almuerzo y podrás pasar toda la tarde con él. —Dice Victoria rodando los ojos como si yo fuera una exagerada. —Me parece genial, necesitas ducharte y arreglarte.

—Gracias por el recordatorio. —Contesto sabiendo que probablamente tiene razón. —¿Entonces cómo está el itinerario del día de hoy?

—Yo estaré arreglando todo para mi celebración en el club. —Hace una pausa y me mira con amenaza. —Recuerda que a las diez en punto deben estar en el club para celebrar mi cumpleaños a media noche.

—No se me olvidara. —Prometo sabiendo que no hay manera en que se me pudiera olvidar el capricho de mi hermana.

Yo procedo dirigiéndome hacia la ducha dispuesta a darme un baño relajarte y bien merecido. Cuando concluyó y me miro en el espejo, puedo ver cómo mi piel limpia y sin una gota de maquillaje se ha convertido en mi rutina diaria. Miro la pequeña bolsa de Victoria donde se encuentra su maquillaje, una bolsa que lleva a todas partes. La sostengo y reviso su contenido dispuesta a maquillar mi rostro. Cuando comienzo a cubrir mi piel con la base de maquillaje, enseguida tengo flashbacks míos donde solía maquillarme todos los días frente al tocador de la que solía ser mi habitación.

Mi maquillaje es ligero, pero la diferencia es bastante notable. Luzco más fresca y mucho más viva. Sonrió para mí misma mientras concluyó con un labial rosa que hace destacar mis labios mucho más. Suelto mi cabello dejando caer esas ondas salvajes naturales que tanto me encantaban. Permanezco frente al espejo por un par de minutos más mirando mi reflejo, realmente me gustaba y había extrañado tanto lo que era sentirse así. Salgo del baño y me colocó un vestido casual y perfecto para mí salida con Parker.

Cuando me dirijo hacia la sala de estar, enseguida me percato de la presencia de Nick en el sofá. Se encuentra comiendo restos de la comida de anoche. Cuando me mira, una sonrisa aparece sobre sus labios. Me acerco a él y me colocó a su costado, su cercanía después de tanto tiempo se sentía diferente. Ambos habíamos cambiado tanto en tan poco tiempo.

—Estas radiante, Layla. —Dice mirándome con esos ojos claros que solían ser mi única seguridad. Me ofrece de su plato de comida como solía hacer siempre. La nostalgia me invade.

—¿Qué te parece si aclaramos las cosas de una vez por todas? —Le preguntó dejando el rencor de lado, dispuesta a dialogar con una de las personas que siempre significa algo importante para mí.

—Quise darte tu espacio, no insistí por qué estoy consiente de que todo por lo que estas pasando es mucho más importante que lo que sucedió entre nosotros. —Dice con una mirada llena de culpa.

—No pienses ni por un minuto que no eres importante en mi vida, lo eres y créeme que la manera en que terminaron las cosas entre nosotros...  —Un nudo comienza a formarse en mi garganta. —Sé que me equivoque mucho y arruine lo más importante que teníamos que era nuestra amistad.

—Te amé mucho, Layla. —Dice con un tono firme, pero sin la mirada desolada que me había dado aquel día, como si se hubiera recompuesto. —Lo he hecho por tantos años que... Me aferré a lo único que ha sido verdadero y constante en mi vida.

MI GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora